Un Día de Estos

Benjamín siempre busca un espacio para estar feliz y jugar. Puede estar llorando y si encuentra algo que le guste o le haga gracia: estalla en risas. Siempre rie. A veces está gritando porque no puede agarrar algo y con lágrimas en los ojos se empieza a reir simplemente porque… algo le da risa.

Pero es inevitable que un día de estos, según las costumbres humanas, le enseñemos en qué ocasiones debe reir y jugar, y en qué ocasiones no. Les enseñaremos los «límites» en las relaciones y que aparte de eso, no siempre debes expresar con tu rostro lo que estás sintiendo por dentro. Hay personas de confianza a las que puedes mostrar tu incomodidad, y hay otras a las que no quieres realmente expresarle lo que pasa dentro de ti. Hay momentos en que, aunque estés feliz y quieras reir, otros a tu alrededor están tristes porque algo les pasó, así que en frente de ellos debes pretender que también estás triste. Eso no significa que no compartes su tristeza, y que su situación no te mueve a compasión, pero no puedes reir, no es lugar para jugar.

Un día dejará de ser niño, y entonces el Señor tendrá que enseñarle otra vez como ser lo que nunca debió dejar de ser.


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