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• En su Persona, oficios y sufrimientos, Cristo es la suma y la sustancia del evangelio.
• Cristo debe ser el gran tema de la predicación de un ministro del evangelio.
• No debemos de dejar fuera todas las partes de la verdad, y de la voluntad revelada de Dios.

• Cuando el poder divino acompaña a la palabra, los hombres son llevados a creer, a la salvación de sus almas.
• Debemos de predicar todo el consejo de Dios.
• Cuando Cristo crucificado es predicado con claridad, el éxito debe ser inminente.

• Enla Biblia estan todos los profundos y admirables designios de la sabiduría divina.
• Los que reciben la doctrina de Cristo como divina, alcanzan salvación.
• Habiendo sido iluminados por el Espíritu Santo, miramos clara toda la historia de Cristo,

• En la Biblia esta el misterio hecho manifiesto a los santos, aunque anteriormente escondido del mundo.
• Jesucristo es el Señor de gloria, título demasiado grande para toda criatura.
• La verdad de Dios sólo se mostró en tipos humanos, y profecías distantes; ahora es diafanamente revelada por Su Espíritu.

• Hay muchas cosas que la gente sin Dios no haría si conociera la sabiduría de Dios en la gran obra de la redención.
• Ninguna enseñanza de Dios se puede transmitir a nuestros oídos, ni pueden aún entrar a nuestros corazones, sino por Su Espíritu.
• Hay cosas que Dios ha preparado para los que le aman, y le esperan, cosas que los sentidos no pueden descubrir.

• La verdad de Dios debemos tomarlas como están en las Escrituras, como quiso Dios revelárnoslas.
• Dios nos ha revelado toda su verdad por su Espíritu.
• Nadie puede saber las cosas de Dios, sino su Espíritu Santo, que es uno con el Padre y el Hijo.

• Espíritu Santo conoce todas las cosas y escudriña todas las cosas, aun las cosas profundas de Dios.
• Los apóstoles no fueron guiados por principios mundanos; nosotros dbemos seguir su ejemplo.
• Prediquemos con lenguaje claro y sencillo; diferente de la afectada oratoria o palabras seductoras de la humana sabiduría.

• La mente renovada discierne las verdaderas de Dios, pero no pierde el poder de discernir y juzgar las cosas comunes y naturales.
• ¡El hombre natural, el hombre sabio del mundo, no recibe las cosas del Espíritu de Dios!
• La soberbia del razonamiento carnal es tan opuesta a la espiritualidad como la sensualidad más baja.

• El hombre carnal es extraño a los principios, goces y actos de la vida divina.
• El Espíritu Santo nos capacita para dar a conocer Su mente.
• Sólo el hombre espiritual es una persona a quien Dios da el conocimiento de su voluntad.

• La mente de Cristo y la mente de Dios en Cristo nos son dadas a conocer plenamente en las Sagradas Escrituras.
• Al experimentar el poder santificador de Dios en nuestros corazones damos buen fruto.
• El gran privilegio que tenemos los cristianos, es tener la mente de Cristo, revelada por su Espíritu.

• La clara predicación de Jesús crucificado es más poderosa que toda la oratoria y filosofía del mundo.
• Esta es la suma y la sustancia del evangelio: Jesús crucificado.
• Cristo crucificado es el fundamento de todas nuestras esperanzas, la fuente de todo nuestro gozo.

• El gozo y la vida eterna de los pecadores perdidos, por los sufrimientos y la muerte del Hijo de Dios.
• Si se explica fielmente el evangelio, parece locura para los que van por el camino de la destrucción.
• El sensual, el codicioso, el ambicioso, el orgulloso, por igual, ven que el evangelio se opone a sus empresas preferidas.

• Los que son iluminados por el Espíritu de Dios, ven en la doctrina de Cristo crucificado la salvación para su alma.
• Los que reciben el evangelio, ven más de la sabiduría y el poder de Dios, que en todas sus otras obras.
• Dios dejó a una gran parte de la humanidad librada a seguir los dictados de la razón jactanciosa del hombre.

• El hecho ha demostrado que la sabiduría humana es necedad, e incapaz de encontrar o retener el conocimiento de Dios.
• Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación y no de los predicadores.
• Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación, no por lo que justamente podría llamarse predicación loca.

• Las cosas predicadas del Evangelio son locuras para los hombres sabios según el mundo.
• El mensaje de Cristo, entregado con sencillez, ha sido siempre una piedra de tope.
• El evangelio siempre fue, y será, necedad para todos los que van por el camino de la destrucción.

• ¡Dios en naturaleza humana compra a la Iglesia con su sangre!
• La Biblia enseña a los hombres por qué camino viajan.
• Lo máas despreciado, para el que se pierde, es la doctrina de la salvación por fe en el Salvador crucificado.

• Para salvar a multitudes, a todos los que creen, de la ignorancia, el engaño y el vicio, ha sido necesario la muerte de Jesús.
• La obra de Cristo en la cruz es bendecida en toda época.
• Los instrumentos más débiles que Dios usa, son más fuertes en sus efectos que los hombres más fuertes.

• Dios juzga mejor cuáles hombres y qué medidas sirven los propósitos de su gloria.
• ¡No se trata que haya necedad o debilidad en Dios!
• Dios no eligió filósofos, oradores, estadistas ni hombres ricos, poderosos e interesados en el mundo para publicar el evangelio.

• Aunque no son muchos los nobles habitualmente llamados por la gracia divina, ha habido algunos de ellos en toda época.
• Los que han hecho del estudio de la letra de la Escritura el objeto de sus vidas tienen mas sabiduria.
• A menudo, el cristiano humilde, aunque pobre según el mundo, tiene más conocimiento verdadero del evangelio.

• Hasta los niños pequeños logran tal conocimiento de la verdad divina como para silenciar a los infieles.
• La intención de que Dios es el que enseña, es que ninguna carne se gloríe.
• Nadie se averguenza del evangelio de Cristo; porque las personas de todo rango necesitan la gracia que perdona.

• Fue por la opción soberana y la gracia regeneradora de Dios que estamos en Jesucristo por fe.
• Todo lo que necesitamos o podemos desear es la presencia de Dios.
• Estamos aptos para todo servicio al que seamos llamados por Dios, porque el nos capacita.

• Donde Cristo sea hecho justicia para un alma, también es hecho santificación.
• Nunca Dios absuelve de la culpa del pecado sin liberarle de su poder.
• La redención completa puede liberar al alma del ser de pecado, y librar el cuerpo de las cadenas del sepulcro.

• Invocamos a Jesús como el Dios manifestado en carne, para todas las bendiciones de la salvación.
• Todos los cristianos son dedicados y consagrados a Cristo.
• A Jesús le reconocemos y obedecemos como Señor y Señor de todo; no incluye a otras personas.

• El cristiano se distingue del incredulo, porque no osa vivir sin oración.
• Nos distinguimos de los demás porque invocamos el nombre de Cristo.
• Con cuánta frecuencia repetimos las palabras de nuestro Señor Jesucristo.

• Temamos no mencionar con bastante frecuencia y honra el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
• Saludemos habitualmente a todos los que invocan a Cristo.
• En la Iglesia verdadera de Dios están todos los santificados en Cristo Jesús.

• Solo la gracia que santifica, y la paz que consuela, vienen a través de Jesucristo.
• ¡La gracia nos fue dada por Jesucristo!
• Siempre deseemos de Dios, para todos, la misericordia que perdona.

• Hemos sido enriquecidos por Jesús con todos los dones espirituales.
• Todos los cristianos tienen la obligación estricta de ser santos.
• Los que esperan la venida de nuestro Señor Jesucristo, serán sostenidos por Él hasta el final

• ¡Qué gloriosas son las esperanzas y los privilegios que vienen de Dios!
• No podemos tener paz de Dios, ni nada de Él, sino por medio de Cristo.
• Estamos resguardados por el poder de Cristo del poder de nuestras corrupciones, y de las tentaciones de Satanás.

• Donde Dios ha dado dones, ha dado gran poder para el servicio.
• Somos agradecidos por la conversión a la fe de Cristo Jesús.
• Seremos sin culpa en el día de Cristo, hechos así por la rica y libre gracia.

• Los que estan dispuestos a ser beligerantes, se dividirán en bandos.
• Seamos unánimes en las grandes cosas de la fe.
• El acuerdo en las cosas grandes debiera hacer menguar las divisiones sobre las menores.

• Algunos hacen del evangelio y sus instituciones motores de discordia y contención.
• Para Satanás uno de sus principales ingenios contra el evangelio es la división.
• Habrá unión perfecta en el cielo y, mientras más nos acerquemos a ella en la tierra, más cerca llegaremos de la perfección.

• Donde no hay unidad de sentimiento, que haya al menos unión del afecto.
• Prediquemos el evangelio, porque es la obra más útil que hay.
• Satanás siempre se ha propuesto estimular la discordia entre los cristianos.

• Nuestro propio poder nunca lograría alcanzar la vida eterna.
• ¡Concierne a todos hacer primero lo que sea más necesario!
• Busquemos las cosas de Cristo más que nuestra propia voluntad.

• No debemos tomar a mal si se prefiere una obra que agrada a Dios antes que cumplidos que pueden complacernos.
• ¡La sociedad cristiana es un cielo en la tierra!
• De los cristianos se espera que promuevan toda buena obra, especialmente la bendita obra de la conversión de almas.

• Todo lo que pasa entre los cristianos debe ser prueba y ejemplo de la unión que tienen en Jesucristo.
• ¡Sólo la comunión con Cristo la satisfará al alma!
• Nosotros los gentiles recibimos el Evangelio de Salvación por los judíos.

• Estaban obligados a ministrar lo que es necesario para el cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
• ¡Qué delicioso y ventajoso es tener el evangelio con la plenitud de sus bendiciones!
• ¡Cuánto cuidado debemos tener, para no abandonar nuestro interés en las oraciones del pueblo suplicante de Dios!

• Si hemos experimentado el amor del Espíritu seguro estaremos en la obra de Dios a diario.
• Los que prevalecen en oración, deben esforzarse en oración.
• ¡Aprendamos a valorar la oración ferviente y eficaz del justo!

• Aunque Dios conoce perfectamente nuestro estado y nuestras necesidades, quiere oirlo de nosotros.
• Los que piden oraciones a otras personas, no deben descuidar sus oraciones.
• ¡Qué efectos maravillosos y felices produce el evangelio cuando se acompaña con el poder del Espíritu!

• Debemos buscar a Dios para que refrene la mala voluntad de nuestros enemigos.
• Todo nuestro gozo depende de la buena voluntad de Dios.
• Seamos fervientes en las oraciones con otros y por otros, para que, por amor a Cristo.

• Corresponde a los cristianos ayudarse unos a otros en sus asuntos.
• ¡No faltemos al oficio de bondad para con el prójimo!
• Por el amor del Espíritu Santo pueden venir grandes bendiciones a los cristianos y a las labores de los ministros.

• No sabemos qué ayuda podriamos necesitar nosotros mismos. ¡Dios si lo sabe!
• ¡El que riega también será regado!
• Debemos buscar a Dios para preservar y aumentar la buena voluntad de nuestros amigos.

• Al recordar a las personas expresamos interés por ellos.
• El cuidado de todas las iglesias debe ser a diario.
• Para que nadie se sienta herido, no debemos olvidar a nadie por su nombre.

• ¡Cuán fervientes, cuán afectuosas son todas las exhortaciones bíblicas!
• Si se abandona la verdad, no durarán mucho la paz y la unidad.
• Lo que se parta de la sana doctrina de las Escrituras es algo que abre la puerta a la división y a las ofensas.

• Muchos que llaman Señor a Cristo, distan mucho de servirle, porque sirven sus intereses mundanos, y carnales.
• ¡Corrosperas tu cabeza si engañas a tu corazón!
• Tenemos gran necesidad de cuidar nuestros corazones con toda diligencia.

• La política corriente de los seductores es imponerse sobre los que están ablandados por sus convicciones.
• Seamos tan sabios como para no ser engañados, pero tan sencillos como para no engañar.
• El temperamento dócil es bueno cuando está bien guiado, de lo contrario puede ser llevado a descarriarse.

• Todos los intentos Satanás son para obstaculizarnos la paz del cielo aquí, y la posesión del cielo en el más allá.
• La bendición de Dios que esperamos es la victoria final sobre Satanás.
• No ignoremos todas las estratagemas de Satanás contra las almas, para contaminarlas, perturbarlas y destruirlas.

• Cuando Satanás prevalece, y estemos listos para darlo todo por perdido, intervendrá el Dios de paz por nosotros.
• ¡Resistamos con fe y paciencia un poco más!
• Si la gracia de Cristo está con nosotros, ¿quién puede vencernos?

• Gran consuelo es ver la santidad y el servicio de nuestros parientes.
• Es lícito que los creyentes desempeñen oficios civiles.
• En el Evangelio no son llamados muchos “nobles”, ni muchos “poderosos”, pero algunos si son llamados.

• Sería deseable que todos los oficios de los países, y de la Iglesia, fueran encargados a cristianos firmes.
• Lo que confirma las almas es la clara predicación de Jesucristo.
• Nuestra redención y salvación fue hecha por la obra perfecta del Señor Jesucristo.

• Dios quiere llevarnos al cielo, si no rechazamos voluntariamente una salvación tan grande.
• ¡Incuestionablemente es el gran misterio de la piedad!
• La vida y la inmortalidad son sacadas a la luz por el evangelio.

• Las Escrituras dejan por escrito, que por ellas se da a conocer los misterios de Dios a todas las naciones.
• El evangelio es revelado, no para conversarlo ni para debatirlo, sino para someterse a él.
• Toda la gloria que el hombre caído dé a Dios, para ser aceptado por Él, debe ser por medio del Señor Jesús.

• La obediencia de fe es la obediencia dada a la palabra de la fe, y que viene por la gracia de la fe.
• Jesucristo es el Mediador de todas nuestras oraciones.
• En Jesús solo puede ser agradable para Dios nuestra persona, y nuestras obras.

• Siempre recordemos que somos llamados a la obediencia de fe.
• Todo grado de sabiduría es del único sabio Dios.
• Debemos rendir a Dios, por palabra y obra, la gloria por medio de Jesucristo.

• La gracia de nuestro Señor Jesucristo estará con nosotros para siempre.
• Jesucristo es y será por la eternidad, el Mediador de todas nuestras alabanzas.
• Cristo es salvación para todas las naciones que le acepten.

• Nada fomenta más El Evangelio que el amor y la bondad mutua de los que profesan la fe.
• Insertados en la Iglesia, somos todos compañeros de paciencia y tribulación.
• Cristo cumplió todas las profecías, asi que no hayn excusa para despreciar la fe.

• Debemos alabar a Dios, y deben todos alabar a Dios, ¡a predicar el Evangelio entonces!
• ¡Nunca buscaremos a Cristo mientras no confiemos en Él!
• Todo el plan de redención está adaptado para que nos reconciliemos unos con otros, y con nuestro bondadoso Dios.

• Todo verdadero gozo y paz, quitar dudas y temores; obra poderosa del Espíritu Santo.
• Donde la esperanza abunde, es el Espíritu bendito quien debe tener toda la gloria.
• Podemos alcanzar la esperanza de la vida eterna por medio del poder santificador y consolador del Espíritu Santo.

• Estaban llenos con un Espíritu bueno, afectuoso, y de conocimiento.
• ¡No nuestra obra, sino la obra del Espíritu Santo!
• La Biblia esta escrita para recordarnos nuestros deberes, y para darnos a conocer también nuestros peligros.

• No podemos ser obedientes a ninguna alma, si antes no fuimos obedientes al Espíritu Santo.
• La conversión de las almas pertenece a Dios.
• El llamado a todas las naciones para que alaben al Señor, indica que ellos tendrán conocimiento de Él.

• Procuremos principalmente el bien de los que estan en tinieblas de maldad.
• ¡Todas las cosas impías nunca pueden ser gratas para el santo Dios!
• Sea cual fuere el bien que hagamos, es Cristo quien lo hace por nosotros.

• El reino de Cristo no consiste de ritos y ceremonias externas, sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
• ¡Qué preferible es el servicio de Dios respecto de todos los demás servicios!
• Al servir a Dios no somos llamados a vivir y a morir por nosotros mismos, sino por Cristo.

• La libertad cristiana se permitió, no para nuestro placer, sino para la gloria de Dios y para bien del prójimo.
• ¡Cristo al cual pertenecemos, y al cual debemos servir!
• Debemos agradar a nuestro prójimo por el bien de su alma.

• Si buscamos agradar a los hombres, no somos siervos de Cristo; punto.
• ¡Los más poderosos en las Escrituras son los más doctos!
• ¿Que parte de esta verdad no entiendes? Toda la vida de Cristo fue una vida de negación y no agradarse a sí mismo.

• Cayeron sobre Cristo los reproches de Dios: el justo por el injusto.
• El que más se conforma a Cristo es el cristiano más avanzado.
• Debemos agradar a nuestro prójimo no para servir su malvada voluntad, ni contentarlo de manera pecaminos.

• ¿Debiéramos ser humildes, abnegados y dispuestos para considerarnos los unos a otros; somos miembros unos de otros?
• El consuelo que surge de la palabra de Dios es lo más seguro, dulce y grandioso para anclar la esperanza.
• Cristo llevó la culpa del pecado, y la maldición de éste; nosotros sólo llamados a soportar un poco de problema.

• Las Escrituras son para que nosotros las usemos y nos beneficiemos, tanto como para aquellos como para nosotros.
• ¡El Espíritu como Consolador es las arras de nuestra herencia!
• Todo debe de estar de acuerdo con el precepto de Cristo, conforme a su patrón y ejemplo.

• La oración es dádiva de Dios, y dádiva preciosa es, por lo cual debemos buscarle fervorosamente.
• La disposición debe caracterizarnos, especialmente la del fuerte para con el débil.
• Cristo llevó los pecados impertinentes del impío; nosotros sólo somos llamados a soportar las fallas del débil.

• El gran fin de todos nuestros actos debe ser que Dios sea glorificado.
• Quienes concuerdan en Cristo, bien pueden concordar entre ellos.
• Nuestro Maestro divino invita a sus discípulos y los alienta mostrándose a ellos manso y humilde de espíritu.

• La Biblia nos enseña a orar pidiendo el pan cotidiano, pero pedir carne para nuestras lujurias es provocar a Dios.
• Evitemos el afán ansioso y perturbador, y el gusto de los deseos ilícitos.
• Las necesidades naturales deben ser suplidas, pero hay que controlar y negarse los malos apetitos.

• Las diferencias de opinión prevalecían hasta entre los seguidores inmediatos de Cristo y sus discípulos.
• Los intentos de producir la unanimidad absoluta de los cristianos serán inútiles.
• El asentimiento forzoso de cualquier doctrina sin estar convencido, es hipócrita e infructuoso.

• ¡Que el cristiano que usa su libertad no desprecie a su hermano débil por ignorante y supersticioso!
• ¡Que la comunión cristiana no sea perturbada por discordias verbales!
• Bueno será que nos preguntemos, cuando estamos tentados a desdeñar y culpar a nuestros hermanos.

• Los que sabemos que muchas de las cosas fueron términadas por la venida de Cristo, no nos fijaremos en las festividades religiosas.
• ¡Que el creyente escrupuloso no busque defectos en su hermano!
• Usurpamos el lugar de Dios cuando nos ponemos a juzgar así los pensamientos del prójimo, los cuales están fuera de nuestra vista.

• No basta con que nuestra conciencia consienta lo que hacemos/vemos; es necesario que sea certificado por la Palabra de Dios.
• ¡Cuídate de actuar contra tu conciencia cuando duda!
• Somos buenos para hacer de nuestras opiniones la norma de verdad.

• El reconocimiento agradecido de Dios, Autor y Dador de todas nuestras misericordias, las santifica y las endulza.
• Somos buenos para para considerar ciertas las cosas que para otros son dudosas.
• A menudo los cristianos se desprecian o se condenan mutuamente por asuntos dudosos de poca importancia.

• Cristo trata bondadosamente a los que tienen la gracia verdadera aunque sean débiles en ella.
• ¡Considérese la intención de la muerte de Cristo!
• El Maligno, además de llevar un alma a pecar, amenaza destruir esa alma.

• Cristo se negó por nuestros hermanos, al morir por ellos, y ¿nosotros no nos negaremos por ellos, al resguardarlos de toda indulgencia?
• No podemos impedir que las lenguas desenfrenadas hablen mal, pero no debemos darles la ocasión.
• Debemos negarnos en muchos casos, de lo que es lícito, cuando nuestro quehacer pueda dañar nuestro buen testimonio.

• Nuestro bien suele venir de que hablan mal de nosotros, cuando no tienen razón para hacerlo.
• ¿Por qué usar las cosas lícitas de manera egoísta y nada caritativa?
• Como valoramos la reputación de lo bueno que profesamos y practicamos, busquemos aquello de lo cual no pueda hablarse mal.

• Fuimos, somos y, seremos santificados por el Espíritu de su gracia, porque el justo Señor ama la santidad.
• ¡Justicia, paz y gozo, son palabras de enorme significado!
• En cuanto a Dios, nuestro gran interés es presentarnos ante Él justificados por la muerte de Cristo.

• En cuanto a nuestros hermanos, vivamos en paz, amor, y caridad con ellos; y siguiendo la paz con todos los hombres.
• En cuanto a nosotros mismos, negemonos a diario.
• Somos poseedores de un gozo espiritual obrado por el bendito Espíritu en el corazón del creyente.

• Todo hijo de Dios le respeta como su Padre reconciliador, y al cielo como su hogar esperado.
• Son más agradables a Dios los que más se complacen en Él.
• Respecto a cumplir nuestros deberes para con Cristo, Él solo puede hacerlos aceptables.

• Los fieles a Dios son aprobados por los hombres sabios y buenos.
• La vida abundante abundan en paz y gozo del Espíritu Santo.
• La opinión de los demás no tiene que tomarse en cuenta, cuando no se ha tomado primero la opinión de Dios.

• Muchos que desean la paz y hablan de ella en voz alta, no siguen las cosas que hacen la paz.
• ¡Mansedumbre, humildad, abnegación y amor, hacen la paz!
• No podemos edificar uno sobre otro mientras peleamos y contendemos.

• Muchos destruyen la obra de Dios en sí mismos por la comida y la bebida; que necedad.
• son perjudicados, por una ofensa voluntariamente cometida.
• Nada destruye más el alma de un hombre que halagar y complacer la carne, y satisfacer su lujuria.

• ¿Que haces que se debilite la gracia del Señor, sus consuelos o sus bendiciones? ¡Dejemos de pecar¡
• Las cosas lícitas pueden volverse ilícitas si se hacen ofendiendo al hermano.
• Evitemos todo lo posible para que un hermano sea llevado a pecar, o a meterse en problemas.

• Muchos de los que son muy sensibles a los problemas, piensan poco del pecado de endeudarse.
• No gastemos en nosotros lo que debemos al prójimo.
• El amor al prójimo incluye todos los deberes de la segunda tabla (de los mandamientos).

• Los últimos cinco mandamientos se resumen en esta ley real: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
• El que ama a su prójimo como a sí mismo, deseará el bienestar de su prójimo.
• Con la misma sinceridad con que nos amamos, en la misma medida y grado, debemos amar al prójimo.

• La regla de oro: hacer como queremos que nos hagan.
• No hagamos ninguna clase ni grado de mal a nadie.
• El amor es un principio activo de obediencia de toda la ley.

• Ocupémonos de ser útiles en cada situación de la vida.
• Despertemonos del sueño de la muerte espiritual.
• Despertemonos del sueño de la seguridad carnal, la pereza y la negligencia.

• ¡Consideremos el tiempo, un tiempo peligroso!
• ¡La salvación está cerca, a la mano!
• Ocupémonos de nuestro camino y hagamos nuestra paz, que estamos más cerca del final de nuestro viaje.

• La noche casi ha pasado, el día está a la mano; por tanto, es tiempo de vestirnos de santidad.
• Debemos quitarnos la ropa usada en la noche.
• Desechemos las obras pecaminosas de las tinieblas.

• El cristiano debe reconocerse desnudo si no está armado.
• ¡Vestíos de Cristo: eso lo incluye todo!
• La armadura es para asegurar al alma contra las tentaciones de Satanás y los ataques del presente mundo malo.

• Debéis vestiros del Señor Jesucristo como Señor que os gobierna, como Jesús que os salva.
• El cristianismo nos enseña a andar para complacer a Dios que nos ve siempre.
• Cuando estamos de pie y listos, no tenemos que sentarnos tranquilamente, sino salir afuera.

• Andemos honestamente, como de día evitando las obras de las tinieblas.
• Nuestro mayor cuidado debe ser por nuestras almas.
• Donde hay tumultos y ebriedad suele haber libertinaje y lascivia, discordia y envidia. ¡Evitemolo!

• Los que abrazan la fe deben esperar encontrarse con enemigos en un mundo cuyas sonrisas rara vez concuerdan con las de Cristo.
• Desde que los hombres se hicieron enemigos de Dios, han estado muy dispuestos a ser enemigos entre sí.
• Solo los animales que no tienen consciencia de ningún ser superior, o de ninguna existencia después de esta, pagan mal por mal.

• Cuidemonos para hacer lo que es amistoso y encomiable.
• No ofendamos a Dios que heriremos nuestra conciencia.
• Hagamos el bien para que nuestra fe resulte recomendable a todos aquellos con los que conversemos.

• ¡Cuando la pasión del hombre está en su auge, y el torrente es fuerte!
• ¡Dejad lugar a la ira!
• ¡No os venguéis vosotros mismos!

• En toda discordia y contienda son vencidos los que se vengan, y son vencedores los que perdonan.
• La línea de nuestro deber está claramente marcada en la Palabra de Dios.
• Si nuestros enemigos no son derretidos por la benignidad perseverante, no tenemos que buscar la venganza.

• El que tiene la Palabra de Dios en su espíritu, es mejor que el poderoso.
• No nos dejemos aplastar por el mal; hagamos el bien.
• Aprendamos a derrotar las malas intenciones en nuestra contra, ya sea para cambiarlas o para preservar la paz.

• Sean quienes sean las personas que ejercen autoridad sobre nosotros, debemos someternos y obedecer el justo poder que tienen.
• ¡Que Dios nos capacite por su Espíritu de manera que sea su sentir y su actuar en nosotros!
• El evangelio nos enseña sumisión y silencio cuando el orgullo y la mente carnal sólo ven motivos para murmurar y estar descontentos.

• En el transcurso de los asuntos humanos, las autoridades no son terror para los honestos, tranquilos y buenos, sino para los malhechores.
• ¡Muchos son refrenados de delinquir sólo por el miedo al castigo!
• Tenemos el beneficio del gobierno, por tanto, hagamos lo que podamos por conservarlo, y nada para perturbarlo.

• Dios nos a dado una orden para que nos comportemos con tranquilidad y paz donde nos haya puesto.
• Los cristianos no deben usar trucos ni fraudes; aun para predicar el evangelio.
• Todo tráfico de mercaderías o contrabando, la retención o evasión de los impuestos, constituyen una rebelión contra la Palabra de Dios.

• Debemos ser siempre hallados como los tranquilos y pacíficos de la tierra, no importa cómo sean los demás.
• Duele que algunos profesantes del evangelio estimulen costumbres deshonestas.
• Conviene que todos los cristianos aprendan y practiquen la lección de la Palabra de Dios.

• Los cristianos deben evitar los gastos inútiles y tener cuidado de no contraer deudas que no puedan pagar.
• Debemos alejarnos de toda especulación aventurera y de los compromisos precipitados.
• Debemos alejarnos de todo lo que puedan exponerlos al peligro de no dar a cada uno lo que le es debido.

• El progreso en la santificación: morir más y más al pecado, y vivir más y más para la justicia.
• El gran enemigo de la renovación de la mente es conformarse a este mundo.
• La Misión del Espíritu Santo es llevar a cabo esta obra renovadora, hasta que es perfeccionada en la gloria.

• El orgullo es un pecado que está en nosotros por naturaleza; necesitamos que se nos advierta par ir en su contra.
• Cuidemonos de formar planes para la felicidad, como si estuviera en las cosas de este mundo.
• La obra del Espíritu Santo empieza, primero, en el entendimiento y se efectúa en la voluntad, los afectos y la conversación.

• Todos los santos constituyen un cuerpo en Cristo que es la Cabeza del cuerpo, y el centro común de su unidad.
• Tenemos que hacer todo el bien que podamos, unos a otros, y para provecho del cuerpo.
• En el cuerpo espiritual hay algunos que son aptos para una clase de obra y son llamados a ella.

• Si pensáramos debidamente en los poderes que tenemos, y cuán lejos estamos de aprovecharlos apropiadamente, eso nos motivaría.
• Las cosas de la tierra pronto pasan.
• El Espíritu Santo trabaja en nosotros hasta que hay un cambio de todo el hombre a la semejanza de Dios.

• Cuidemonos, no sea que so pretexto de la humildad y la abnegación, seamos perezosos en beneficio de los demás.
• ¡Me daré hasta lo sumo en el poder de la gracia de Cristo!
• ¡No debemos decir, no soy nada, así que me quedaré quieto y no haré nada!

• No caigamos en las costumbres de los que andan en las lujurias de la carne, y se preocupan de las cosas terrenales.
• Vivamos sin buscar nuestro propio mérito o provecho, sino el bien de muchos en este mundo y el venidero.
• Sean cuales fueren nuestros dones o situaciones, tratemos de ocuparnos humilde, diligente, alegre y con sencillez.

• El amor mutuo que los cristianos se profesan debe ser sincero, libre de engaño, y de adulaciones mezquinas y mentirosas.
• Debemos detestar y tenerle pavor a todo mal.
• Debemos deleitarnos en todo lo que sea bueno y útil.

• No sólo debemos hacer lo bueno; tenemos que aferrarnos al bien.
• Todo nuestro deber mutuo está resumido en esta palabra: amor.
• Amar con celo a Dios y al hombre por el evangelio dará diligencia al cristiano sabio.

• Dios debe ser servido con el espíritu, bajo las influencias del Espíritu Santo.
• Dios es honrado con nuestra esperanza y confianza en Él.
• Vivimos mas intensamente especialmente cuando nos regocijamos en la esperanza de la Vida Eterna.

• Se le sirve a Dios no sólo haciendo su obra, sino sentándonos tranquilos y en silencio cuando nos llama a sufrir.
• La paciencia por amor a Dios es la piedad verdadera.
• Los que se regocijan en la esperanza probablemente sean pacientes cuando están atribulados.

• No sólo debe haber benignidad para los amigos y los hermanos.
• No debemos ser fríos ni cansarnos en el deber de la oración.
• Nosotros los cristianos no debemos albergar ira contra los enemigos.

• Es amor falso el que se queda en bonitas palabras cuando nuestros hermanos necesitan provisiones reales y podemos proveerles.
• Hay que estar preparados para recibir a los que hacen el bien.
• Según haya ocasión, debemos dar la bienvenida a los forasteros.

• El Evangelio presupone la buena voluntad completa.
• ¡Bendecid, y no maldigáis! me incluyo.
• A los enemigos no hay que odiarlos sino bendecirlos siempre, sin maldecirlos en absoluto.

• El amor cristiano verdadero nos hará participar en las penas y alegrías de unos y otros.
• ¡Miremos con santo desprecio la pompa y dignidad mundanas!
• Trabajemos lo más que podamos para concordar en las mismas verdades espirituales que Dios nos dado.

• De las cosas de esta tierra no te preocupes por ellas, y mucho menos, no te enamores de ellas.
• Nada es más bajo que nosotros sino el pecado.
• Confórmemonos con el lugar en que Dios nos ha puesto en su providencia, cualquiera sea.

• ¡Estabamos como en un profundo sueño sin conocer el peligro ni interesarnos al respecto!
• Dios glorifica su gracia cambiando los corazones y los temperamentos de los rebeldes.
• Dios no ha regalado una salvación tan grande. ¡Entonces, cómo debieran admirarlo y alabarlo!

• Muchos aun no tienen conciencia de necesitar al Salvador o de estar al borde de su destrucción eterna.
• Tendriamos nuestros ojos ensombrecidos si nos inclinamos ante la mentalidad mundana.
• La Palabra de Dios predijo por el Espíritu los sufrimientos de Cristo infligidos por su pueblo.

• ¡El estado natural de cada uno de nosotros es ser silvestre por naturaleza!
• El evangelio es la riqueza más grande en todo lugar donde esté.
• La conversión es como el injerto de las ramas silvestres en el buen olivo.

• Nosotros los gentiles, de pura gracia, fuimos injertados para compartir las ventajas de la obra de Cristo.
• Debemos cuidarnos de confiar en sí mismos y de toda clase de orgullo y ambición.
• Reniendo sólo una fe muerta y una profesión de fe vacía, nos volveriamos contra Dios y abandonariamos sus privilegios.

• No sólo tenemos que ser primero justificados por fe; debemos mantenernos hasta el final en el estado justificado sólo por fe.
• Si permanecemos en Cristo es absolutamente por la fe.
• Tenemos que ser humildes, estar alertas, temer engañarnos con el yo, o de ser vencido por la tentación.

• Nuestra fe no está sola sino que obra por amor a Dios y el hombre.
• La gracia verdadera no procura limitar el favor de Dios.
• Los juicios espirituales será el más dolorosos de todos los juicios.

• Los que hallan misericordia deben esforzarse para que por su misericordia otros también puedan alcanzar misericordia.
• Debemos conocer los misterios del reino de Dios tan bien como ningún otro hombre.
• El cuidado continuo del Señor para su pueblo, y la bendita restauración concebida para ellos, muestra el amor de Dios.

• Los consejos divinos son completos; no sólo tienen profundidad y altura, sino anchura y longitud.
• Los que más saben en este estado imperfecto, sienten más su debilidad.
• No es sólo la profundidad de los consejos divinos sino las riquezas, la abundancia de lo que es precioso y de valor.

• Hay vasta desproporción entre Dios y el hombre, entre el Creador y la criatura, que por siempre nos dificulta conocerle.
• ¡Adoramos la soberanía de los consejos divinos!
• ¿Qué hombre le enseñará a Dios cómo gobernar al mundo?

• Todas las cosas de cielo y tierra, especialmente las que se relacionan con nuestra salvación, corresponden a Dios.
• Nuestra paz, fe, amor, son todas de Él por la creación, por medio de Él por la providencia, para que al final sean para Él.
• ¡Dios como manantial y fuente de todo; por medio de Cristo, y para Dios como fin!

• Si todos somos de Él, y por Él, todos seremos de Él y para Él.
• ¡Todo lo que se comienze, que su fin sea la gloria de Dios!
• La relación de Dios con sus criaturas es obra de Él y para Él.

• Adorémos a Dios especialmente cuando hablamos de los consejos y acciones divinas.
• Los santos del cielo nunca discuten; siempre alaban.
• Toda la Biblia argumenta y prueba que las diversas doctrinas son aplicadas prácticamente.

• Este es un poderoso llamado: que por las misericordias de Dios presenten sus cuerpos en sacrificio vivo a Él.
• Recibimos diariamente del Señor los frutos de su misericordia.
• Presentémonos; todo lo que somos, todo lo que tenemos, todo lo que hacemos.

• ¿Qué tanta es nuestra alabanza en comparación con las grandes riquezas que recibimos?
• Es aceptable a Dios: un culto racional, por el cual somos capaces y estamos preparados para dar razón, y lo entendemos.
• La conversión y la santificación son la renovación de la mente; cambio, no de la sustancia, sino de las cualidades del alma.

• Muchos no quieren ir a Cristo para recibir la salvación gratuita por fe.
• Muchos edifican sobre un fundamento falso, y no en Cristo.
• Son muchos los que en cada época hacen lo mismo en diversas formas y su resultado es la perdición eterna.

• La severidad de La Ley demostró a los hombres su necesidad de salvación por gracia por medio de la fe.
• Aun bajo La Ley, todos los que fueron justificados ante Dios, obtuvieron esa bendición por la fe.
• Las ceremonias eran una sombra de Cristo que cumple la justicia y carga con la maldición de La Ley.

• Cuando hablamos de mirar a Cristo, recibirlo y alimentarnos de Él, es cuando hablamos de ser salvos por Él.
• Fuimos hechos partícipes de la perfecta justicia del Redentor prometido.
• Cristo cumplió toda la ley, por tanto, quien cree en Él, es contado justo ante Dios como si él mismo la hubiese cumplido.

• Amamos a Cristo en el cielo, a Cristo en lo profundo, a Cristo en la promesa, a Cristo ofrecido en la Palabra.
• La justificación por fe en Cristo es una doctrina sencilla; pero por fe.
• La obra de Cristo se expone ante la mente y el corazón de cada persona, dejándola así sin disculpa por la incredulidad.

• Si un hombre ha confesado su fe en Jesús como Señor y Salvador de los pecadores perdidos, es salvo.
• Somos salvos por la justicia de Cristo, imputada a él por medio de la fe.
• Si un hombre realmente cree en su corazón que Dios levantó a Jesús desde los muertos, es salvo.

• El Espíritu Santo es poderoso para santificar al corazón y reglamentar todos sus afectos por el amor de Cristo.
• Debemos consagrar y rendir nuestras almas y nuestros cuerpos a Dios.
• Dedicamos nuestras almas a Dios al creer con el corazón, y nuestros cuerpos al confesar con la boca.

• El creyente nunca tendrá causa para arrepentirse de su confianza total en el Señor Jesús.
• Ningún pecador será nunca avergonzado de tal fe ante Dios.
• No hay un Dios para los judíos que sea más bueno, y otro para los gentiles que sea menos bueno.

• La promesa es la misma para todos los que invocan el nombre del Señor Jesús como Hijo de Dios.
• Jesucristo Dios manifestado en carne, una gran verdad que el enemigo combate.
• Solo los creyentes invocan al Señor Jesús tan humilde o sinceramente como para ser escuchados.

• ¿Cómo podría invocar al Señor Jesús, el Salvador divino, alguien que no ha oído de Él?
• ¡Cuál es la vida del cristiano, sino una vida de oración!
• La oración demuestra que sentimos nuestra dependencia de Jesús y que estamos listos para rendirnos a Él.

• El evangelio es dado no sólo para ser conocido y creído, sino para ser obedecido.
• ¡Alguien debe mostrar lo que se tiene que creer!
• ¡Qué recibimiento debiera tener el evangelio entre aquellos a quienes les es predicado!

• El evangelio no es un sistema de nociones, sino una regla de conducta.
• La palabra de Dios fortalece la fe.
• El comienzo, el desarrollo y el poder de la fe vienen por oír, pero sólo el oír la Palabra.

• ¿No empezó Dios con amor, y se nos dio a conocer cuando nosotros no preguntábamos por Él?
• La paciencia de Dios para con los pecadores provocadores es maravillosa.
• El tiempo de la paciencia de Dios es llamado un día; pero hay una noche que le pone fin.

• A veces la paciencia de Dios empeora la desobediencia del hombre, y la vuelve más pecaminosa, pero es culpa del hombre.
• Podemos maravillarnos ante la iniquidad del hombre, que su maldad no sea vencida por la bondad de Dios.
• Podemos maravillarnos ante la misericordia de Dios, de que su bondad no sea vencida por la maldad del hombre.

• Es cuestión de gozo pensar que Dios ha enviado el mensaje de gracia a millones por la amplia difusión de su evangelio.
• La salvación de principio a fin debe ser de gracia o de deuda.
• Hay un remanente escogido de creyentes que tiene justicia y vida por fe en Jesucristo.

• Ser insensible al estado eterno de nuestro prójimo es contrario al amor requerido por la Palabra de Dios.
• Solo la conciencia, iluminada y dirigida por el Espíritu Santo da testimonio de la sinceridad.
• En Cristo rescatemos a nuestra nación de la destrucción venidera por su obstinada incredulidad.

• Todas las promesas referidas a Cristo y su salvación nos fueron dadas.
• La misericordia del evangelio no tiene limites.
• Jesucristo no solo está sobre todo como Mediador; es el Dios bendito por los siglos.

• Todas las promesas y las advertencias en la Palabra de Dios se cumplirán.
• Dios obró, obta y obrará conforme al consejo de su voluntad.
• La gracia no corre por la sangre humana, sino solo por la de Jesús.

• Toda la Escritura muestra la diferencia entre el cristiano confeso y el creyente real.
• Los privilegios externos son concedidos a muchos que no son los hijos de Dios.
• Hay un estímulo completo para el uso diligente de los medios de gracia que Dios ha determinado.

• La sola gracia de Dios nos hace ser diferentes.
• Cualquier cosa que Dios haga debe es justa.
• Nadie es merecedor de la gracia, de modo que los que son salvos debemos agradecer únicamente a Dios

• Aquellos que perecen, deben sólo culparse a sí mismos porque Dios ha provisto todo para ser rescatados.
• Dios no está obligado más allá de lo que le parezca bien obligarse según su pacto y promesa.
• La voluntad revelada de Dios es esta, que recibirá y no echará fuera a los que vienen a Cristo.

• La Palabra de Dios establece a Jesús como el soberano Señor de todo.
• Nos corresponde someternos a Dios, no objetarlo.
• ¡Quién eres tú, tan necio, tan débil, tan incapaz para llegar a juzgar los consejos divinos!

• El alfarero ejerce su derecho a disponer de su barro hacer un vaso para un uso más honroso, y otro para uso más vil.
• Dios no puede hacer injusticia por más que así le parezca a los hombres.
• Dios siempre hará evidente que odia el pecado en toda la Palabra de Dios.

• Los incredulos se preparan para el infierno, pero Dios es quien prepara a los santos para el cielo.
• La santificación es la preparación del alma para la gloria.
• A todos los que Dios destina para el cielo en el más allá , a ésos prepara ahora.

• Dios ejerce su benignidad, paciencia y tolerancia para con los pecadores sujetos a culpa creciente.
• La falta está en el mismo pecador encallecido.
• En cuanto a todos los que aman y temen a Dios, guardan silencio ante Él cuando lo amerita.

• Debemos adorar su misericordia perdonadora y su gracia que crea de nuevo.
• ¡Es el Señor solo quien nos hace diferentes!
• Pongamos diligencia para asegurar nuestra vocación y elección.

• El rechazo de los judíos y la incorporación de los gentiles estaban profetizados en el Antiguo Testamento.
• Esta gran verdad nos la enseña esta Escritura. ¡Jesús es el Señor!
• Prodigio de la potestad y misericordia divinas es que haya algunos salvos.

• Se debe temer que, aun en el vasto número de cristianos profesantes, sólo un remanente será salvo.
• Alcanzamos la justicia por fe.
• Nosogtros os gentiles no conocíamos la culpa y miseria, por tanto, no tomabamos la molestia de procurarnos remedio.

• No es sano buscar de la manera incorrecta, no de la manera que hace humilde, no de la manera establecida.
• Abrazando a Cristo, creyendo en Él, y sujetándonos al evangelio somos salvos.
• No seremos avergonzados en ese día terrible, cuando todos los refugios de mentiras sean arrasados.

• Los hijos de Dios tienen el Espíritu de Dios que da testimonio a sus espíritus que les da paz a su alma.
• Los hijos de Dios no tienen el espíritu de servidumbre.
• Muchos se jactan de tener paz en sí mismos, a quienes Dios no les ha dado paz.

• Aunque ahora podemos parecer perdedores por Cristo, al final no seremos, no podemos ser, perdedores para Él.
• Nuestras aflicciones son leves y sólo pasajeras.
• Hay impureza, deformidad y enfermedad que sobrevinieron a las criaturas, por la caída del hombre.

• Dios nos librará de estar así mantenidos en esclavitud, por la depravación del pecado.
• ¡Este estado deplorable de la creación vive con la esperanza divina!
• La Palabra de Dios declara que el mundo no siempre continuará como está.

• El Espíritu Santo vivifica nuestros deseos, anima nuestras esperanzas y eleva nuestra expectativa.
• El pecado fue y es la causa culpable de todo el sufrimiento que existe en la creación de Dios.
• ¡Ningún lamento se ha emitido, ninguna punzada se ha sentido, en cuerpo o mente, que no haya procedido del pecado!

• Los creyentes han sido llevados a un estado de seguridad, pero su consuelo consiste, más bien, en esperanza que en deleite.
• Es una expectativa vana de hallar satisfacción en las cosas del tiempo y de los sentidos.
• Necesitamos paciencia, nuestro camino es áspero y largo, pero el que ha de venir, vendrá aunque parezca que tarda.

• Aunque las dolencias de los cristianos son muchas y grandes, el Espíritu Santo los sostiene.
• Seriamos vencidos si fueramos dejados a sí mismos.
• El Espíritu, como Espíritu iluminador, nos enseña por qué cosa orar.

• El Espíritu Santo es la fuente de todos los deseos que tengamos de Dios.
• Espíritu santificador obra y estimula las gracias para orar.
• Como Espíritu consolador, acalla nuestros temores y nos ayuda a superar todas las desilusiones.

• Nuestra alabanza a Dios es a menudo más de lo que pueden expresar las palabras.
• Cuando el Espíritu intercede ante Dios, el enemigo no vence.
• El Espíritu que escudriña el corazón puede captar la mente y la voluntad del espíritu, y abogar por su causa.

• El Espíritu Santo nos aparta del pecado, nos acerca a Dios, nos quita del mundo y nos equipa para el cielo.
• ¡Lo bueno para los santos es lo que hace buena su alma!
• ¡Toda providencia tiende al bien espiritual de los que aman a Dios!

• Toda la humanidad merecía la destrucción, pero Dios determinó recuperar a algunos por la regeneración y el poder de su gracia.
• Cuando los creyentes actúan fuera de su carácter, serán corregidos para volverlos a donde deben estar.
• Todo eso que Dios concibió como la finalidad de la gloria y felicidad, lo decretó como el camino de la gracia y la santidad.

• Este es el llamado del evangelio. El amor de Dios, que reina en los corazones de quienes, una vez fueron Sus enemigos.
• En esta vida somos renovados en parte, y andamos en Sus huellas.
• Es un llamamiento eficaz el de Dios, desde el pecado y la vanidad a la gracia y la santidad como nuestro camino.

• Los que resisten el evangelio, permanecen sujetos a la culpa y la ira.
• Nada puede interponerse entre nuestra alma y la gloria de Dios.
• La Palabra de Dios estimula nuestra fe y esperanza, porque como Dios, su camino, su obra, es perfecta.

• Mientras más profundamente somos guiados en los misterios del evangelio, más afectados somos por ellos.
• El regenerado habla como alguien asombrado y absorto de admiración.
• Nos maravillamos por la altura y la profundidad, y el largo y la anchura del amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento.

• Nada es tan grande como para no exhibir el libre amor de Dios como la dádiva de su coigual Hijo.
• Mientras Dios esté por nosotros, seremos mantenidos en su amor.
• En Cristo podemos desafiar con santa osadía a todas las potestades de las tinieblas.

• Busquemos todo eso que pueda ser causa o medio de cualquier bien real.
• …y todo lo demás sigue a la unión con Jesús, y el interés en Él.
• El que ha preparado una corona y un reino para nosotros, nos dará lo que necesitamos en el camino para alcanzarla.

• Somos asegurados por Cristo. Él pagó nuestra deuda por el mérito de su muerte.
• ¡De manera que tenemos un Amigo a la diestra de Dios!
• Jesús ha resucitado; esta es la prueba convincente de que la justicia divina fue satisfecha.

• Toda potestad le ha sido dada a Jesús, que está al lado de Dios, e intercede por cada Creyente.
• ¿Dice tu alma dentro de ti, ¡oh, que Jesús fuera mío! y ¡oh, que yo fuera de Él?
• ¡Que yo pudiese complacer a Jesús y vivir para Él!

• No juegues con tu espíritu, ni confundas tus pensamientos en dudas estériles e interminables.
• ¿Estás condenado? Cristo ha muerto y resucitado, huye a Él en esa calidad.
• Asi como estamos convencido de impiedad; creamos en aquel que justifica al impío.

• Habiendo Dios manifestado su amor al dar a su propio Hijo por nosotros, ¿Habra algo que pueda apartar o eliminar ese amor?
• Los problemas no causan ni muestran ninguna disminución del amor de Dios.
• Nadie puede quitar a Cristo del creyente y nadie puede quitar al creyente de Cristo; eso basta.

• El incredulo aunque abunden con posesiones de este mundo, ¡Qué cosas tan vanas son!
• En Cristo ecimos adiós a todo lo que este mundo considera de supremo valor.
• Puede que hasta te saquen las habitaciones preciosas, las amistades y la fortuna, pero ¿Quién te separará del amor de Dios?.

• El alma que está en Cristo, cuando le quitan las demás cosas, se aferra a Cristo y estas separaciones no le pesan.
• Cuando llega la muerte rompe todas las uniones, hasta la del alma con el cuerpo.
• El Espíritu Santo lleva el alma del creyente a la unión más íntima con su amado Señor, y al gozo pleno de Él para siempre.

• El pecado que habita en un hombre no resulta ser quien le manda o le domina; nosotros que voluntariamente nos dejamos.
• El creyente ve más de la belleza de la santidad y la excelencia en la Palabra de Dios.
• Mientras más puro y santo sea el corazón, será más sensible al pecado que permanece en él.

• Los deseos fervientes de obedecer del creyente aumentan a medida que crece en la gracia.
• El pecado siempre brotará en nosotros a través de los vestigios de corrupción.
• Desgraciadamente no hacemos todo el bien al cual se inclina plenamente nuestra voluntad.

• A menudo, hacemos el mal aun contra la decidida determinación de nuestra voluntad.
• Las presiones del pecado interior nos apenan
• No podemos hacer ni cumplir como sugiere el Espíritu, así también, por la eficaz oposición del Espíritu.

• Algunos contra la luz y la advertencia de su conciencia, siguen adelante, hasta en la práctica externa, haciendo el mal.
• No podemos hacer aquello a lo cual la carne lo impide.
• ¡Algunos se sienten cómodos con las seducciones internas de la carne que les impulsan al mal!

• El nuevo hombre creado según Dios lo es en la justicia y santidad de la verdad.
• ¡Algunos con premeditación, siguen en el camino a la perdición!
• Cuando el creyente está bajo la gracia, se deleita sinceramente en la Palabra de Dios y en la santidad que exige.

• Los cristianos encuentramos causa para bendecir a Dios por haber provisto para nuestro sostenimiento y consuelo.
• Nuestra voluntad como creyente está en el camino de la santidad.
• Hay quienes abusan de cierto pasajes de la Biblia, como también de las demás Escrituras, para su propia destrucción.

• No tenemos que ver defectos en la Escritura, porque los cegados por sus propias lujurias abusen de ellas.
• Nadie es capaz de juzgar rectamente acerca de un conflicto doloroso que lleva algún cristianos.
• Ningún hombre que no esté metido en un conflicto espiritual puede entender claramente el significado de cada palabra de la Biblia.

• ¿Quién no se ha lamentado a sí mismo, y considerado como miserable por hacer lo que aborrecía?
• No nos podemos liberarnos a sí mismos, y esto nos hace agradecer más fervorosamente a Dios.
• El camino de salvación revelado por medio de Jesucristo, nos promete la liberación final del enemigo.

• ¡Con mi mente, mi juicio consciente, mis afectos y propósitos de hombre regenerado por gracia divina, sirvo y obedezco a Dios!
• La ley del pecado batalla contra la ley de la mente.
• ¡Con la carne, la naturaleza carnal, los vestigios de la depravación, sirvo a la ley del pecado!

• No es que sirva a la ley del pecado como para vivir bajo ella o permitirla, sino que soy incapaz de librarse a sí mismo de ella.
• Debe ser evidente nuestro agradecimiento a Dios por Cristo como nuestro libertador.
• Aun en mi mejor estado espiritual, necesito buscar ayuda y liberación fuera de sí mismo; en Jesús.

• Nuestra expiación y justicia es en Jesús mismo, y no debido a ninguna santidad obrada en nosotros mismos.
• Nunca alcanzaremos la perfección que La Ley requiere; para eso esta Cristo.
• Estamos dispuesto a actuar en todos los puntos conforme a la ley, pero nos lo impedía el pecado que lo habita en nosotros.

• ¿En qué puede consistir la liberación para un pecador, sino la libre gracia de Dios según es ofrecida en Cristo Jesús?
• Los cristianos entendemos completamente el estado miserable del cual nos salva la gracia divina.
• Solo el poder de la gracia divina y del Espíritu Santo pueden desarraigar el pecado de nuestros corazones.

• Los creyentes podemos ser castigados por el Señor, pero no seremos condenados con el mundo.
• Resguardemonos de confiar en sí mismos.
• Siempre saquemos todo consuelo y esperanza de la rica y libre gracia de Dios en Cristo.

• Solo por nuestra unión con Cristo por medio de la fe, estamos seguros.
• ¿Para cuál de hacemos provisión, por cuál somos gobernados: la carne o el Espíritu?
• ¿Cuál es el principio de nuestro andar: la carne o el Espíritu, la naturaleza vieja o la nueva, la corrupción o la gracia?

• La voluntad sin renovar es incapaz de obedecer por completo ningún mandamiento de la Palabra de Dios.
• La Palabra de Dios, además de los deberes externos, requiere obediencia interna.
• Dios muestra su aborrecimiento del pecado por los sufrimientos de su Hijo en la carne.

• Cristo murio para que la persona del creyente fuera perdonada y justificada.
• El Espíritu escribe la ley del amor en el corazón.
• En Cristo se satisfizo la justicia divina y se abrió el camino de la salvación para el pecador.

• Obedecemos de todo corazón al evangelio en el cual fuimos puestos como en un molde.
• Todo hombre es el siervo del amo a cuyos mandamientos se rinde.
• Obramos según la nueva obediencia espiritual implantada por la regeneración del Espíritu.

• Así como el metal se hace vaso cuando es fundido y se echa en otro molde, así el creyente ha llegado a ser nueva criatura.
• Hay una gran diferencia entre la libertad de mente y la de espíritu!
• ¡La libertad es tan opuesta al estado de esclavitud que no se compara!

• Lo que tiene el cristiano verdadero al servicio de su justo Señor es insuperable a toda otra pertenencia.
• El dominio del pecado consiste en ser esclavos voluntarios de Satanás.
• El cristiano al servicio del Señor, puede considerarlo su Padre, y por la adopción de la gracia, considerarse hijo heredero.

• Los que ahora son los siervos de Dios fueron una vez los esclavos del pecado.
• El placer y el provecho del pecado no merecen ser llamados fruto.
• Los pecadores no están más que arando iniquidad, sembrando vanidad y cosechando lo mismo.

• La vergüenza vino al mundo con el pecado y aún sigue provocando dicho efecto cuando vamos al Padre.
• Sin Dios y si ley, de todos modos al final habrá amargura.
• El fin del pecado es la muerte; aunque el camino parezca placentero e invitador.

• El creyente es puesto en libertad de la condenación del pecado, cuando es hecho libre por Cristo.
• Si el fruto del Espíritu Santo es para santidad.
• Si hay un principio de Dios activo de gracia verdadera y en crecimiento en nosotros, el final será la vida eterna.

• La dádiva de Dios solo en Cristo Jesús es la vida eterna.
• ¡Solo en Cristo tendremos un final muy feliz!
• Aunque el camino es cuesta arriba, estrecho, espinoso y tentador, no obstante, la vida eterna en su final está asegurada.

• Cristo compró nuestra salvación, la preparó, nos prepara para ella, y nos preserva para ella.
• ¡Jesucristo es el todo en todo de nuestra salvación!
• Mientras el hombre continúe bajo el pacto de la ley, sigue siendo en alguna forma esclavo del pecado.

• Procurar justificarnos por nuestra obediencia para obtener salvación, es un grave error.
• Quien vive bajo la moral sigue siendo en alguna forma esclavo del pecado.
• Nada sino el Espíritu de vida en Cristo Jesús, puede liberar al pecador de la ley del pecado y la muerte.

• Los creyentes somos liberados del poder de la ley, que nos condena por los pecados cometidos.
• ¡Somo librados no de la ley como regla, sino como pacto de obras. ¡Entendamos bien esto!
• Fuimos librados del poder de la ley que incita y provoca al pecado que habita en nosotros.

• En profesión y privilegio estamos bajo un pacto de gracia, y no bajo un pacto de obras.
• Vivimos bajo el evangelio de Cristo, no bajo la ley de Moisés.
• En nuestro creer poderosa y eficazmente estamos muertos para la ley , y no tenemos más relación con ella bajo un pacto de obras.

• Por la muerte somos liberados de la obligación a la ley en cuanto al pacto de obras, como la viuda lo es de sus votos.
• El día en que creímos es el día en que somos unidos al Señor Jesús.
• Cuando aceptamos a Jesús entramos en una vida de dependencia de Él y de deber para con Él.

• Los esfuerzos más grandes de uno bajo la ley, no pueden enderezar el corazón en cuanto al amor de Dios.
• Las buenas obras del creyente son por la unión con Cristo y no merito propio de alguna mejora.
• Como el fruto de la vid es el producto de estar en unión con sus raíces, no hay fruto para Dios hasta que estemos unidos con Él.

• Las terapias humanas no pueden derrotar las lujurias mundanas, o dar verdad y sinceridad a las partes internas del hombre.
• Solo el poder santificador del Espíritu Santo transforma a las criaturas.
• Sólo la obediencia formal de la letra externa de cualquier precepto puede ser cumplida por nosotros.

• No hay manera de llegar al conocimiento del pecado, necesario para el arrepentimiento, sino tratando nuestros vidas con La Ley.
• La Palabra de Dios nos mostró cuán malo es nuestro corazón y nuestra vida sin Dios.
• No hubiera conocido la pecaminosidad de nuestro pensamientos, motivos y acciones sino por la ley

• Sin la ayuda de Dios, la vida no contiene ninguna cláusula de misericordia o gracia para nuestro alivio.
• Cuando aceptamos a Jesús aceptamos todos sus bendiciones y, nuestras obligaciones para con Él.
• Ignora la naturaleza humana y la perversidad de su propio corazón aquel que no advierte en sí mismo que le falta a Dios.

• La Biblia describe el camino del creyente, desde sus primeras convicciones de pecado hasta su mayor progreso en la gracia.
• Mientras más humilde y espiritual sea un cristiano, más útil para la obra de Dios.
• A la luz de la Palabra de Dios, nuestro pecados eran más numerosos de lo que habíamos pensado ante.

• Durante este presente estado imperfecto, viviremos imperfectos.
• Somos ignorantes de la [espiritualidad] de la ley.
• Sin el conocimiento de la Palabra de Dios, desconocemos nuestra depravación interior.

• Cuando la Palabra de Dios despierta nuestra conciencia, vemos que nuestra pecaminosa se levantaba en contra.
• Solo el Espíritu Santo nos hace sentir la maldad del pecado.
• Somos incapaces de cumplir la ley, y como consecuencia somo criminales condenados.

• ¡De todos modos la ley es santa, y el mandamiento, santo, justo y bueno!
• El principio del mal en el corazón humano produce malas motivaciones.
• No es favorable al pecado lo que lo busca en el corazón, lo descubre y reprueba su accionar interior, esto es la Palabra de Dios.

• El mismo calor [del Espíritu Santo] ablanda la cera y endurece el barro.
• Nada es tan bueno que una naturaleza corrupta y viciosa no pervierta.
• El alimento o el remedio, cuando se toman mal, pueden causar la muerte, aunque su naturaleza es nutrir o sanar.

• La ley puede causar la muerte por medio de la depravación del hombre, pero el pecado es el veneno que produce la muerte.
• No la ley, sino el pecado descubierto por la ley es hecho muerte para el creyente.
• La naturaleza destructora del pecado, la pecaminosidad del corazón humano son claramente señalados en la Palabra de Dios.

• Comparandonos con la santa regla de conducta de la ley de Dios, nos hallamos lejos de la perfección. ¡En Cristo se puede!
• Sin Cristo vivimos como un hombre que está vendido contra su voluntad a un amo odiado, del cual no puede ser liberado.
• No podemos sacudir la cadena humillante del pecado hasta que nos rescate nuestro Amigo Poderoso y la gracia de lo alto.

• La Biblia hace distinción entre el yo verdadero en Cristo y la parte espiritual, del yo o lo carnal donde habita el pecado.
• La Bibia no dice que los hombres no seamos responsables de rendir cuentas por el pecados.
• Las acciones malas eran hechas por nosotros, son hechas por el pecado que aún habita en nuestros miembros.

• La Biblia no elimina el apartarse del pecado, al exponer la libre gracia del evangelio.
• La Biblia es muy completa al enfatizar la necesidad de la santidad.
• La Biblia muestra que la conexión entre justificación y santidad es inseparable.

• Los creyentes verdaderos están muertos al pecado, por tanto, no deben seguirlo.
• ¡Sea aborrecido el pensamiento de seguir en pecado para que abunde la gracia!
• Nadie puede estar vivo y muerto al mismo tiempo; solo para el pecado y para Cristo.

• ¡Necio es quien, deseando estar muerto al pecado, piensa que puede vivir en él!
• El bautismo enseña la necesidad de morir al pasado pecaminoso.
• Debemos vivir como, el haber sido sepultado de toda empresa impía e inicua.

• El Espíritu de Dios nos resucita para andar con Dios en una vida nueva.
• Hemos pasado de la familia de Satanás a la Familia de Dios.
• Podemos tener la señal externa de una muerte al pecado, y de un nuevo nacimiento a la justicia en Cristo Jesús.

• La naturaleza corrupta está debilitada y en estado moribundo, aunque todavía lucha por la vida, y hasta por la victoria.
• La naturaleza corrupta, se llama hombre viejo, porque derivó de Adán nuestro primer padre.
• En todo creyente verdadero ha crucificado el viejo hombre con Cristo, por la gracia derivada de la cruz.

• Todo el cuerpo de pecado, sea lo que sea que no concuerde con la Palabra de Dios, debe ser desechado.
• ¡Nos corresponde interesarnos mucho por hacer progresos en la fe!
• El Espíritu Santo nos ayuda para que no seamos más esclavo del pecado, sino que vivamos para Dios.

• Luchemos con fervor para que, por medio de la gracia divina, no prevalezcan el pasado pecaminoso.
• Es un aliento pensar que este estado pronto terminará.
• Presentemos todos nuestros poderes como armas o instrumentos a Dios.

• ¡Listos para la guerra, y para la obra de justicia al servicio de Dios!
• El pecado no tendrá dominio; solo molestias.
• ¡Hay poder para nosotros en el pacto de gracia!

• Las promesas de Dios para nosotros son más poderosas y eficaces para mortificar el pecado que nuestras promesas a Dios.
• El pecado puede que lo angustie, pero no lo dominará al cristiano fiel.
• El pecado puede luchar en un creyente real y crearle una gran cantidad de trastornos, pero no le dominará.

• Lejos estén pensamientos tan abominables, tan contrarios a las perfecciones de Dios.
• ¿Pecaremos contra tanta bondad y contra una gracia semejante?
• ¡Qué motivo más fuerte contra el pecado que el amor de Cristo!

• La ley no podía salvar en el pecado ni de los pecados, pero daba ventajas a los judíos para obtener la salvación.
• Verdaderamente seamos utilizados para la conversión de muchos.
• La educación en el conocimiento del Dios verdadero y su servicio nos hace crecer en la gracia.

• Las Escrituras les fueron especialmente encargadas a los Judios.
• Las promesas Dios, él las hace sólo a los creyentes.
• La incredulidad de algunos o de muchos prefesantes no puede inutilizar la efectividad de la fidelidad de Dios.

• ¡Dios cumplirá las promesas a su pueblo y ejecutará sus amenazas de venganza a los incrédulos!
• El goce de la palabra y de las ordenanzas de Dios es la principal felicidad de un pueblo.
• La maldad y la obstinada incredulidad de los hombres demuestra la necesidad que tiene de Dios.

• Hagamos males para que nos vengan bienes, es algo más frecuente en el corazón que en la boca de los incredulos.
• Todos se justifican a sí mismos a pesar de sus malos caminos.
• El creyente sabe que todos los acontecimientos que le acaesen, sean “buenos ó malos”, Dios los usa.

• Toda la humanidad está debajo de la culpa del pecado como una carga, y está bajo el gobierno y el dominio del pecado.
• Los Hombres estan esclavizados por Satanás, para obrar iniquidad.
• Varios pasajes de las Escrituras del Antiguo Testamento dejan muy claro que Cristo es el Señor.

• La Biblia describen el estado depravado y corrupto de todos los hombres, hasta que la gracia los refrena o los cambia.
• El juicio de Dios sobre el mundo silenciará para siempre todas las dudas y especulaciones sobre su justicia.
• Por grandes que sean nuestras ventajas, nunca nos exaltamos.

• El creyente sabe que no debe pecar ni decir ninguna mentira, con la esperanza de que Dios se glorifique.
• Muchos textos bíblicos describen a multitudes de los que se dicen cristianos.
• Los principios que abracemos y la conducta que tengamos, prueban o reprueban nuestro temor a Dios.

• Al dar vuelta nuestra mirada a Dios, ¡Todos debemos declararnos culpables!
• La culpa ante Dios es palabra temible, pero en Cristo se perdona.
• Donde no hay temor de Dios no se puede esperar nada bueno, ¡Seamos sinceros!

• Ningún hombre puede ser justificado por una ley que lo condena por violarla.
• ¡Vano es buscar la justificación por las obras de la ley!
• La corrupción de nuestra naturaleza siempre impedirá toda justificación por nuestras propias obras.

• ¿Debe el hombre culpable permanecer sometido a la ira para siempre?, de ninguna manera; existe Cristo.
• La fe que tiene a Jesucristo por su objetivo.
• ¡Bendito sea Dios!, hay otro camino abierto para nosotros; existe Cristo.

• La salvación es libre gracia, pura misericordia; nada hay en nosotros que merezca tales favores.
• El Salvador ungido, eso significa el nombre Jesucristo.
• Todos por igual somos bienvenidos a Dios por medio de Cristo.

• La fe tiene consideración especial por la sangre de Cristo, como la que hizo la expiación.
• ¿Estará la herida del pecado abierta para siempre?, de ninguna manera; existe Cristo.
• La fe justificadora respeta a Cristo como Salvador en sus tres oficios ungidos: Profeta, Sacerdote y Rey.

• La salvación nos llega gratuitamente, pero Cristo la compró y pagó el precio.
• En toda la Biblia queda claro que odia el pecado.
• La fe confía en Jesús, le acepta y se aferra de Él.

• Es la justicia de Dios; la justicia en la ordenación, en la provisión y en la aceptación.
• En Cristo no hay diferencia, su justicia está sobre todo aquel que cree.
• La salvación no sólo se nos ofrece, sino se nos pone como una corona, como una túnica.

• Puesto que el Fiador [Jesucristo] pagó la deuda del pecador, Dios aceptó ese pago a toda satisfacción.
• Nada inferior a la sangre de Cristo hace satisfacción por el pecado.
• Cobrar Dios la deuda al pecador no estaría en conformidad con su justicia

• El juicio de Dios será conforme al verdadero carácter de cada uno.
• Nunca podemos apelar a los pensamientos propios del pecador.
• En todo pecado voluntario hay desprecio de la bondad de Dios.

• Aunque las ramificaciones de la desobediencia del hombre son muy variadas, todas brotan de la misma raíz.
• En Cristo la mente dispone a elegir lo bueno y rechazar lo malo.
• En el arrepentimiento verdadero debe haber odio por la pecaminosidad anterior.

• El hombre sin Dios muestra un sentido de infelicidad interior.
• La conversión, necesaria para todo ser humano.
• ¡Todo es nuevo! Tal es el gran cambio producido en el arrepentimiento por Cristo.

• La ruina de los pecadores es que caminan tras un corazón duro e impenitente.
• ¡Nótese la exigencia total de la ley en la descripción del hombre justo!
• En la descripción del injusto, se presenta el espíritu contencioso como el principio de todo mal.

• La conciencia es un testigo que, tarde o temprano, dará testimonio.
• La voluntad humana está enemistada con Dios.
• El hombre tiene la ley escrita por dentro; la revelación de Dios a través de la naturaleza.

• Los servicios secretos oara Dios serán recompensados, los pecados secretos serán castigados, y sacados a la luz.
• Nada causa más terror a los inconversos, y más consuelo a los hijos de Dios, que Cristo sea el Juez.
• Al obedecer o desobedecer la Palabra de Dios y sus dictados, las conciencias nos exoneran o nos condenan.

• La ley exige que los motivos sean puros, y rechaza todas las acciones motivadas por la ambición o por fines terrenales.
• La raíz y la suma de toda religión es gloriarse en Dios creyendo, humilde y agradecidamente.
• La Biblia nos muestra de cuáles pecados seremos culpables por confesiones falsas, y vanas pretensiones.

• Muchos que descansan en una forma muerta de piedad, son los que desprecian a su prójimo.
• La religión es la jactancia orgullosa que se vanagloria en Dios.
• Un gran mal de los pecados profesante es el deshonor contra Dios.

• El seudo-cristiano es un hipocrita porque no vive conforme a lo que profesa.
• Algunos confían en una forma de conocimiento desprovista de vida y poder.
• No se pueden aprovechar las formas, las ordenanzas o las nociones sin la gracia regeneradora de Dios.

• Algunos que se glorían en el evangelio, llevan vidas impías que deshonran a Dios y hacen que Su Nombre sea blasfemado.
• Una vida transformada siempre lleva a buscar un interés en la justicia de Dios por la fe.
• La religión es la profesión externa de su nombre, es la raíz y la suma de toda hipocresía.

• La regeneración trae un marco espiritual a la mente y una voluntad de seguir la verdad en sus caminos santos.
• Tampoco solo es bautismo el exterior, en la carne, sino va a compañado del interior en el espíritu.
• El bautismo verdadero es el del corazón, por el lavado de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo.

• Porque no es más cristiano ahora, de lo que era el judío de antaño, aquel que sólo lo es en lo exterior.
• El orgullo espiritual es la más peligrosa de todas las clases de orgullo.
• El cristiano verdadero es aquel que por dentro es un creyente verdadero con fe obediente.

• ¡Oremos que seamos hechos cristianos de verdad, no por fuera, sino por dentro!
• Leamos la Palabra de Dios con el corazón y el espíritu, no en la letra.
• ¡Bautizados no tan sólo con agua sino con el Espíritu Santo!

• No tenemos nada de qué jactarnos en la presencia de Dios; solo somos salvos por gracia, por medio de la fe.
• Solo cuando los creyentes somos justificados por la fe, “nos es contado por justicia”.
• Si un hombre pudiera obrar toda medida exigida por la ley, la recompensa sería considerada deuda.

• Para ser salvos, escogimos el nombre por el cual debe llamársele: “Jehová Justicia nuestra”.
• El sello del Espíritu Santo en nuestra santificación.
• ¡La gente perdonada es la única gente bendecida! – ¡y ya!

• La ley producía ira al indicar que todo transgresor queda expuesto al descontento divino.
• Dios tiene la intención de dar a los hombres un título de las bendiciones prometidas.
• Dios designó que fuera por la salvación por fe, para que sea totalmente por gracia; salvos todos por la misma fe preciosa.

• La justificación y la salvación de los pecadores, es merito de Jesucristo.
• Creemos el testimonio de Dios y esperamos el cumplimiento de su promesa.
• Es debilidad de la fe lo que hace que el hombre se agobie por las dificultades del camino hacia una promesa.

• La salvación por fe, no la consideramos como tema que admita discusión ni debate. ¡Solo la creemos!
• La incredulidad se halla en el fondo de todos nuestras dudas de las promesas de Dios.
• El Espíritu Santo al hacernos nuevas criaturas, es la evidencia interior de la justicia de la fe.

• El poder de la fe se demuestra en su victoria sobre los temores.
• ¡Dios honra la fe y la gran fe honra a Dios!
• La fe es una gracia que, entre todas las demás, da gloria a Dios.

• La fe es, claramente, el instrumento por el cual recibimos la justicia de Dios.
• ¡La redención es en Cristo!
• Nuestra fe no nos justifica por mérito o valor propio, sino al darle una participación en Cristo.

• Es claro que no somos justificados por el mérito de nuestras propias obras, sino por la fe en Jesucristo y su justicia.
• Cristo obró meritoriamente nuestra justificación y salvación por su muerte y pasión.
• Jesús por su muerte pagó nuestra deuda; en su resurrección recibió nuestra absolución.

• Cuando Jesús resucito, nosotros en Él y junto con Él recibimos el descargo de la culpa y del castigo de todos nuestros pecados.
• ¡Entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación! es una reseña o un resumen de todo el evangelio.
• ¡Que nuestra alabanza sea no de los hombres, sino de Dios! ¡Que nuestra alabanza no sea a los hombres, sino a Dios!

• Un cambio bendito ocurre en el estado del pecador cuando llega a ser un creyente verdadero, haya sido lo que fuera.
• Siendo justificados por la fe tenemos paz con Dios; no hay otra manera.
• Dios no puede estar en paz con un pecador mientras esté bajo la culpa del pecado.

• La justificación en Cristo Jesús elimina la culpa y, así, abre el camino para la paz con Dios.
• ¡En Jesús estamos firmes, sólo en Él!
• La salvación es por medio de Jesucristo; por medio de Él como gran Pacificador, el Mediador entre Dios y el hombre.

• ¡Estamos firmes y seguros, sostenidos por el poder de Dios!
• La postura de fe denota perseverancia.
• Estamos en Cristo como hombres que mantienen su terreno, sin ser derribados por el poder del enemigo.

• Los que tienen la esperanza de la gloria de Dios en el mundo venidero, tienen suficiente para regocijarse en Él de ahora.
• Los que sufren con paciencia tienen la mayoría de las consolaciones divinas que abundan cuando abundan las aflicciones.
• La tribulación produce paciencia, no en sí misma ni de por sí; la poderosa gracia de Dios obra en la tribulación y con ella.

• La esperanza en Dios no desilusiona, porque está sellada con el Espíritu Santo como Espíritu de amor.
• La tribulación obra una experiencia necesaria para nosotros.
• Derramar el amor de Dios en los corazones de todos los santos es obra de gracia de su Espíritu bendito.

• Dios no nos avergonzará en nuestra esperanza de vida eterna, ni por nuestros sufrimientos por Él.
• Aún éramos pecadores cuando Cristo murió por nosotros.
• Cristo murió por todos los pecados; no sólo por los que eran inútiles sino por los que eran aborrecibles.

• Dios determinó con todo su amor librarnos del pecado, y obrar un cambio grande en nosotros.
• ¡La mente carnal no sólo es enemiga de Dios, sino la enemistad misma!
• Mientras continúe el estado pecaminoso, Dios aborrece al pecador y el pecador aborrece a Dios.

• Pero ¿de qué somos librados los creyentes en Cristo por su muerte? No de la muerte corporal, porque todos debemos soportarla.
• Es un misterio que Cristo muriera por los nosotros los pecadores. ¡No se conoce otro ejemplo de amor!
• Tenemos toda la eternidad por delante para que podamos dedicarnos a adorar a Dios, y para maravillarnos de Él.

• Somos librados de caer en el poder del pecado y de Satanás, o de alejarnos definitivamente de él.
• El pecado; debemos alejarnos definitivamente de él.
• Somos justificados por el precio de su sangre derramada de Cristo, y por fe en esa expiación.

• El propósito del amor de Dios, fue morir salvando hasta el último de todos los creyentes verdaderos.
• La Biblia declara que los creyentes no sólo se regocijan en la esperanza eterna, sino hasta en sus tribulaciones por amor de Cristo.
• La señal de salvación del amor de Dios se encuentra en Cristo Jesús.

• Adán peco, su naturaleza se vuelve culpable y corrupta y así paso a sus hijos. ¡Así todos pecamos en él!
• También nos gloriamos en Dios como el Amigo seguro.
• Las bendiciones no sólo se extienden para eliminar el pecado, sino mucho más allá.

• El pecado prevaleció en el mundo por mucho tiempo antes que se diera la ley de Moisés.
• La muerte es por el pecado, porque la muerte es la paga del pecado.
• ¡Entonces entró toda esa miseria que es la consecuencia debida al pecado! La muerte temporal, espiritual, y eterna.

• La muerte reinó por largo tiempo, no sólo sobre los adultos que pecaban voluntariamente, sino también sobre multitud de infantes.
• El pecado de Adán se extendió a toda su posteridad; la vida eterna en Cristo se extiende a todos los que la anhelan.
• Adán era una figura o tipo del que iba a venir como Garantía del nuevo pacto para todos los que estén emparentados con Él.

• La gracia y la misericordia de Dios y el don libre de la justicia y salvación son por medio de Jesucristo.
• Por medio de la ofensa de un solo hombre [Adán], toda la humanidad queda expuesta a la condena eterna.
• El Señor ha llevado a la multitud de creyentes a un estado más seguro y enaltecido que aquel desde el cual cayeron en Adán.

• El don de Dios nos fijó en un estado de justificación, como hubiera sido puesto Adán si hubiera resistido a la tentación.
• Hay una semejanza asombrosa pese a las diferencias entre Adán y Jesús.
• Por el pecado de uno, prevalecieron el pecado y la muerte para condenación de todos los hombres.

• Por la justicia de uno prevaleció la gracia para justificación de todos los relacionados con Cristo por la fe.
• Por medio de la gracia de Dios ha abundado para muchos el don de gracia por medio de Cristo.
• Las multitudes optan por seguir bajo el dominio del pecado y la muerte en vez de pedir las bendiciones del reino de la gracia.

• Cristo no echará afuera a nadie que esté dispuesto a ir a Él.


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