¡Somos un país idólatra!

«Éstos son los estatutos y decretos que ustedes tendrán cuidado de poner por obra todos los días que ustedes vivan en la tierra que el Señor, el Dios de sus padres, les ha dado en posesión. Destruirán por completo todos los montes altos y colinas, y todo árbol frondoso, donde sirvieron a sus dioses las naciones que ustedes van a heredar. Derribarán sus altares, harán pedazos sus estatuas, echarán al fuego sus imágenes de Asera, destruirán las esculturas de sus dioses, y borrarán de aquel lugar su nombre» Deuteronomio 11:1-3

En entradas anteriores he hablado acerca de cómo Dios detesta la idolatría, es abominación delante de su presencia, la idolatría hace que se encienda la ira de Dios ¡y bien idólatras que somos en la actualidad!


La idolatría es sustituir a Dios por algo o alguien (sea animal o persona o ser sobrenatural), sabemos que nuestra nación fue fundamentada con principios católicos y que la idolatría de la iglesia católica ha llenado muchos rincones de nuestro país, pero sabemos también que la mayoría de los que dicen ser católicos en realidad no son practicantes. Aún así, somos un país idólatra, hemos buscado que adorar y no queremos que sea Dios (un ser que no podemos ver sino a través de la fe), y es por eso que adoramos a políticos, deportistas, estrellas del espectáculo o a nuestra pareja. O tambièn adoramos el dinero (que definitivamente es la raiz de todos los males), o cualquier otra cosa. Definitivamente somos un país idólatra, pero ¡cuidado! Dios DETESTA la idolatría. Dios nos habla claro en este pasaje, y cómo hemos visto en entradas anteriores ¡más nos vale obedecer su palabra!


Dios no tiene misericordía de la idolatría, la aborrece, el quiere que destruyamos POR COMPLETO  toda cosa que ocupa su lugar en nuestras vidas, quiere que derribemos los altares, quiere que destruyamos las estatuas, quiere que quemémos las imágenes, que destruyamos las esculturas y incluso borremos el nombre del ídolo ¡para nunca recordar que existió!


Me llama la atención que también pide que se destruya todo árbol frondoso donde se haya hecho idolatría, eso me hace pensar que el Señor no sólo detesta la idolatría sino que también detesta las «bendiciones» que ella trae: no soporta cuando alguien dice que la virgencita lo sanó de una enfermedad.


Y pienso que Dios detesta eso porque sabe que es un engaño, Satanás usa también milagros para engañar al ser humano, y aunque el enemigo no puede hacer nada sin permiso de Dios, pienso que Dios pone a prueba los corazones de las personas a través de estas «señales».


Cómo dice el pastor de mi iglesia: «Cuando ocurren cosas buenas la culpa es de la virgen pero si ocurren cosas malas la culpa es de Dios ¡nadie culpa a la virgen de lo malo!»




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