Orfa y Rut.

(El Señor dice:) Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas. – Deuteronomio 30:19.

• Sin fe es imposible agradar a Dios. – Hebreos 11:6.

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Orfa y Rut, dos jóvenes moabitas, se casaron con dos hermanos pertenecientes al pueblo de Israel, pero que vivían en el país de Moab. En el círculo de su familia fueron puestas en contacto con el Dios vivo, e incluso después de la muerte de sus maridos ellas vivieron con su suegra, hasta el día en que ésta decidió regresar a su país Israel.

Orfa amaba sinceramente a su suegra, pero cuando llegó el momento de decidir, prefirió quedarse con su pueblo y sus falsos dioses. No dio el paso decisivo que la habría introducido en el pueblo del verdadero Dios. Ella nos hace pensar en todas esas personas que viven en contacto con cristianos y reconocen la utilidad de las enseñanzas de la Biblia, pero cuyo corazón no está comprometido. Si uno no toma la decisión personal de poner su fe en Jesús, queda al margen de las bendiciones prometidas por Dios.

Rut, por su parte, manifestó una resolución notable. Su fe y su apego al verdadero Dios le mostraron claramente su camino. Ninguna objeción la hizo vacilar, ninguna dificultad la desanimó. Ella sabía dónde estaba el camino de la bendición y se comprometió a andar por él sin ninguna duda. Dios honró su fe de una manera magnífica, permitiéndole incluso figurar en la genealogía de Jesús. ¡No se conforme con estar entre los creyentes; tome la misma decisión que Rut!