Restaurando la amistad

RESTAURANDO LA AMISTAD
2 Corintios 5:18

Siempre es valioso restaurar relaciones.

Como la vida se resume en aprender a amar, Dios quiere que valoremos las relaciones y nos esforcemos por mantenerlas, en lugar de descartarlas cada vez que se produzca una división, un disgusto o un conflicto.

Cristo quiere que su familia sea conocida por el amor que se sienten los unos por otros. Jn 13.35. El compañerismo roto, por lo tanto es un mal testimonio para los incrédulos.

Si quieres la bendición de Dios en tu vida y que te conozcan como su hijo, debes a prender a ser pacificador. Jesús dijo dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Los pacificadores son difíciles de encontrar porque la pacificación es una tarea difícil.

Ahora es importante entender que trabajar por la paz no es precisamente evitar los conflictos. Huir de los problemas, aparentar que no existen o tener miedo de hablar de ellos es cobardía. Jesús, el Príncipe de paz, nunca tuvo miedo al conflicto. A veces necesitamos evitar el conflicto; otras, necesitamos crearlo; y, aun otras resolverlos. Por eso debemos orar pidiendo la guía del Espíritu Santo.

Trabajar por la paz no es apaciguar: siempre cediendo dejándonos pisar y permitiendo que los demás nos pasen por encima. Jesús se negó una y otra vez a ceder en muchos asuntos, se mantuvo firme en su posición frente a la oposición del mal.

Veamos como restaurar una relación, y vamos a dividir este tema en dos partes, en el día de hoy veamos los tres primeros principios:

1. HABLE CON DIOS ANTES QUE CON LAS PERSONAS.

Si oras acerca del conflicto antes de comentárselo a cualquier otra persona, descubrirás como tú o la persona con la que tuviste el conflicto cambia de parecer sin ayuda de más nadie.

Muchos conflictos se originan en necesidades insatisfechas. Algunas de ellas solo pueden ser satisfechas por Dios. Cuando esperamos que una persona, ya sea un amigo, un cónyuge, un jefe o un pariente, satisfaga una necesidad que solo Dios puede suplir, nos exponemos a la decepción y a la amargura. Nadie puede satisfacer todas nuestras necesidades, solo Dios puede hacerlo.

2. TOMA LA INICIATIVA SIEMPRE (Mt 5.23-24)

No importa quien haya sido el ofendido o quien haya ofendido a quien, Dios espera que des el primer paso. No esperes por la otra persona. Preséntate ante ella.

Cuando el compañerismo sea tirante o se rompa, planifica inmediatamente una conferencia de paz. Veamos algunos consejos a tener en cuenta en esta planificación: Fija una fecha para tener una reunión personal. No la postergues, no pongas excusas o prometas diciendo: ya me encargare de ese asunto algún día. La demora solo sirve para aumentar el resentimiento y complicar las cosas. En caso de conflicto el tiempo no cura las heridas, las inflama.

Escoge el momento y el lugar correcto para reunirse

No se reúnan cuando los dos estén cansados, ni cuando puedan se interrumpidos.

El mejor momento es cuando los dos se encuentren en un buen estado de ánimo.

Piensa bien (Fil 4: Cool

Llénate de buenos pensamientos hacia la otra persona, trata de comprenderlo y de colocarte en su posición; ningún conflicto se puede resolver cuando insistimos en pensar mal del otro.

3. SEA COMPRENSIVO (Fil 2.4)

Cuando la Biblia habla de mirar, se refiere a ver de cerca. Enfocarse en los sentimientos, no en los hechos. Comienza con la compasión, no con las soluciones. Esto quiere decir que tendrás que usar tus oídos, más que tu boca.

Al principio, no discutas con las personas acerca de sus sentimientos. Solo escucha y permite que se desahoguen emocionalmente sin ponerte a la defensiva. Asienta con tu cabeza para demostrarle que le entiendes, aunque no estés de acuerdo.

Los sentimientos no siempre son infalibles o lógicos. Por el contrario, el resentimiento hace que pensemos o que hagamos tonterías. Sal 73.21-22, todos podemos actuar bestialmente cuando nos sentimos lastimados.

Cuando escuchamos le decimos a la persona: Valoro tu opinión, me interesa nuestra relación y me importas tú. Es cierto: me importa saber lo que sabe un amigo porque me importa mi amigo.

Aguantar con paciencia el enojo de los demás es un sacrificio, sobretodo si no tiene fundamento. Pero recuerda, eso fue lo que Jesús hizo por ti. Soportó el enojo malicioso e infundado para salvarte, Rom 15.3. Nadie mas que el sabe, y entiende que es negarse a si mismo por amor a los demás, por lo cual si sientes que tus fuerzas no te dan, que sea su amor en ti el que te de las fuerzas para lograrlo, y ese amor hoy esta dispuesto para ti, si tu lo invitas a entrar a tu corazón.

Dios nos ha entregado a través de Jesucristo el poder de la reconciliación y él quiere que valoremos las relaciones, para que ese poder fluya a través de nosotros a favor de los que nos rodean. Veamos hoy la segunda parte del estudio que iniciamos la semana anterior, en lo que respecta a como restaurar una relación.

4. CONFIESA TU PARTE EN EL CONFLICTO (MT 7.5)

Si realmente te interesa restaurar una relación, debes comenzar admitiendo tus propios errores o pecados. Como todos tenemos un punto ciego, puede ser necesario pedirle ayuda a un tercero para que te ayude a evaluar tus propias acciones antes de reunirte con quien tienes un conflicto. Pídele a Dios que te muestre tu parte de culpa en el problema. 1Jn 1.8.

La confesión es una herramienta muy poderosa para la reconciliación. A veces la manera en que tratamos un conflicto produce un daño mayor que el problema original. No te excuses, ni culpes al otro, reconoce con sinceridad la parte que te corresponde en el conflicto. Asume la responsabilidad que te concierne por tus errores y pide perdón.

5. ATACA EL PROBLEMA Y NO A LA PERSONA (PRO 15.1)

No es posible arreglar el problema cuando lo único que nos interesa es encontrar un culpable.

Si estás enojado nunca lograras persuadir a la otra persona. Elige tus palabras con mucho cuidado. Al resolver los conflictos, la manera en que se dicen las cosas es tan importante como lo que se dice. Ef 4.29

6. COOPERA TANTO COMO PUEDAS. (Rom 12.18)

Si depende de ti, que todo lo que hagas o digas, propicie paz, ahora, esto siempre tiene un precio. Puede costarnos nuestro orgullo; a menudo nos cuesta nuestro egoísmo. Por amor al compañerismo, haz lo mejor que puedas para adaptarte, para optar por lo que la otra persona prefiere.

7. HAZ HINCAPIÉ EN LA RECONCILIACIÓN

Cuando nos concentramos en la reconciliación, el problema pasa a un segundo plano de importancia y hasta puede tornarse irrelevante. Podemos restablecer una relación incluso sin haber podido resolver nuestras diferencias. El mismo diamante, visto de diferentes ángulos se ve distinto, podemos caminar juntos del brazo sin ver todas las cosas de la misma forma.

Eso no quiere decir que debemos desistir de encontrar una solución. Puede ser necesario que continuemos discutiendo y hasta debatiendo, pero siempre en un espíritu de armonía. La reconciliación consiste en entregar el arma, no el asunto.

¿A quien debes contactar después de escuchar esta palabra? ¿Con quien necesitas restaurar tu amistad? No lo postergues ni un segundo. Órale al Señor por esa persona, luego toma el teléfono y comienza el proceso.


Comentarios

Una respuesta a «Restaurando la amistad»

  1. Avatar de Benjamin Martinez Cardoza
    Benjamin Martinez Cardoza

    Me gustó leer este escrito me identifico pues acabo de romper un amistad sincera con una mujer por mis tonterías hacer caso sus sabios consejos, cómo el de no andar en malas compañías, compañeros habladores, alimentar chismes, relájear y comentarios sin sentidos, hablar de más es mi pecado hablar de intimidad que ella y yo tuvimos no llegué a ese punto, ella tomo la decisión de cerrar la puerta de su casa pero que me seguirá hablando por los buenos tiempos que vivimos, me despido como el amigo falso y mentiroso

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