El Israel Carnal, el Israel Espiritual y la Promesa de Dios

Romanos 11:24

Un olivo compuesto por ramas naturales e injertadas.

Por razón de una consulta que se me hizo acerca de Mateo 1:21, expuse lo que a continuación pueden leer acerca de la distinción entre el Israel en la carne y el Israel en el espíritu, una distinción muy importante para entender muchos pasajes Bíblicos, especialmente aquellos con referencia a Israel en el Antiguo Testamento.

Esta distinción es sumamente importante, pues nos indica de qué forma los escritores del Nuevo Testamento entendían aquellos pasajes del Antiguo Testamento con respecto a Israel, y ésta debiese ser la forma en que debemos entenderlos nosotros. A su vez, esta distinción tiene importantes implicancias Escatológicas y Políticas.

Les dejo, entonces con la exposición. Dios les bendiga:

Ahora, vamos a Mateo 1:21. Para entender este vs. y similares, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos, vamos donde Pablo:

Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.Romanos 2:28-29

En contexto (vs. 17-29) Pablo está reprendiendo al judío en la carne, es decir, aquel que desciende de Abraham según la generación natural. Luego de argumentar un poco al respecto, Pablo concluye lo siguiente: “Pues no es judío el que lo es exteriormente…sino que es judío el que lo es en lo interior“. Es decir, el verdadero judío a los ojos de Dios no es aquel que desciende carnalmente de Abraham, sino aquel que desciende espiritualmente de Abraham.

Pablo enfatiza esto, por ejemplo, en su Epístola a los Gálatas, cuando dice lo siguiente:

Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.Gálatas 3:6-7

Entonces, aquel que cree en Jesucristo es hijo de Abraham, pues comparte la misma fe que él. Y aquel que es hijo de Abraham por tener la misma fe que él es, entonces, un verdadero judío a los ojos de Dios. Y estos verdaderos judíos no solo se encuentran entre el pueblo judío en la carne, sino también entre nosotros, los gentiles, como Pablo dice más adelante:

Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.Gálatas 3:25-29

De lo anterior podemos concluir, entonces, que hay dos pueblos judíos: Uno carnal y otro espiritual. El pueblo judío carnal es aquel que desciende de Abraham en la carne, por generación natural. El pueblo judío espiritual es aquel que desciende de Abraham en el espíritu, es decir, por compartir la misma fe que Abraham.

Pablo reconoce esta distinción en los siguientes vs.:

No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.Romanos 9:6-8

El argumento de Pablo va como sigue: En los vs. 1-5, Pablo expresa su dolor al ver a muchos de su propio pueblo rechazar a Cristo. A la luz de esto, Pablo se adelanta a la siguiente objeción: Si Dios prometió salvar a Su pueblo, pero este mismo pueblo perece en incredulidad y es condenado, entonces significa que la promesa de Dios ha fallado. Pablo niega esta objeción implícita, como a continuación te explicaré.

Pablo dice: “No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos…“. La promesa de Dios no ha fallado, porque esta promesa no iba dirigida exclusivamente al pueblo de Israel según la carne, sino al pueblo de Israel según el espíritu, es decir, los elegidos de entre toda tribu, nación y lengua. Este pueblo espiritual elegido está conformado por aquellos judíos y gentiles por los que Cristo murió.

Entonces, a la luz de esto, Pablo nos enseña lo siguiente: El verdadero Israel ante Dios es la Iglesia, es decir, el conjunto de elegidos llamados a la fe en Jesucristo de entre toda tribu, nación y lengua. La Iglesia Invisible (término que sirve para distinguir a los elegidos de entre todos aquellos que profesan la fe Cristiana en la Iglesia Visible) es el pueblo de Dios, el verdadero Israel.

Jesús mismo nos enseña esto en los siguientes vs.:

Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham.Juan 8:39-40

Aquí los judíos que estaban en contra de Jesús le sacaron en cara que ellos eran hijos de Abraham, y si hablamos de generación natural, claro que son hijos de Abraham según la carne. Pero Jesús les niega que sean hijos de Abraham, al decirles: “Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais…“. El argumento va como sigue: Si se es hijo de Abraham, se hacen las obras de Abraham; X judío no hace las obras de Abraham; entonces, X judío no es hijo de Abraham.

Aquellos judíos querían matar a Jesús. Debido a que Abraham no hubiera matado a Jesús, antes bien se regocijó de ver Su día, estos judíos demostraron entonces que no eran hijos de Abraham. Y si no son hijos de Abraham, entonces no son judíos.

Pedro dice lo siguiente de la Iglesia, es decir, del conjunto de creyentes verdaderos:

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, NACIÓN SANTA, PUEBLO ADQUIRIDO POR DIOS, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…1 Pedro 2:9

Claramente Pedro se inspiró en vs. como Deuteronomio 7:6, entre otros, que hacen referencia al pueblo de Israel como el pueblo adquirido por Dios. En otras palabras, Pedro equipara a la Iglesia con el pueblo de Israel, es decir, la Iglesia es el verdadero pueblo de Israel.

En conclusión, la promesa de Dios de salvar a Su pueblo no ha fallado. Cada elegido pertenece al verdadero pueblo de Israel, al Israel de Dios, habitante de la Jerusalén Celestial, y cada elegido será salvo con seguridad, conforme a la promesa de Dios. Si has creído en Jesucristo para salvación, entonces debes considerarte a tí mismo parte del pueblo de Dios, un verdadero judío israelita, un hijo de Abraham.

A la luz de todo lo anterior, vuelve a leer Mateo 1:21, y ahora sabrás a que pueblo se refiere el vs. y a que Israel se refiere el Salmo130:8:

Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.Mateo 1:21

Jesús vino a salvar al Israel espiritual, al verdadero pueblo de Dios, conformado por judíos y gentiles. A la luz de lo anterior, ahora podrás entender a quién se dirigen realmente muchas de las promesas de Dios en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, el Salmo 130:8 no está dirigido al pueblo de Israel según la carne, sino al pueblo de Israel según el espíritu, es decir, los verdaderos hijos descendientes de Abraham según la fe.

Si alguien te argumenta y te dice que, por ejemplo, esos vs. del Antiguo Testamento van dirigidos a la Israel según la carne, entonces basta con que les digas lo siguiente: ‘Si esos vs. van dirigidos a la Israel según la carne, y si en este momento hay aunque sea un solo israelita en el infierno, entonces eso significa que Dios no cumplió Su promesa de salvar al pueblo de Israel y Su Palabra ha fallado. ¿De verdad cree eso?’

Y si te responden que esa salvación depende de la decisión de la persona, entonces tú responde lo siguiente: ‘La Escritura enseña que la salvación “no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” (Romanos 9:16), y si la salvación depende de la decisión de la persona, ya no es por Gracia, pues dependería de la obra de decidir del hombre, y la Escritura es clara cuando nos dice que “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra” (Romanos 11:6)’.

Extraído desde AQUÍ

Filed under: Apologética Tagged: Amilenialismo, Eclesiología, Iglesia, Israel


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