Un Manifiesto Profético – Parte 1

La Muerte de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

Los
Estados Unidos están acabados. Como nación le hemos vuelto nuestra espalda a
Dios. Lo hemos expulsado de nuestras escuelas y de la arena pública. Le hemos
declarado que se esté fuera de los límites.
Nuestro Rechazo de Dios
Le
hemos dado una patada a Aquel que nos hizo grandes y que nos colmó de
bendiciones. Estamos en proceso de convertirnos en una nación completamente
secular y pagana. Y, en el proceso, estamos cortejando la ira de Dios.
  • Desde
    1973 hemos asesinado a nuestros bebés en el vientre de sus madres a una tasa de
    4,000 por día, para un total de casi 60 millones, y su sangre clama por
    venganza.
  • Consumimos
    más de la mitad de todas las drogas ilegales producidas en el mundo, sin
    embargo, constituimos sólo el 5% de la población mundial.
  • Gastamos
    2.8 billones de dólares en pornografía por Internet, que es más de la mitad del
    total mundial de 4.9 billones.
  • Nuestro
    porcentaje de parejas que cohabitan se ha multiplicado por diez desde 1960,
    totalizando más de 12 millones de parejas de hecho en la actualidad.
     
  • Nuestra
    tasa de divorcio es la más alta de cualquier nación en el mundo.
     
  • Cuarenta
    por ciento de todos nuestros hijos nacen de madres solteras.
  • Gastamos
    más de 100 billones de dólares por año en juegos de azar.
  • Nuestro
    principal problema de drogas es el alcohol, produciendo más de 17.6 millones de
    adultos que son alcohólicos o que tienen problemas con el alcohol.
  • Nuestra
    nación se ha convertido en un adicto a la deuda, dirigiendo al mundo tanto en
    deuda pública como en deuda personal.
  • La
    blasfemia del nombre de Dios, Su Palabra y de Su Hijo se ha vuelto común en
    nuestros medios de comunicación.
     
  • Somos
    el contaminante moral del planeta tierra a través de la distribución de
    nuestros programas de televisión y películas inmorales, violentos y blasfemos. 
     
  • Hemos
    abandonado a la nación de Israel, exigiendo que entreguen el núcleo de su
    tierra y que dividan su capital.
     
Las Consecuencias de la Rebelión
Nos
hemos convertido en una nación que llama a lo bueno malo y a lo malo bueno
(Isaías 5:20). Y estamos pagando el precio:
  • Nuestras
    escuelas se han convertido en escenarios de violencia mortal.
     
  • Nuestra
    población carcelaria está aumentando de forma exponencial, de 500,000 en 1980 a
    más de 2.5 millones en la actualidad. Más de 7.2 millones de nuestra gente está
    bajo alguna forma de supervisión correccional.
     
  • Más
    de 1.5 millones de nuestras mujeres se reportan como víctimas de violencia
    doméstica cada año y se estima que la mayoría de casos nunca son reportados.
     
  • Actualmente
    estamos promediando más de 3 millones de casos de abuso infantil cada año,
    involucrando a 6 millones de niños.
     
  • Experimentamos
    más de 12 millones de crímenes cada año, más que cualquier otra nación en el
    mundo.
     
  • La
    violencia entre los adolescentes ha aumentado exponencialmente, con jóvenes
    matándose entre sí por un par de zapatos de tenis.
     
  • Las
    pandillas están aterrorizando nuestras ciudades.
     
  • Incluso los mejores de nuestros barrios ya no son seguros,
    lo que nos obliga a proteger nuestros hogares con sistemas de seguridad y
    armas.
     
  • Nuestro dinero se está volviendo cada vez más
    inservible.
     
  • Nuestra economía está siendo estrangulada hasta la
    muerte por un montón de deudas que está más allá de la comprensión.
     
  • Nuestras grandes corporaciones y sindicatos son
    esclavos de la avaricia.
     
  • Nuestra sociedad se ha dividido profundamente,
    fragmentada entre grupos rivales definidos por factores raciales, religiosos y
    económicos.
     
  • Nuestras familias están siendo destruidas por una
    epidemia de divorcios.
     
  • Nuestra industria del entretenimiento consiste de
    vulgares divirtiendo a bárbaros.
     
  • Uno de nuestros negocios de más rápido crecimiento es
    la práctica pagana de tatuarse y perforarse el cuerpo.
     
  • Nuestras universidades y medios de comunicación están
    controlados por izquierdistas radicales que desprecian a Dios.
     
  • Nuestro gobierno federal se ha vuelto muy pesado con
    burócratas que son insensibles a los contribuyentes.
     
  • Nuestros políticos están más preocupados con el poder
    que por el servicio.
     
  • Todos los niveles del gobierno se han vuelto cada vez
    más opresivos, tratando de regular todos los aspectos de nuestra vida.
     
  • La tributación se ha convertido en algo de naturaleza
    confiscatoria.
     
  • Nuestro sistema legal ha sido secuestrado por
    activistas que desean imponer su voluntad sobre el pueblo, sin importarles lo
    que el pueblo desea.
     
  • Nuestra libertad de expresión está siendo amenazada
    por la legislación de los “crímenes de odio”.
     
  • Nuestras formas de deporte se están volviendo cada vez
    más violentas, que nos recuerdan a los gladiadores de la antigua Roma.
     
  • Nuestra sociedad se ha obsesionado con las estrellas,
    interesada más en celebridades que en personas de integridad.
     
  • Nuestras iglesias están atrapadas en una epidemia de
    apostasía mientras dejan de lado la Palabra de Dios en un esfuerzo para acomodarse
    al mundo y obtener su aprobación.
     
  • Estamos experimentando un gran desastre natural tras
    otro en volumen y ferocidad sin precedentes.
     
  • Hemos llegado a estar afectados con una plaga de
    perversión sexual, produciendo un ejército de militantes homosexuales de línea
    dura.

En resumen, somos un pueblo que nos hemos vueltos
insensibles al pecado y, en el proceso, nos hemos olvidado de cómo ruborizarnos
(Jeremías 6:15).
Persecución y
Alienación
Otra característica negativa de nuestra sociedad es
que los verdaderos cristianos creyentes en la Biblia están siendo alienados de
la sociedad y están siendo cada vez más objetos de persecución. La velocidad a
la que esto ha sucedido es impresionante.
Jim Garlow es un ministro nazareno que pastorea la
Iglesia Skyline en La Mesa, California. Es un considerado un experto en la
historia de la Iglesia. En una reciente presentación ante la National Religious
Broadcasters (Emisores Religiosos Nacionales), el pastor Garlow presentó una
visión radical de la relación entre los cristianos creyentes en la Biblia y la
sociedad estadounidense:
1607 – 1833 — El Establecimiento (236 años)
1833 – 1918 — La Fuerza Predominante (85 años)
1918 – 1968 — La Fuerza subdominante (50 años)
1968 – 1988 — Una subcultura (20 años)
1988 – 1998 — Una Contra Cultura (10 años)
1998 – 2008 — Una Cultura Antitética (10 años)
2008 – Presente — Una Cultura Perseguida
Cristianismo
Cultural
Una abrumadora mayoría de los estadounidenses (85%)
dicen ser cristianos, pero la evidencia del Cristianismo en la mayoría de ellos
es casi nula. Compran billetes de lotería, frecuentan películas con
clasificación R [restringida – ed.], ven programas basura en la televisión,
compran pornografía, idolatran a músicos crudos y vulgares, frecuentan clínicas
de aborto y compilan una tasa de divorcio igual a la de los que no son
cristianos.
Son lo que podríamos llamar “Cristianos Culturales” –
nacidos en una familia cristiana, criados para ir a la iglesia, pero sin
ninguna relación personal con Jesús.
Otra característica de los Cristianos Culturales es
que rara vez (o nunca) leen la Biblia. Esto ha ocasionado una crasa ignorancia
y la ruina de la doctrina.
Cristianismo
Evangélico
La ignorancia de la Palabra de Dios se ha hecho realidad
incluso en el caso de los Cristianos Evangélicos, las mismas personas cuya
identidad en el pasado estuvo vinculada a su dependencia de la Biblia como su
autoridad máxima en todas las cosas.
Encuestas realizadas por el Barna Group revelan que
entre aquellos que afirman ser evangélicos hoy en día:
19% están viviendo con una pareja fuera del matrimonio
37% no creen que la Biblia sea totalmente precisa
45% no creen que Jesús fue sin pecado
52% no creen que Satanás sea real
57% no creen que Jesús sea el único camino a la vida
eterna
57% creen que las buenas obras juegan un papel en la
obtención de la vida eterna
Como se puede ver en estos resultados de la encuesta,
el término, Evangélico, ha perdido su significado.
Confusión Cristiana
No es de extrañar que tengamos a cristianos
profesantes votando por candidatos que promueven la homosexualidad, el
matrimonio entre personas del mismo sexo, el aborto y los juegos en los
casinos. O cristianos profesantes que votan por codicia por el candidato que
más les ofrece, sin importar el estilo de vida miserable o las creencias acerca
de cuestiones sociales y morales de la persona. O cristianos profesantes que
votan sobre la base de la raza o el origen étnico, sin tener en cuenta los
puntos de vista del candidato en relación con cuestiones morales vitales.
Encuestas de opinión pública referentes a las
creencias fundamentales del Cristianismo consistentemente revelan que el número
de los verdaderos cristianos creyentes en la Biblia en Estados Unidos es hoy en
día de menos del 10%. No es de extrañar que durante los pasados 50 años nuestra
sociedad se haya secularizado y paganizado tan rápidamente.
Somos una nación agitando nuestro puño contra Dios.
Estamos literalmente clamando por el juicio de Dios. Dios ha sido muy paciente
con nosotros, como lo es siempre. Considere las palabras del profeta Nahúm:

Jehová es
Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de
sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos. Jehová es tardo para
la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable.
(Nahum 1:2-3a)

Los Pasos a la Destrucción
El primer capítulo de Romanos revela cómo Dios trata
con una nación rebelde. El retrocederá, bajará el vallado de protección y
permitirá que el mal prospere. El primer resultado de esta acción será el
estallido de una revolución sexual que tuvo lugar en esta nación en la década
de los 60’s.
Si la nación se niega a arrepentirse, Dios dará un
segundo paso hacia atrás, bajará la cobertura de nuevo y una plaga de
homosexualidad se desatará (Romanos 1:26-27). Eso ocurrió en nuestro país en la
década de los 80’s y se aceleró en la década de los 90’s.
Si la nación continúa en su pecado sin ninguna señal
de arrepentimiento, Dios retrocederá una tercera vez, bajará la cobertura de
nuevo y la sociedad será entregada a una “mente depravada” que dará lugar a su
destrucción (Romanos 1:28-32).
Ha llegado el momento para que Dios nos entregue a una
mente depravada – a entregarnos del juicio a la destrucción. Hemos llegado al
punto de no retorno, que es identificado por los profetas bíblicos como el
punto donde “la herida no puede ser curada” (Jeremías 30:12; Miqueas 1:9 y Nahúm
3:19).
Nuestro Tipo
Profético
Sólo otra nación en la historia ha sido tan bendecida
como la nuestra y ésa fue la antigua Judá. Al igual que nosotros, se rebelaron
contra el Dios que los había bendecido tan ricamente. Y al igual que nosotros,
Dios envió profetas para llamarlos al arrepentimiento. Cuando se negaron, Él
los golpeó con juicios correctivos.
Cuando persistieron en su rebelión, Dios los entregó
del juicio a la destrucción, permitiendo que los babilonios los conquistaran y
que se los llevaran lejos de su tierra en cautiverio.
El destino de Judá provocó dos de los versículos más
tristes en la Biblia:
Y Jehová
el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus
mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. Mas
ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras,
burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo,
y no hubo ya remedio (2 Crónicas 36:15-16).

Podemos experimentan un avivamiento temporal, como
hizo la antigua Judá cuando el justo rey Josías sucedió al rey monstruo Manasés
(2 Crónicas 34-35). Pero cuando Josías fue asesinado, la nación se sumió de
nuevo en la tiniebla espiritual y pronto dejó de existir (2 Crónicas 36). El mal
simplemente se había vuelto muy arraigado en el tejido de la nación.
Como la antigua Judá, nuestro destino está sellado. Nuestro
colapso será tanto repentino como abrumador. ¿Por qué Dios nos debería tratar de
manera diferente? Podemos estar seguros de que no lo hará.
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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
Courtesy of: 


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