LEVÍTICO PARTE I/ LA REGULACIÓN DE LOS SACRIFICIOS/ CAPÍTULO 5

Pues bien, el que se haya hecho culpable de alguna de estas cosas, confesará su pecado y como ofrenda de purificación por el pecado cometido presentará al señor una hembra de sus rebaños; una oveja o una cabra. De esta manera el sacerdote hará expiación por el pecado de esa persona.

El capítulo 5 de Levítico habla de pecados que son cometidos contra Dios y contra el prójimo pero que no lo han sido de modo intencional. Tiene todo el sentido pues en ocasiones nuestras acciones no tienen una motivación o intención errónea y, sin embargo, el resultado no es el esperado. Ya el salmista le pidió al Señor ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos (Salmo 19:11-13) 

Esto nos invita al hábito de la reflexión personal sobre nuestro estilo de vida, a la necesidad de pararse con cierta frecuencia y valorar cómo estamos viviendo y tratar, en la medida de lo posible, de percibir nuestros propios errores, aquellas cosas que cuando las hicimos o las dejamos de hacer no nos parecieron incorrectas pero que después, vistas con perspectiva, adquieren una nueva dimensión.

Pero dado que nuestra capacidad de reflexión es limitada y viciada por definición también necesitamos poner nuestra vida bajo la observación del Señor, como indicaba el salmista, para que eche luz sobre aquellas áreas, intenciones, motivaciones, acciones y omisiones que nos están ocultas.

Finalmente, tengamos la humildad de aceptar la retroalimentación de aquellos que se han sentido ofendidos, heridos, afectados por nuestras conductas o actitudes aunque la motivación no era hacerles ningún mal. Aceptemos su información y pidamos perdón por el daño hecho aunque no haya sido intencionado.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.