Pureza Sexual … LIMPIANDO LA CASA PARA VIVIR EN PUREZA

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

Pretendemos vivir una vida pura, cuando nuestra casa está llena de basura.  Pero, ¿de qué nos sorprendemos, si nos hemos acostumbrado a limpiar la casa a medias?Llamamos nuestro piso “limpio”, pero no lo barremos con escoba.  Pensamos que si brincamos el segmento de barrer, pero usamos un mapo bien mojado, el piso quedará inmaculado.  Igual hacemos con la ropa blanca.  Creemos que nuestra camisa quedará como nueva, aún cuando la lavemos con un debilucho detergente y en agua fría, sin restregar con nuestras manos las áreas manchadas.  En esta sociedad de lavaplatos ultramodernos y lavadoras que te hablan y tocan música, nos hemos acostumbrado al mínimo esfuerzo.

Nos hemos convertido en cristianos de camisas percudidas y pisos manchados por el paso de un mapo sucio.  ¿Qué te quiero decir?  Que hemos pretendido vivir pureza en medio de la lujuria.  Hemos querido vivir un cristianismo con un pie en la pureza y otro en la pornografía, la masturbación, el erotismo, la fantasía sexual, el adulterio, el descontrol de los ojos, la mentira, la doble vida, entre muchas más manchas que percuden nuestra pureza.  Hemos querido mirar la vida con bifocales de integridad, donde para algunas cosas, nuestra mirada es pura y para otras, nuestros ojos se convierten en armas que disparan lujuria sexual.

¿Realmente creemos que podemos engañar a “alguien mega-importante”?  Porque para mí, “alguien mega-importante” en mi vida cristiana es alguien que pueda afectar mi eternidad. Solo necesitaré un dedo para contar:  Dios y sólo Dios puede impactar mi eternidad.  Aquí en la tierra, podré aparentar un vida pura; podré aparentar que mi camisa está limpia, pero nunca podré engañar a Dios.  Ante Su Trono, la máscara se habrá caído; la mentira habrá quedado sepultada en la tumba terrenal y habremos subido al cielo en una desnudez que nunca antes habíamos experimentado.  Podremos recibir de toda la humanidad elogios huecos que inflen nuestro ego sobre cuán limpia nuestra casa se ve. Pero, te tengo noticias:  No podremos engañar a Dios.  El mirará en lo profundo de nuestra casa y sabrá si ella esconde la basura y la suciedad en sus lugares oscuros, debajo de las alfombras, en las gavetas escondidas, en los sótanos húmedos y olvidados.

Y te preguntarás que tipo de basura debemos sacar de nuestra casa.  Pues te digo que parte de esa basura es material y parte es emocional y espiritual.  ¿A qué me refiero con basura material?  Me refiero a las cantidades asombrosas de hombres cristianos que anhelan tener una vida pura, pero tienen sus casas llenas de pornografía en sus computadoras; revistas pornográficas escondidas en sus estantes; películas XXX escondidas en las gavetas de sus cuartos; objetos sexuales en sus alcobas.  ¿Cómo puede un hombre cristiano aspirar a una vida pura cuando duerme con dinamita lujuriosa a punto de explotar al lado de su cama?  ¿Cómo puede un hombre que lucha en contra de la lujuria sexual sobrevivir la tentación a media noche cuando tiene al alcance de su mano una película pornográfica que puede ver cuando toda su familia está dormida?  Más que una imposibilidad, eso habla de necedad, hipocresía o pura ceguera espiritual.

De igual manera, ¿podrá un hombre cristiano ser libre de la masturbación que lo ha atormentado por años, cuando permite que en su casa co-existan artículos asociados con la autogratificación, como aceites, cremas, objetos sexuales y revistas eróticas?  Aún para el hombre que ha comenzado a vivir en pureza sin las cadenas de la masturbación, no limpiar la casa de estos artículos se traduce en permitir piedras de tropiezo que le pueden hacer caer en el futuro.

Otra basura material que puedes tener en tu casa y que no has sacado de allí por negación, inocencia, necedad, o ceguera podrían ser los perfumes asociados con tus conductas sexuales, prendas de ropa, joyas o accesorios, música, diarios, cartas, tarjetas, o memorabilia que, ante los ojos de personas inocentes sin toda la información, resultan ser objetos normales, pero para ti, puede ser un artículo altamente erótico y contaminante.  Y cuando hablamos de “limpiar la casa” hablamos de otras “casas” donde “residimos” y donde tenemos privacidad, como nuestros carros, nuestros celulares, nuestras computadoras, entre otros.

También hablamos de basura emocional y espiritual.  Nos referimos a aquella basura que ha contaminado nuestra mente y nuestro espíritu; basura que la lujuria ha plantado en nosotros para engañarnos.  Aquí se encuentra el modelaje equivocado de nuestros padres u otros adultos de nuestra infancia; las conductas sexuales de nuestros hermanos mayores, amigos y vecinos; las fortalezas mentales que nos hicieron creer que el sexo y el amor eran la misma cosa; que no podríamos sobrevivir sin el sexo compulsivo. También, esta basura es la que hace pensar a tantos hombres cristianos que pureza sexual radical es un imposible en nuestros tiempos y que nunca seremos realmente puros.

Hoy te pido que reflexiones sobre la limpieza de tu casa y cómo deseas vivir aquí y en la vida eterna.  Para una vida terrenal llena de lujuria y una vida eterna sin Dios, no será necesario que limpies la basura.  Pero si deseas una casa terrenal y celestial pura, junto a la presencia de Dios, tienes que limpiar hasta la última esquina y escondite de tu vida.  No pretendas vivir con la basura, porque tarde o temprano, su hedor de muerte se te impregnará.  Atrévete a vivir en una casa física y espiritual limpia.  En ella respirarás paz y gozo incomparables.  En ella podrás tener un pequeño anticipo de tu casa en los cielos.

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!


PD: Escucha el audio testimonio de Edwin Bello de cómo pudo vencer a la lujuria sexual.  Presiona pureza sexual para acceder.


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