Librados del Eperador y del pecado

Gracias al Sacrificio expiatorio de nuestro Señor Jesucristo, y por medio de su< ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />


muerte, el Emperador de la muerte, esto es, el diablo, ha sido destruido, y nunca más tendrá poder sobre nosotros. Gracias a < ?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" />la Preciosa Sangre derramada por Cristo el Cordero de Dios, ahora , todos los que creen en él, y en su Nombre, pueden venir a lavarse de sus pecados en la Sangre preciosa , y una vez lavados y limpiados por su Sangre, el Emperador de la muerte, el diablo, ya no tiene más poder sobre ellos, porque él, el diablo, manifiesta su poder por medio del pecado; pero los que han venido a Cristo y se han limpiado de sus pecados , son librados del poder del mortífero Emperador , el cual operaba en las vidas de las personas por medio del pecado, el cuál pagaba a las gentes con la muerte.
Pero gracias al sacrificio de Cristo, y a su Sangre bendita que nos limpia del pecado, somos liberados del poder del Emperador de la muerte , el cual solo podía producir en nosotros la muerte por medio del pecado; pero librados de nuestros pecados por la muerte de Cristo y por su Sangre derramada, todos los que acuden a él con un corazón sincero, y dejan que el los limpie con su Sangre, y los llene de su Espíritu, no volverán a estar nunca más a merced del Emperador de la muerte, porque al estar limpios de sus pecados, él no tiene ninguna potestad sobre los limpios para producir en ellos la muerte, porque el pecado ha sido destruido por el poder de la Sangre, y ya no puede pagar con la muerte porque ya no existe.
En Cristo Jesús se nos anuncia perdón de pecados y el don del Espíritu Santo dijo Pedro: ( Hechos 2: 38 ). Por lo tanto nadie debería desechar éste magnífico don que Dios el Padre nos ofrece por medio de su Santo Hijo. El cuál por medio de su sacrificio expiatorio y del derramamiento de su Sangre, nos ha librado para siempre del poder del Emperador de la muerte. ( Hebreos 2: 14 ).
Así que dado que Nuestro Señor murió por todos , lo hizo , para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos, haciéndoles unas nuevas criaturas , y librándolos de las cosas viejas , y mayormente de la naturaleza pecaminosa carnal , para que el Emperador de la muerte , no vuelva a tener ninguna autoridad, ni ningún poder sobre ellos, y alcancen en Cristo la Vida eterna.
Vivamos por lo tanto lo que nos resta en la carne, para Aquel que nos limpió de nuestros pecados con su Sangre, librándonos de la muerte para siempre.

A él sea la Gloria y el Honor por siempre . Amén
Con amor,

TATIS

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