Todo cristiano tiene que entender que su vida es una vida de sumisión. Debe vivir sometido.
¿Pero sometido a quién?
Sometido a Cristo, a Dios, nunca a otros hombres. A otros hombres le debe servicio, que es de donde proviene su grandeza, y este servicio nunca debe ser forzado, nadie debe obligarlo a hacerlo. Viene de su deseo de imitar a Aquel al que está sometido, y lo hace voluntariamente. En el momento en que otros lo obligan a su yugo, o como popularmente decimos «cobertura», ya no es sumisión sino opresión.
Que no caigamos en ganchos de otros, que se ocultan detras de frasecitas aparentemente bíblicas para someternos a opresión. Cristo nos llamó a libertad, en esa libertad yo decido sevirte y es mi satisfacción, mi cabeza es Cristo.
Sometidos
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