Es un hecho. Estamos perdidos. Perdidos por falta de identidad. Estamos zozobrando en un mar de violencia por una razón: Las mujeres han perdido su protagonismo. Es decir, lo han perdido en la vida de sus hijos. No soy misógino. No estoy en contra de la mujer que trabaja. No critico que la mujer busque horizontes donde realizarse y mostrar su temple… siempre y cuando haya cumplido con su primer papel: el de ser madre. Lamentablemente esta sociedad ha heredado la cultura de la liberación femenina. En su afán de emanciparse, la mujer perdió el norte y se puso de tú a tú con el hombre y se fue a la calle a demostrar que tiene pelos en el pecho igual que los hombres. Es decir, que no necesita tecomates para nadar, como decimos los chapines. ¡Craso error! Abandonaron a sus hijos y sus hijos buscan en la calle las caricias y el amor que solo una madre puede brindar. Buscan en las drogas el somnífero que solo la madre puede dar. Buscan en el sexo el toque físico que solo la madre puede regalar…Pero están muy ocupadas alcanzado sus propias metas en una competencia con los hombres para ver quién ocupa los primeros lugares, olvidando que su verdadero primer lugar es en la casa, en donde, sin ella, todo queda a oscuras…
Y, ¡Oh!, tragedia… cuando están, sus hijos tienen que competir con el celular, con la TV, con la telenovela o con los compromisos de su agenda… La mujer perdió su razón de ser. Ya sus pechos no brindan la leche necesaria para que su bebé no tenga parásitos porque es más importante tener un busto firme que brindar la vida que de ellos puede impartir a su hijo. Es más importante cuidar su figura haciendo Pilates a los pocos días de haber dado a luz a su bebé que acunarlo entre sus brazos… para eso está la nana, para eso trabaja, para pagarle a quién lo cuide, olvidando que ese niño lo llevó ella en el vientre por nueve meses, pero, con tal de quitarse las estrías que le dejó el embarazo, no dudan ser crueles y abandonarlo en brazos ajenos a él, quien, a su tierna edad, creerá que su mami lo abandonó, por lo tanto, lo marca para toda la vida con el desamor.
La mujer ignora que Dios la formó como madre porque solo ella puede cumplir ese papel tan vital en la procreación humana. Da pena, pero son más madres los animales que las humanas…Las simias son más tiernas con sus crías que muchas mujeres. La orangután es más cuidadosa con su bebé que una cosmopolita y bella mujer… Aún la ballena cuida mejor a su cría que una mujer que se jacta de ser mujer… todo por buscar su libertad, su autorrealización, su propio criterio. Se olvidó que fue hecha para dar lo único que nadie puede dar en su lugar: vida…
¿Donde estás, mama? es la pregunta de hoy en día cuando vemos a tantas jovencitas en los bares tomando cerveza, drogándose con muchachos de mala calaña, disfrutando de la «vida loca» al igual que su señora madre. ¿Donde estás, mamá? es la pregunta que surge cuando vemos a tantas niñas quedando embarazadas a la edad en que debieran cargar muñecas y no bebés de carne y hueso. ¿Donde estás, mamá? es la pregunta que nos hacemos cuando vemos a un joven apuñalando a otro a la salida de su instituto… ¿Donde estas, mamá? es la pregunta que nos hacemos cuando vemos a las niñas de Apopa descuartizadas por sus amigos de la mara… ¿Donde estas, mamá? es la interrogante de esta generación…
¿Tan ocupada estás con el celular que no revisas su bolsón del colegio, e ignoras que allí carga la píldora del día despues? ¿Tan ocupada estás en el salón de belleza quitándote las arrugas propias de la edad que no revisas las amistades de tu pequeña? ¿Tan ocupada estás en tu oficina del quinceavo nivel del último edificio que no sabes con quien andan tus hijos? ¿Tan ocupada estás metida en la Iglesia que no te das cuenta que tu hijo se droga? ¿que en las páginas de sus cuadernos esconde los condones?
O, ¿acaso tú tampoco fuiste niña que disfrutó de muñecas y ahora te estas vengando de tus propias hijas?
¿Donde estás, mamá?
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