¿Puede un cristiano ir a la guerra?

La película «Saints and soldiers» cuenta la historia de varios soldados que son capturados por las tropas alemanas en plena segunda guerra mundial, en un desesperado intento de salvar la vida huyen, quedando sólo un puñado de ellos, quienes se encuentran con un paracaidista inglés que tiene que llevar una información crítica a los mandos aliados.

A partir de esta historia bélica se van desgranando las historias personales de cada hombre. Lo que me interesó es que uno de ellos es creyente. Poco a poco se va desgranando el misterio del soldado al que los demás llaman «Deacon» o «el diácono». Alguien que no fuma y ni siquiera bebe café (al principio pensé que sería un mormón). El encuentro con un soldado alemán les hace ver que Deacon trabajó en Alemania como misionero antes de que comenzará la guerra.

El conflicto surge inmediatamente, Deacon no ve a los alemanes con el mismo odio que sus compañeros de armas, quienes cegados por las bajas sufridas no son capaces de ver diferencias entre un alemán y otro.

Todo esto me hizo pensar en el papel de Deacon como soldado, quien destaca entre sus compañeros por su valor y por ser tremendamente eficaz a la hora de hacer su trabajo. ¿Puede un cristiano ir a la guerra?, ¿son todas las guerras justificables o sólo algunas?.

Hace poco salió este tema en la iglesia. Hace unos años cuando un servidor era más jovencito el servicio militar era obligatorio en España. Yo opté por hacer los Servicios sociales (en lugar de la instrucción militar), no, no fué por motivos de conciencia, sino por conveniencia, acababa de comenzar a trabajar y no quería dejar el empleo.

Creo que somos víctimas de la presión mediática a unos niveles que somos incapaces de distinguir entre lo que nuestras Biblias dice y lo que nosotros creemos. En parte porque no conocemos nuestras Biblias, y en parte porque les hacemos decir a nuestras Biblias lo que no dicen.

La doctrina oficial de los medios dice que la guerra es mala, siempre, que todas tienen intereses creados y que la estrategia más sensata es evitarlas por todos los medios. No puedo estar más en desacuerdo.

Si eres un estudioso de la segunda guerra mundial estarás de acuerdo en que había que frenar el avance imperialista del nazismo a toda costa. De no ser por los aliados ahora mismo estaríamos en Europa hablando en alemán y cantando canciones sobre el Rhin (la frase no es mía, sino de Adolfo, uno de mis profesores de Instituto). La 2ª guerra mundial fué una barbaridad en términos de vidas humanas, pero fué evitó un mal muchísimo mayor, y no fueron pocos los jóvenes cristianos que se alistaron para luchar contra una de las ideologias más satánicas y homicidas que hemos visto.

Hoy en día quizás no hay enemigos tan claros. Por otro lado la debilidad de nuestros políticos (y de las democracias actuales) nos hacen ver que no tienen el valor de acabar bien algunas de las guerras que han comenzado. Ahora mismo me frustra bastante ver la salida de Afganistán, dejando a la población en manos de los talibanes.

Si me pongo a pensar se me ocurren algunas cuantas guerras «justas», pienso en África, y en concreto en Sudán, Etiopía, y pienso en los Balcanes y en lo mucho que la OTAN tardó en reaccionar mientras se cometía un genocidio que nada tiene que envidiar a los asesinatos en masa de los nazis. Y aquellos que estéis más versados que yo en las noticias de actualidad seguro que se os ocurren unas cuantas intervenciones militares en lugares abandonados de la mano de las democracias protectoras de los derechos humanos.

Sí, existe el concepto de guerra justa, y creo que cada uno en su conciencia debe decidir si empuñar o no las armas. Igualmente pienso que nadie tiene derecho de juzgar lo que otro en su conciencia hace en obediencia a Dios. Es más cómodo esperar a que otros resuelvan los problemas, mientras tanto recuerdo a tantos jóvenes que murieron en las playas de Normandía y en otros lugares.


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