Una de las cosas que he descubierto en este tiempo es lo acostumbrado que estoy a la PRISA. Estar rápido, hacer las cosas ha tiempo, tener un horario para todo es parte de mi día a día. Así que, de repente, noto lo nervioso que estoy, la sensación de que algo falta, la taquicardia… ¡No puede ser! Todavía mi cuerpo me obliga a seguir los patrones que no necesito durante estos días. ¿Quién nos libera?

Ahora descubro que soy adicto a estar ocupado y a esas cosas, pero disfruto más no hacer nada, comer con la familia, compartir con gente nueva, no tener horario. Aún así, esto me prepara para volver con una nueva conciencia, y con el deseo de hacer algunos ajustes, porque de verdad no estoy dispuesto a pasar nuevamente por este síndrome de abstinencia, levantarme como que me falta algo o como que tengo mil cosas, cuando disfruto de ¡NADA!

No dejes que la PRISA te impida ver.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.