1 Corintios 2:10-11 y la Personalidad del Espíritu Santo

La Personalidad del Espíritu Santo

El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Trinidad, distinguible del Padre y el Hijo, pero de una misma y única esencia con ellos.

En el Foro General de Religión de www.iglesia.net estoy participando en un debate sobre la personalidad del Espíritu Santo con un forista de la secta de los Testigos de Jehová, con quien ya anteriormente me he enfrentado en otros tópicos Bíblicos. Como es bien sabido de aquellos que conocemos las doctrinas particulares de esta secta, ellos niegan que el Espíritu Santo sea una persona y afirman que es la fuerza activa de Dios, sea lo que fuere que eso signifique. Contrario a esto, los Cristianos afirmamos que el Espíritu Santo es una persona distinguible del Padre y del Hijo, pero de una misma y única esencia con Ellos.

Para introducirles en el contexto en que argumenté a favor de la personalidad del Espíritu Santo basándome en 1 Corintios 2:10-11, les informaré un poco sobre las afirmaciones que éste forista hizo al respecto. En primer lugar, el forista niega la personalidad del Espíritu de Dios argumentando que Éste no es presentado en las Escrituras de forma corporal (entiéndase humana) como otros seres espirituales, con lo que al parecer cree que para que X sea considerado persona necesariamente debe presentarse o manifestarse con un cuerpo, haciendo de esto una nota necesaria de la definición del término persona. Aquí basta notar que el forista no tiene una idea clara de lo que el término persona significa, o por lo menos de la forma en que nosotros los Trinitarios entendemos y usamos el término; por lo tanto, al intentar imponerle una definición foránea a mi posición está necesariamente incurriendo en la falacia del espantapájaros. Por supuesto, éste no es el único problema que tiene al sostener aquella definición de persona, siendo uno de los más graves la negación de la personalidad de Dios mismo o algún tipo de materialidad en la esencia de la Deidad, mas no ahondaré al respecto.

En segundo lugar, y ésta es la afirmación que dio lugar a mi respuesta específica, el forista niega rotundamente que el Espíritu Santo sea presentado como persona en las Escrituras, argumentando que no hay ni un solo pasaje Bíblico que se mencione al respecto. A ésta afirmación doy respuesta exponiendo 1 Corintios 2:10-11 y sus implicancias con respecto al tema que nos detiene, es decir, la personalidad del Espíritu Santo.

Por respeto a los derechos e identidad del forista, no daré el link al post donde se encuentra mi respuesta. Actualmente le solicité al forista su permiso para publicar los links del debate de manera cronológica, pues considero que el material allí expuesto seria de mucha edificación a mis hermanos, más como se ha dado en el contexto de un debate, me gustaría mantenerlo así, por lo cual necesito su permiso. A su vez, de ser necesario, haré modificaciones mínimas en mi respuesta.

En fin, esta fue mi respuesta:

Vamos al pasaje:

Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

1 Corintios 2:10-11

Antes de proceder, voy a cerrarte el camino por donde intuyo que puedes escabullirte, más lo haré brevemente para no alargar la cosa más de lo que puede alargarse. La expresión “Espíritu de Dios” y la expresión “Espíritu Santo” son intercambiables y sinónimas, de manera que cuando Pablo habla del “Espíritu de Dios” debemos entender que se refiere al “Espíritu Santo“, y viceversa. Para esto, basta y sobra que se contrasten 1 Corintios 3:16 y 1 Corintios 6:19, en donde ambas expresiones son claramente intercambiables.

Pues bien, el contexto en donde se desenvuelve 1 Corintios 2:10-11 trata sobre la revelación de Dios al creyente por medio del Espíritu Santo. Debemos entender que Dios se revela a través de información o proposiciones (Deuteronomio 29:29), y el traspaso de conocimiento presupone necesariamente a mentes racionales, las cuales, a su vez, son las únicas que pueden calificarse como personas.

Pues bien, Pablo nos dice que aquellas cosas maravillosas descritas en el vs. 9Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu“. La pregunta que podemos hacer ante esto es ¿Y porqué es que Dios nos reveló estas cosas por medio del Espíritu? Y la respuesta de Pablo tiene por objeto precisamente al Espíritu Santo, pues responde de la siguiente manera: “…porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios“. Con lo anterior, Pablo nos da a entender que el Espíritu conoce perfectamente a Dios (“todo lo escudriña…“), y es por eso que puede revelarnos aquello que pertenece a Dios.

A fin de establecer de manera más firme esto, Pablo se propone hacer una analogía o comparación (porque allí no está personificando) entre el espíritu del hombre y el Espíritu Santo, probando por medio de aquello que ambos tienen en común la idoneidad y exclusividad del Espíritu Santo para revelarnos a Dios, y lo hace de la siguiente manera: “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios“. El punto de contacto en la comparación es el hecho de saber o conocer. Lo que tienen en común ambos es que conocen. Por esta razón es que el Espíritu Santo es el agente perfecto para revelarnos a Dios.

Esto concuerda con lo dicho por Jesús con respecto al Espíritu Santo antes de ser arrestado:

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho… Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Juan 14:26,16:13-15

Ahora bien, como mencioné antes, solo un ser racional puede conocer y saber; y, a su vez, solo un ser racional puede ser considerado persona. Debido a que el Espíritu Santo, al igual que el espíritu del hombre, tiene la capacidad de conocer y comunicar, capacidades que pertenecen solo a las personas, entonces podemos concluir con seguridad absoluta que el Espíritu Santo es una Persona, es decir, un centro de conciencia racional.

Pablo no está personificando al Espíritu Santo, sino que, por medio de una comparación, nos está enseñando una característica del Espíritu Santo, y ésta es la capacidad de conocer y comunicar, que presuponen Su racionalidad y personalidad.

El Espíritu Santo es una Persona, por lo tanto, es falso que no haya pasajes en las Escrituras que traten sobre Su personalidad. Allí tienes uno bastante claro, y espero que Dios lo use para sacarte de tu error.

Que Dios les bendiga hermanos y que use este aporte para edificarles y fortalecerles en la fe, para gloria de Su Nombre y el de Su Hijo, AMÉN.

Extraído desde AQUÍ

Filed under: Apologética Tagged: 1 Corintios 2:10-11, Dios, Espíritu Santo, Persona, Personalidad, Pneumatología, Sectas, Testigos de Jehová


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