Para ordenar y limpiar una mente sexualizada

por el Dr. Ricky Marroquín, pastor y fundador del ministerio Libres en Cristo

Una de las consecuencias más destructivas de una vida sexual desordenada es la forma como nuestra mente se acostumbra a divagar, a pensar desordenadamente y sin control. Esta manera desordenada e indisciplinada de pensar nos puede traer serias consecuencias a la hora de tener que tomar decisiones en otras áreas de la vida, como en los estudios, trabajo y en nuestras relaciones sociales. Una mente indisciplinada no puede enfocarse en una meta y por lo tanto nos puede conducir a la derrota en lugar de a la victoria, no sólo en nuestra vida sexual. Es por eso que debemos darle suma importancia y aprender a re-entrenar nuestra mente, a la manera de Dios.

Esto se debe principalmente a la manera como nos habituamos a sexualizar nuestros pensamientos en cualquier momento; cualquier idea puede convertirse en una fantasía o deseo sexual. Otro factor que influye es el hecho de que una conducta sexual desordenada y fuera de la voluntad de Dios trae sentimientos de culpa y vergüenza; estos ponen una carga emocional muy grande dentro de nuestra mente, la cual manejamos con… PENSAMIENTOS, es decir, cada vez que viene la culpa o la vergüenza, tenemos que gastar energía mental para luchar contra ella, y esto, como todos lo hemos vivido es… ¡AGOTADOR!

Al empezar a dejar la vida de pecado sexual nos encontramos entonces con dos situaciones de tensión, por un lado la lucha de romper los hábitos físicos, corporales, de la adicción y por el otro, la lucha por aprender a dominar nuestros pensamientos sexualizados.

En este camino hacia la pureza, nos encontramos viviendo una realidad que nunca antes experimentamos, el hecho de que aunque no estemos haciendo lo que hacíamos, ahora nos mantenemos pensando en ello, incluso, en algunos casos, los pensamientos son más frecuentes, más fuertes y los recuerdos más vívidos, que cuando estábamos en actividades reales de pecado sexual.

Esto trae a nuestra vida un sentimiento de desesperación, de desánimo y de derrota. Algunos llegamos a pensar que “nada ha cambiado”, que somos los mismos de siempre, y que seguimos igual. Nada más falso que eso.

¿Por qué no se termina el desfile de imágenes sexuales? ¿Qué pasa? ¿Cómo hacemos para combatirlos?

Quiero comentarte algunas ideas al respecto, y unos consejos.

Para empezar esta lucha, debemos recordar que un pensamiento no es lo mismo que un acto, un pensamiento puede llevar a un acto, pero si lo detectamos a tiempo y lo tratamos a tiempo, no tiene por qué llegar a ser realidad. No estamos obligados a ejecutar lo que nuestra mente está pensando, debemos recordar que no somos ese “yo” que aparece en esas imágenes, esa es una falsedad. Somos hijos de Dios que ahora están actuando de una mejor manera, comprados con Su sangre, y llenos cada vez más del Espíritu Santo.

Necesitamos ser determinados para rechazar la idea de que “no hemos cambiado”; necesitamos en vez de ello, entender y aceptar que estamos entrando en la segunda etapa de la recuperación de una adicción: la renovación de la mente.

El primer consejo que me ha servido a mí para luchar contra mis pensamientos, y que todos podemos aplicar es: APRENDER DE MEMORIA VERSOS DE LA BIBLIA

Esta ha sido una de las armas más efectivas que he experimentado en mi camino de recuperación después del pecado. Memorizar versículos bíblicos podría resultar para algunos infantil o anticuado, pero la Biblia nos enseña lo siguiente,

23 Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz,
Y camino de vida las reprensiones que te instruyen,
24 Para que te guarden de la mala mujer,
De la blandura de la lengua de la mujer extraña.
Proverbios 6

Este y muchos pasajes nos muestran que la palabra de Dios, inundando nuestros pensamientos, son una defensa efectiva contra la tentación y que además nos dan luz y enseñanza, y nos guían por el camino correcto.

Debemos OBLIGARNOS a aprender de memoria pasajes o versículos de la Biblia y repetirlos constantemente, especialmente en el momento en el que detectamos que nuestra mente está divagando, recordando o deseando lo que deseábamos en el pasado, o cuando estamos fantaseando con algo o alguien.

Ahora la pregunta… ¿QUE VERSOS NECESITO APRENDER? ¿CON CUALES EMPIEZO?

Bien, mi recomendación es escoger algunos que sean nuestros favoritos, aquellos versos que nos han hablado en el pasado y los tengamos subrayados en nuestra Biblia.

Si no tenemos idea de por dónde empezar, buscar en el internet es muy útil, podemos hacer una búsqueda escribiendo, VERSOS BIBLICOS CONTRA LA TENTACION, por ejemplo, y veremos un listado de lugares y recomendaciones; yo encontré uno muy bueno en este enlace.

Creo firmemente que cuando queremos encontrar algo, lo encontramos, especialmente si es algo bueno y que agrada a Dios. Yo quiero retarte con estas preguntas:

  • ¿Cuántos versos me sé de memoria?
  • ¿Qué significado especial tienen para mi lucha contra el pecado sexual?
  • ¿Cuando voy a empezar a memorizarlos? (Hoy sería un buen día para iniciar).

En realidad más importante que la cantidad de versículos que memoricemos, es la habilidad que desarrollemos para acudir a ellos cuando los pensamientos sexuales vengan a nuestra mente, y la aplicación que podamos darles, el sentido personal que tengan estos versículos para cada uno de nosotros. Espero que este primer consejo nos ayude a empezar a disciplinar nuestra mente y con ello empecemos a disfrutar de esa paz interior que tanto anhelamos. Hasta la próxima.

Ahhh… se me olvidaba, un buen tip es escribir que escribas estos versos en tarjetas de presentación y las llevemos a todos lados, en la billetera o en el bolso, ¡para poder sacarlas en los momentos en los que nos asalten esos pensamientos!


Comentarios

2 respuestas a «Para ordenar y limpiar una mente sexualizada»

  1. ayuda….! quiero dejar eso

  2. Avatar de Hernán Arias
    Hernán Arias

    Gracias Pastor, su ministerio ha sido de gran bendición para mi vida, hice el curso de libres en Cristo, y confeSÉ mi pecado a un Pastor, respecto a p.&m , pero me dijo que eso se acababa con el matrimonio, hice el curso de libres en Cristo, y con el poder del Espiritu logré victoria por unos seis meses, pero los pensamientos volvieron a conducirme al pecado. Ahora necesito su correo para confesarle a usted porque en mi region, ni en mi iglesia encuentro alguien lo suficientemente maduro espiritualmente para rendir cuentas, por favor ayúdeme, deme su correo, llevo muchos años con este pecado y deseo ser verdaderamente libre para servir al Señor

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