Un Ejército Liberado de la Sed.

Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.Juan 17:18

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.1ª Corintios 10:31

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Hacia el año 160 el emperador romano Marco Aurelio, que estaba en campaña contra los Bárbaros, se halló completamente rodeado por el enemigo. En medio de semejante situación tan desesperada, pues todo abastecimiento de agua era imposible, escribió lo siguiente en su diario: «En el quinto día sin agua me puse a rezar a los dioses de mi pueblo, pero como me ignoraron, convoqué a aquellos de los nuestros que tienen el nombre de cristianos. Los invité a orar para encontrar una salida».

Los detalles concernientes a la oración de estos creyentes también fueron anotados: «Puestos de rodillas, oraron no sólo por mí, sino también por todo el ejército, para que fuésemos liberados de la sed. Mientras se postraban en tierra y oraban a su Dios, a un Dios que yo desconozco, llovió a cántaros sobre nosotros y al mismo tiempo un granizo devastador cayó sobre el campo enemigo. Todos reconocieron inmediatamente la intervención de un Dios que responde a las oraciones».

Impresionado por la respuesta milagrosa, el emperador redactó seguidamente un decreto que aliviaría (sólo por algún tiempo) las persecuciones contra los cristianos.

Creyentes, en un mundo cada vez más enemigo de Cristo, permanezcamos en el lugar que Dios nos da, con buena disposición “para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1ª Pedro 3:15).


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