Un nombre que nunca olvidaré

«Y le respondió (Dios a Moisés): Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti…» Éxodo 34:5

Moisés fue un hombre atrevido, le pidió a Dios algo que no cualquiera pediría «Te ruego que me muestres tu gloria» Éxodo 33:18. Para nosotros muchas veces se hace demasiado fácil pedirle a Dios algo así en la actualidad, sin embargo, aún ahora, esa petición no es cualquier cosa: ¿cómo un ser humano podría ver la gloria del Dios todopoderoso creador del universo y sobrevivir en el intento? Dios mismo le dijo a Moisés: «No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá» Éxodo 33:20

Moisés se tendría que conformar con ver la espalda de Dios, ¡qué no es poca cosa!, además Dios le dijo que al pasar proclamaría su nombre, y es ese nombre el que no quiero olvidar jamás, es ese nombre el que me hace sonreír, es ese nombre el que me llena de gozo, es ese nombre el que me invita a mirar la vida con esperanza, es ese nombre el que me asegura que pase lo que pase siempre podré acercarme a Dios, es ese nombre el que me da la seguridad de que Dios siempre escuchará mis oraciones, es ese nombre el que me permite soñar con un futuro lleno de felicidad, es ese nombre el que me llena de fe, es ese nombre el que me da paz, es ese nombre el que me hace escribir estas lineas:

«Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación» Éxodo 33:6-7

Así es, en el antiguo testamento, ese Dios que desató las plagas de Egipto, que abrió el mar rojo en dos, que creo el universo, que destruyó la tierra con un diluvio universal, ese mismo Dios se reveló como Dios misericordiosos y piadoso, tardo para la ira, que perdona el pecado, y que nunca será injutso.

Es por eso que este pasaje me llena de esperanza, porque aun en medio de la crisis que vive nuestra sociedad, aun en medio del miedo, dolor, angustia que invade la vida de las personas que nos rodean, en medio de todo eso se puede escuchar a Dios decirnos: yo soy misericordioso, yo perdono, yo soy justo.

Y eso es algo que nunca olvidaré


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