Polonia y Rusia, Paz en medio de la Tormenta

Funeral
La tragedia aérea que acabó con la vida del presidente polaco, Lech Kaczynski, su esposa, una quincena de diputados, varios ministros y la entera cúpula de las fuerzas armadas polacas, sacudió al mundo entero el sábado 10 de abril. Este suceso fatal dejó a Polonia sin sus máximas autoridades.

Pero en medio de la aflicción se dejan escuchar las primicias de la reconciliación, la respuesta de Polonia y Rusia puede ser una ocasión única para cerrar un largo capítulo de enemistad y detener la herida de 70 años de agravio, que se remonta al inicio de la II Guerra Mundial, en el año 1940, cuando el fatídico hecho que llaman «La Masacre de Katyn» ocurrió llevado a cabo por el régimen stalinista de la antigua Unión Soviética.

Abrazo Polonia y Rusia
Por primera vez en la historia, estas dos naciones celebraban juntas un aniversario de los sucesos en el bosque de Katyn cuando el accidente aéreo vino a empañar está ceremonia. Parecía que todo el esfuerzo se perdería, pero no se hicieron esperar las muestras de solidaridad desde Rusia, tanto en las esferas del gobierno como los ciudadanos comunes, mediante los medios y ante las puertas de la embajada de Polonia.

En los momentos que la naturaleza humana y sus bajos deseos son dominados por el enemigo del alma, podemos esperar terribles desgracias donde resultan afectados culpables e inocentes, es la táctica más antigua y aún sigue dando resultado debido a que todavía creemos que podemos vivir sin la asistencia de Dios.

Si Stalin no hubiera dado riendas sueltas a los deseos de poder en sus años de reinado y el piloto del avión Tupolev 154 hubiera acatado la orden de aterrizar en el aeropuerto de Minsk que le hiciera la torre de control, hoy en día la historia de Polonia y Rusia fuera otra; pero una vez mas vemos a Dios recogiendo los vidrios rotos del suelo y como hace mas de 2000 años con Jesucristo en la cruz, trayendo Paz en medio de la tormenta.

La Cruz
Ciertamente los daños son insustituibles pero no es la primera vez que una tragedia de esta magnitud, arrastra consigo las aguas que apagan las llamas de la enemistad y aún cuando Dios no causa el desastre deja ver sus huellas de Amor poniendo así el querer como el hacer en los corazones, al levantar los escombros que dejó el tiempo durante 70 años en las relaciones de estos dos países hermanos.



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