«Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario» (Eze. 28:18).
La rebelión de Satanás habría de ser una lección para el universo a través de todos los siglos venideros, un testimonio perpetuo de la naturaleza y de los terribles resultados del pecado. La operación del gobierno de Satanás, sus efectos tanto sobre los hombres como sobre los ángeles, demostrarían cuál es el inevitable fruto de desechar la autoridad divina. Testificarían que el bienestar de todas las criaturas que Dios ha hecho depende de la existencia del gobierno divino y de su ley. De modo que la historia de este terrible ensayo de rebelión habría de ser una salvaguardia perpetua para todos los seres santos inteligentes, para impedir que fueran engañados en cuanto a la naturaleza de la transgresión, para librarles de cometer pecado y sufrir su castigo.
Dios puede retirar de los impenitentes las prendas de su maravillosa misericordia y amor en cualquier momento. ¡Ojalá los seres humanos pudieran considerar cuál será el resultado inevitable de su ingratitud hacia Dios y de su menosprecio de la dádiva infinita de Cristo para nuestro mundo! Si continúan amando la transgresión más que la obediencia, las actuales bendiciones y la gran misericordia de Dios que ahora disfrutan, pero que no aprecian, finalmente se convertirán en la causa de su ruina eterna
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