y amo tu voluntad.
Tú eres mi refugio y mi escudo:
confío en tu palabra.
Apartaos de mí, perversos.
y cumpliré los mandatos de mi Dios.
Sostenme con tu promesa y viviré,
no defraudes mi esperanza.
Respáldame y estaré a salvo
y me fijaré siempre en tus normas.
Repudias a quienes
se apartan de tus normas,
porque falaz es la astucia.
Rechazas como escoria
a todos los malvados de la tierra,
por eso amo tus preceptos.
Mi cuerpo tiembla aterrorizado por ti
y me estremecen tus mandamientos.
Pensaba en mi situación personal y la inseguridad económica que nuestro sistema de financiación supone, cosa que se agudiza cuando te vas haciendo más y más viejo como es mi caso.
No es difícil dejarse llevar por el pánico y proyectarse hacia un futuro sombrío, inseguro e incluso lleno de privaciones. Fue entonces cuando me encontré con las palabras del poeta y su declaración de confianza y esperanza en Dios y eso, debido a que Él es mi refugio.
Al final todo es una cuestión de confianza y esperanza. La pregunta clave es en qué o quién está basada o depositada mi confianza y esperanza. Pienso en algunos de mis amigos americanos que habían basado ambas cosas en sus planes de pensiones que quebraron debido a la especulación salvaje de Wall Street.
He acabado la reflexión hablando con el Señor, exponiéndole mis miedos y expresándole que quiero depositar mi confianza y esperanza en Él, con la seguridad de que no seré defraudado.
Al final es una cuestión de en qué o quién confías.
Una oración
Por el conocimiento de las buenas noticias en Macedonia.
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