Una mirada perfecta

Susurro porque podrías despertar, y no quiero, por lo menos, no aún. Pero tengo tanto qué decirte. Rescaté de entre los CDs uno de mis favoritos, pero no había adquirido tanto sentido como ahora. Se debe a ti.

Una de las canciones nos invita a acercarnos a la cuna, no tu cuna, sino la de Jesús, donde se encuentra paz y gozo. Sin embargo, una frase me encantó. Dice: “Simplicity speaks in the innocent upward trusting glance of a child”.

Y así me miras hoy. Me hablas de la sencillez de la vida a través de tu mirada inocente, hacia arriba, confiada. Tres cosas que me hacen meditar en esta mañana.

Tu mirada inocente. En la que no existe malicia ni doblez. Una inocencia que no excluye el pecado, sino que más bien acepta su debilidad y dependencia. Así debo mirar a Dios.

Tu mirada hacia arriba. Buscándome, a mí, quien ha prometido protegerte. Siempre miras arriba, no abajo donde no encontrarás ayuda. ¿Y yo? ¿Dónde encontraré auxilio? Arriba. Así debo mirar a Dios.

Tu mirada confiada. Cuando me observas, pones en mis manos tu vida. Por tu mentecita no cruza siquiera la posibilidad de que yo quiera tu mal o te vaya a fallar. Confías en que te daré lo que necesitas. Así debo mirar a Dios.

Gracias por enseñarme lo que significa una mirada perfecta.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.