NOS CONOCERÀN POR NUESTRO FRUTO

Una vez, mi esposo y yo estábamos en Florida, y vi un árbol que me pareció muy atractivo. Pregunté:  “¿Qué clase de árbol es ése?”,  pero antes de que nadie pudiera contestarnos, vi naranjas que comenzaban a asomar en sus ramas, y me di cuenta de que era un naranjo.  Lo conocí por sus frutos.

Jesús enseña en Mateo 7:20  que conoceremos a la gente por sus frutos.  Déjeme animarlo a que examine su propio fruto para ver si es bueno.  Lo hice en mi propia vida y descubrí que era como un manzano que se pasaba todo el día diciendo:  “¡Soy un manzano!  ¡Soy un manzano!”,  pero nunca producía manzanas.

Los creyentes suelen llevar signos exteriores de su cristianismo en un intento de compartir su fe.   Los adhesivos en los parachoques de los automóviles son un buen ejemplo.  Esos signos dicen que los conductores son cristianos, pero  ¿qué clase de fruto dan ellos en el tránsito?  ¿Obedecen los límites de velocidad o los exceden?  ¿Cómo reaccionan con otros conductores, especialmente los que les cortan el paso mientras circulan?  Sus acciones son verdaderos signos de lo que son.

Usted y yo llevamos grandes Biblias, usamos bisutería cristiana, y exhibimos grandes colecciones de libros cristianos en nuestras casas, pero y seguimos sin producir ningún buen fruto.  Debemos interesarnos en producir el fruto del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo está interesado en èso. Uno de sus principales propósitos al hacer su morada en nosotros es desarrollar contìnuamente su fruto en nosotros y mostrarlo a través de nuestra vida.

En Juan 15,  Jesús compara nuestra relación con ÉL con una planta viviente.  ÉL es la Viña, nosotros somos las ramas.  Aunque no se lo diga en Juan 15, podríamos decir también que el Espíritu Santo es el Jardinero que nos poda y cuida que las malezas que hay en nosotros no ahoguen el fruto.

Dios ha plantado un jardín en cada uno de nosotros (1 Corintios 3:9)  y ha asignado alEspíritu Santo el trabajo de Jardinero.  Un jardinero ayuda en la producción del fruto.  Èso es lo que el Espíritu Santo fue enviado a hacer en nosotros: ayudarnos a dar buen fruto.

Examine regularmente su propio fruto.  Si encuentra algo enfermo o podrido, pida al Jardinero que lo ayude a eliminarlo y producir una nueva cosecha.   ¡ÉL lo hará con muchísimo gusto!

(Dra. Joyce Meyer)

Angela Rosa roja

Filed under: General


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.