Peleando sólos

«Y descendieron el amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma» Números 14:45.

El pueblo judío ya había escuchado el veredicto divino: por causa de su rebeldíavagarían por el desierto durante cuarenta años antes de entrar a la tierra prometida; pero en ese momento estaban tan cerca, que trataron de conquistarla.

Moisés les advirtió «No subáis, porque Jehová no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos» Números 14:42, aún asi el pueblo hebreo obstinadamente decidio ir a pelear, estaban tan desesperados que no se dieron cuenta de algo importante «pero el arca del pacto de Jehová, y Moisés, no se apartaron de en medio del campamento» Números 14:44 .

¡Ni Dios (representado en el arca), ni su líder estaban con ellos! Así que inevitablemente fueron derrotados

¡Cuántas lecciones en un pasaje tan corto! Voy a enumerar las enseñanzas que veo en estos versículos:

1) Sobre los líderes

Este pasaje es un contraste con el de Éxodo 33, en aquella ocasión Dios le dice a Moisés que su presencia ya no estaría con ellos, así que Moisés le dice «Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí» Éxodo 33:15 (Véase http://efrain-gatuzz.blogspot.com/2010/06/una-historia-que-impacto-mi-vida.html) En esta ocasión el pueblo decide avanzar sin la presencia de Dios y sin escuchar las advertencias de su líder.

Los líderes que Dios ha puesto en nuestro camino son precisamente eso: líderes; son guías que nos orientan en las decisiones que debemos tomar, no son perfectos (nadie lo es) y debemos orar por ellos, pero muchas veces sucede que no escuchamos a nuestros líderes ya que creemos que sabemos más que ellos y terminamos estrellandonos

2) Sobre la obediencia

Si estamos en desobediencia (a la palabra de Dios) no saldremos bien parados. Quizás tengamos buenas intenciones, después de todo el pueblo quería conquistar la tierra que Dios les prometio (así cómo, por ejemplo, nosotros queremos cumplir nuestros sueños), pero, si para conquistar dicha tierra debemos desobedecer a Dios y su palabra, entonces seguramente fracasaremos

3) Sobre la presencia de Dios

¡No podemos olvidar el arca, la presencia de Dios! Un amigo me ha dicho que no entiende esto de la presencia de Dios porque «se supone que Dios se encuentra en todas partes», es cierto esto, ahora, cuando me refiero a la presencia de Dios, me refiero al «respaldo» de Dios, es decir: cuando tenemos la aprobación de Dios en nuestras decisiones. Vamos a ahondar más en esto, Dios no aprueba todas las decisiones que hagamos (así cómo mi propio padre terrenal no lo hace), él es nuestro Padre pero además todo lo sabe, él sabe si una decisión que tomemos hoy (aún si nos parece correcta) puede traer malas consecuencias para nuestras vidas, por eso necesitamos su «presencia», su «respaldo»

Hay algo importante acá, la presencia de Dios no se mide por lo que sentimos: a veces su presencia se manifesta a tal punto que traspasa el mundo espiritual y la sentimos en el mundo natural, muchas de estas manifestaciones se ven en las iglesia y fuera de ella, no podemos evitar llorar de alegría, reirnos, a veces nisiquiera podemos mantenernos de pie ante el peso de su gloria, sin embargo es justo decir que estas manifestaciones ocurren menos a menudo de lo que la gente piensa, y también es bueno aclarar que muchas de estas «manifestaciones» son simplemente estallidos emocionales que nada tienen que ver con la presencia de Dios.

Entonces, ¿Cómo saber si en lo que estoy haciendo cuento con el respaldo de Dios? Para eso Dios nos dios el regalo más hermoso: el Espíritu Santo. Cuando tomamos una decisión debemos ponérsela a Dios en oración, rendir nuestros deseos a su voluntad y esperar; si hacemos esto, el principal signo de que Dios está aprobando dicha decisión es que tendremos paz en nuestro corazón, tranquilidad y seguridad; en cambio si al hacer algo sentimos una inquietud o angustia (cómo Moisés al ver lo que el pueblo quería hacer) que aun si la ponemos en oración no se va, seguramente estamos «peleando sin el arca»

Definitivamente, es mejor cuarenta años de desierto en compañia de Dios que un día en la tierra prometida sin él


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