(Jesús dijo:) El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. – Juan 5:24.
En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz. – Efesios 5:8.
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«Tras haber destrozado totalmente mi vida, había decidido acabar con ella. El día fatídico había llegado. Las drogas que deberían hacer que pasase a la eternidad estaban preparadas e iba a ponerme manos a la obra… cuando escuché unos golpecitos en mi puerta. Sorprendida, esperé un instante; los golpecitos se repitieron suavemente. Entreabrí la puerta con temor y dos chiquillos me dieron algo, diciéndome: –Es para usted. Luego se fueron.
Era un calendario con un versículo de la Biblia para cada día, acompañado de un corto comentario. En medio de mi turbación y mi sed espiritual, comencé a leer ávidamente esos mensajes. Descubrí que Jesucristo murió en la cruz por mí, para salvarme y darme la vida eterna. Esa noche pasé de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz.
Pero ¿por qué ese calendario había llegado a mis manos en ese preciso momento? En la mañana del día siguiente me enteré de que se habían distribuido unos calendarios entre los diputados. Uno de ellos, como creía que no le hacía falta, se lo dio a su jardinero. Éste, cuando volvió a su casa por la noche, totalmente borracho, al descubrir que se trataba de un calendario bíblico, lleno de ira mandó a sus dos nietos que se lo diesen a la primera persona que encontrasen. Por ese motivo vinieron a llamar a mi puerta».
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