Sicarios del cuerpo humano

Sicarios del cuerpo humano

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Fuente: Noticieros Televisa

Médicos prestigiosos, hospitales y clínicas de renombre en Perú están involucrados en el ilícito negocio de la venta de órganos humanos para trasplantes; ofrecen sus ‘servicios’ a enfermos que están dispuestos a pagar lo que sea por recuperar su salud

LIMA, Perú, jun. 29, 2010.- El Perú es uno de los principales paraísos de la comercialización ilegal de órganos humanos para trasplantes al mejor postor.
En el colmo de la impunidad, se ofrecen también paquetes turísticos a extranjeros que a cualquier precio buscan recuperar la salud.
En el ilícito negocio están comprometidos médicos prestigiosos, clínicas y centros hospitalarios de renombre.
El caso de un ciudadano mexicano, el empresario Oscar Soberón, quien murió después de someterse a un trasplante de riñón clandestino en una clínica de Lima, puso al descubierto la estructura oculta de una organización mafiosa que lucra con los trasplantes ilegales en un país como Perú, donde la tasa de donaciones -2.5 donantes por millón de habitantes-, es una de las más bajas del mundo.
Sin embargo, la necesidad y pobreza apremiante llevan a que centenares de personas vendan sus órganos a los llamados sicarios del cuerpo humano, quienes los revenden a extranjeros o cualquier persona que tenga el suficiente dinero como para pagar estas piezas humanas de recambio, en especial riñones, hígados y corneas.
Por cada órgano, los sicarios del cuerpo humano cobran entre 20 a 50 mil dólares. El año pasado Noticieros Televisa difundió desde Lima un reportaje sobre venta clandestina de órganos.
Un trabajador despedido publicitó en internet la venta de uno de sus riñones por 7 mil dólares. El diario Perú 21, en un nuevo informe periodístico denuncia que estas mafias buscan a sus clientes en Estados Unidos, Japón, Israel, Alemania y otras zonas de Europa.
Señala además que hay indicios serios de hasta 29 trasplantes clandestinos que se han realizado en siete clínicas y centros hospitalarios de la capital peruana.
Según una investigación judicial de la Cuarta Fiscalía Provincial Penal, unas 44 personas, la mayoría médicos, están involucradas en el proceso.
El hilo que permitió desenredar la madeja del tráfico de órganos fue el desafortunado caso del mexicano Oscar Soberón.  Antes de morir, en México, por complicaciones del trasplante clandestino, reveló a los jueces peruanos que su familia pagó 150 mil dólares por un riñón.
La tarifa incluyó pasajes de ida y vuelta, tours y paseos, hotel cinco estrellas, análisis preoperatorio, el riñón y el trasplante.
La justicia ha podido determinar hasta ahora que el caso del mexicano Soberón no fue el único y busca documentar hoy otros 28 casos, igualmente de ciudadanos extranjeros, y cuyas identidades no han sido facilitadas por los centros médicos, escudándose en el secreto profesional.
Lo increíble, en todo caso, es que hasta hoy no hay ningún detenido. Los expertos sostienen que las leyes peruanas son muy tibias y permiten el escandaloso accionar de los sicarios del cuerpo humano.
Para poner atajo a la impunidad, la Comisión de Salud del Congreso ha empezado a elaborar un proyecto de ley que sancionará penalmente a todos los que resulten involucrados en la venta de órganos humanos y transplantes clandestinos; en tanto, en los hospitales de Lima hay por lo menos 9 mil personas que se encuentran a la espera de un transplante, pero no tienen dinero para tentar o negociar con los sicarios del cuerpo humano.
En el mundo la lista de espera es igualmente alarmante.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, sólo en Europa hay unos 120 mil pacientes en diálisis y otros 40 mil necesitan un nuevo riñón.
Los sicarios peruanos del cuerpo humano están al acecho. Por eso, extienden sus redes al viejo mundo.


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