Su vida de oración y la tranfiguración de Cristo

La Transfiguración de Cristo representa uno de los acontecimientos centrales en su vida terrenal que se encuentra relatado en los Evangelios. Inmediatamente después de que el Señor fue reconocido por sus apóstoles como “el Hijo del Dios viviente”, les dijo que “le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.” (Mateo 16,21) La reacción de los apóstoles a este anuncio de Cristo acerca de su próxima pasión y muerte fue de indignación. Y luego, después de reprocharles, el Señor tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan “aparte a un monte Alto”, de acuerdo a la tradición el Monte de Tabor, y “se transfiguró delante de ellos.”… y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas; una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo Amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.
Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo, Levantaos y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús sólo. Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos. (Mateo 17,1-9; ver también Marcos 9,1-9; Lucas 9,28-36; II Pedro 1,16-18)
        


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