«Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto» Deuteronomio 8:2
Pensar, meditar y reflexionar acerca de las diversas situaciones que hemos atravesado y en las cuales hemos visto la poderosa mano de Dios en nuestras vidas, es un ejercicio que deberíamos cultivar.
Cada uno de nosotros hemos vivido diversas situaciones: aflicciones, alegrías, tristezas, rabias, ofensas; y la mayoría de estas situaciones tienen un propósito «para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos (los de Dios)» Deuteronomio 8:3
Y ahora me pregunto ¿cómo he reaccionado ante las diversas pruebas? ¿he guardado sus mandamientos? ¿he renegado de Dios?
Hay muchas pruebas en las que Dios mismo interviene para mostrarnos su poder, su gracia y su misericordia «Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre» Deuteronomio 8:3
Muchas veces, sobretodo los cristianos, tendemos a ver solamente al Diablo en todo lo malo que nos ocurre, olvidamos que Dios es tan poderoso que aun puede usar las obras de Satanás para mostrar su gracia y su misericordia.
Al meditar en mi pasado observo que le he fallado a Dios muchas veces, y aún así cada vez que me caí él me levantó; observo que muchas veces no guardé sus mandamientos y tuve que pagar las consecuencias, pero cada vez que pedí perdón él me perdonó.
Es por eso que puedo tomar esta meditación cómo un impulso para seguir adelante, para seguir buscando a Dios, para no rendirme, para seguir luchando.
«Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole» Deuteronomio 8:6
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