Tomando consejo como el Rey Salomón



24:30 Pasé junto al campo del hombre perezoso,
Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;
24:31 Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos,
Ortigas habían ya cubierto su faz,
Y su cerca de piedra estaba ya destruida.
24:32 Miré, y lo puse en mi corazón;
Lo vi, y tomé consejo.
24:33 Un poco de sueño, cabeceando otro poco,
Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;
24:34 Así vendrá como caminante tu necesidad,
Y tu pobreza como hombre armado.

El Rey Salomón, hombre sabio, pudo entresacar de las cosas cotidianas de la vida algunas enseñanzas profundas que le habrían de servir de guía para la edificación de su Reino. El era hombre adorador del Dios verdadero, y conocía perfectamente que ése Dios verdadero era ante todo SANTO, y que la Tierra que le había dado en posesión a su Pueblo, era SANTA también. Por lo tanto Salomón debía velar para que el Pueblo Santo se mantuviese Santo , y no permitir que los espinos y los cardos ( pecados e inmundicias ) lo llenasen todo. Salomón era consciente de que Dios solo habita en la Ciudad de los Santos, y que permitir la entrada de la inmundicia y el pecado, era una afrenta a la Santidad de Dios, el cual es tres veces Santo. Por lo tanto, Salomón, tomando ejemplo de del campo y de la viña de éste hombre perezoso y negligente, puso éstas cosas en su corazón, a fin de no permitir que dentro del Pueblo de Dios se instalasen los cardos, los espinos y las ortigas del pecado en todas sus variadas expresiones. El era consciente de la Santidad de Dios, y sabía que Dios no habita entre la inmundicia, sino que mas bien la reprende y la arranca para que el Pueblo que le sirve sea en todo un Pueblo Santo.
El Pueblo que no se limpia del pecado y de las inmundicias, y se vuelve “ tolerante” con prácticas que no son santas , aparta a su Dios de en medio de él; y sin Dios y sin su defensa, el Pueblo se vuelve vulnerable, necesitado, y pobre, siendo además una presa fácil para gentes armadas que a causa de la desidia y la dormición se encuentran desprotegidos.
Ya se lo dijo Pablo a Timoteo:
En una Casa Grande hay utensilios honrosos y otros que no lo son; Y el Pueblo Sabio, debe saber limpiarse de los que no lo son, a fin de ser un Pueblo Santo, y dispuesto para hacer las obras de su Dios Santo.( 2ª Timoteo 2: 21 ).
Un pueblo inmundo, que se ha apartado de la Santidad de Dios, verá su final de la misma manera que lo vieron las ciudades de Sodoma y de Gomorra, las cuales perecieron bajo el fuego; porque Dios es Fuego Consumidor ( Hebreos 12: 29 ).
Asi que despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia ( Hebreos 12: 1 ), a fin de que no seamos comidos por los espinos, cardos y espinos del pecado y de las inmundicias. Debemos recordar que Dios es Santo, y que él solo se mueve con aquellos que se han apartado del pecado y de las inmundicias, habiendo lavado sus ropas y emblanqueciéndolas en la Sangre del Cordero.( Apocalipsis 7: 14 )
Y en ningún otro hay Salvación. Solo en Cristo el Cordero. El nos limpia de los cardos, espinos y ortigas del pecado, para que por siempre y eternamente andemos en la Santidad de Dios sin apartarnos de ella. Dios está con nosotros.

TATIS


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