Lo que usualmente «nos mata» realmente no nos mata, lo que si nos mata es nuestra reacción a lo que decimos que nos mata o lo que nos causa lo que decimos usualmente que nos mata (¡sí! un bosque: mata, mata, mata…).
Si lo piensas bien: La economía no «mata», te mata tu actitud hacia la economía. Que te deje tu novia o tu novio no mata (¡cuántos muertos si fuese así!), es como decides reaccionar a eso que te mata. Hay veces que mucha gente con cáncer no muere de cáncer sino del down que le causó la noticia. Otra vez: a veces el cáncer no mata sino tu reacción hacia el cáncer te mata. Hay ciertas situaciones que tienen ese poder de causarte una terrible sensación de querer morir, a veces lo logra, pero…
Eso debe dejarnos pensando: ¿con qué actitud saldremos hoy a la calle, estaremos en el trabajo, nos relacionaremos con otros y manejaremos las malas noticias? Si lo que nos mata pasa dentro de nosotros, ¿por qué no pasar un poco más de tiempo organizando nuestro interior? ¿por qué no darnos cuenta que si es nuestra reacción que nos mata está de nuestra parte como reaccionamos a eso?
Hubo un hombre que dijo «¿Le añadirías unas pulgadas a tu estatura con tan solo preocuparte? Si te preocupa tanto tu apariencia, ¿podrías cambiarla tan solo preocupándote por ella? ¡No te preocupes!» Es quizás de las cosas más sabias que puedes hacer hoy: hazle caso a Cristo para que lo que no te mata no te mate.
¡Qué tengas buen fin de semana!
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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Foto Cortesía de Thomas Hawk
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