Validando mi feminidad: Fui creada para sustentar

Debo admitir que he vivido y he atravesado un largo camino de restauración. Hay cosas que aún estoy descubriendo pero me siento emocionada y sobre todo dispuesta a aprender sobre mi identidad femenina. Debo ser sincera, me siento como una pequeña niña aprendiendo todo de nuevo; aprendiendo a dar sus primeros pasos, pero eso si… Tomada de la mano de mi Padre, quien tiene muchas palabras para validar mi feminidad, un Padre que disfruta mi esencia femenina, un Padre que me ama tal y como soy. Si lo deseeas, lee en este enlace la primera parte de esta serie, y aquí, la segunda parte.

3. Fui creada para SUSTENTAR

En este punto, deseo ser completamente honesta. La primera vez que intenté escribir esta última parte del tema; no puede hacerlo. Mi corazón fue atrapada por varios recuerdos del pasado y la idea de SUSTENTAR o de ser AYUDA IDÓNEA como lo relata la Biblia me parecía una idea que mostraba debilidad en una mujer; un papel demasiado bajo. Así que cerré mi computadora y por algunas semanas estuve orando y pidiéndole a Dios sabiduría y entendimiento para abrazar esta idea y entenderla como Él quería que lo hiciera. Hoy estoy lista para escribirlo y estoy segura que las palabras que usaré para escribir, se quedarán cortas después de lo que Dios me ha enseñado.

Quiero mostrarte este texto:

Y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.» Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.» Génesis 1:26-28 (NVI)

En este pasaje, Dios está dando una misión al ser humano: Dominar sobre la creación, ser fructíferos y multiplicarse. Si te das cuenta, Dios le habla a ambos, habla en plural; no se dirige solamente a Adán, Eva esta parada justamente al lado de Adán. Esto quiere decir que tenemos un papel por cumplir aquí en la tierra, una misión.  ¿Pero cuál es ese papel como mujeres? La respuesta la encontramos en Génesis 2:18:

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. (RV60)

Este es el versículo que nos causa conflicto. ¿Ayuda Idónea? ¿Eso quiere decir que soy una ayuda nada más? Mi papel no es tan importante entonces: SOLO SER AYUDA DE UN HOMBRE. Este fue el punto que me detuvo a seguir escribiendo y el que me hizo pedirle ayuda a Dios: NO PUEDE SER POSIBLE. Y de hecho, descubrí que ¡no lo es!

La palabra escrita en la Biblia para ayuda idónea es EZER KENEGDO.  Robert Alter, reconocido estudioso del hebreo y que se ha dedicado a traducir el libro de Génesis, reconocer que Ezer Kenegdo es una palabra difícil de traducir, pues los intentos en español se quedan muy cortos para lo que realmente significa. Alter mejoró la traducción así: “sustentadora al lado de él”.  La palabra ezer es usada únicamente 20 veces en la Biblia.  Y es usada cuando un personaje necesita ayuda desesperadamente de Dios y lo llama; llama a su EZER.  Mira esto:

A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra. Salmo 121:1-2 (NVI)

David es asechado por sus enemigos, sus enemigos lo persiguen y necesita ayuda desesperadamente; es cuando eleva sus ojos al cielo y reconoce que no podrá salir vencedor si Dios no está a su lado. Empieza a mejorar el concepto de ayuda idónea ¿no? Aún falta.

Hace algunos días fuimos con unos amigos a ver la película Megamente. Me quedé sorprendida de la forma cómo Dios me habló durante toda la película (debo admitir que ese momento, por improbable que parezca, fue el que Dios usó para abrir mi mente, comprendiendo finalmente lo que Dios quiere de mi en esta tierra). La película gira alrededor de los súper héroes y super villanos (Metroman, Megamente y Titan), es una película de súper héroes pero… detente a pensar… ¿Qué hubiera pasado si Roxanne Ritchie, la reportera, no estuviera dentro de la película? ¡Un verdadero caos! Megamente nunca hubiera reaccionado, no se hubiera convertido en un súper héroe bueno. Si viste la película, seguramente recuerdas el diálogo entre Roxanne y Megamente cuando Titán la tenía atrapada en el rascacielos. Ella lo hizo meditar, reaccionar, lo levantó y lo animó. ¡LO SUSTENTÓ!

Hubiera sido muy sencillo para ella tomar el papel de heroína, finalmente, ninguno de los hombres estaba dispuesto a asumir su papel. Sin embargo, ese papel no le correspondía… Le correspondía sustentarlo a ÉL.

Ahora, dejemos la metáfora y veamos esta enseñanza desde el punto de vista de Dios. Recuerda que hemos hablado de que nosotras reflejamos la misma imagen de Dios. Si Dios es nuestro ezer en momentos de desesperación y frustración y yo como mujer reflejo su imagen, entonces significa que yo estoy para auxiliar en momentos de desesperación también. Tengo esas habilidades como mujer, esa habilidad de levantar, de vendar al herido, de traer paz y seguridad con mis palabras… ¡WOW!

Kenegdo significa al lado de él… Soy una sustentadora al lado de un él. ¿Pero por qué al lado de un hombre? Piensa en esto: El gran Rey David, uno de los reyes más reconocidos dentro de la Biblia; de la misma genealogía de Jesús. Un rey que tuvo errores y cayó en pecado… ¿Qué hubiera pasado si Dios no hubiera estado a su lado? ¡Nunca se hubiera levantado! Si admiramos al Rey David, admiramos también a un Dios que estuvo a su lado sosteniéndolo. Dios fue un EZER KENEGDO con David… Justo lo que somos nosotras como mujeres. ¿Es ese un papel poco admirable? ¿Un papel inferior y poco importante? ¡NO LO ES! Mi misión como mujer en esta tierra es justo la misión que Dios tiene con la humanidad, mira esto:

Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré.” Isaías 41:13

En este punto, me siento muy agradecida con Dios; todavía estoy procesando lo que Dios me ha mostrado, pero me siento muy emocionada de estarlo descubriendo.

Esto elimina cualquier idea de inferioridad como mujer, viene a eliminar cualquier mentira que creí acerca de mi feminidad.  También me hace desear guardarme por completo, guardar mi mente, mi corazón y mi cuerpo para mostrar al Dios verdadero a través de mi feminidad. Soy su creación, su creación perfecta, digna de reflejar su imagen.


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