El fin de la salvacion es la vida eterna

El fin de la salvación es la vida eterna

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Romanos 6:22

La salvación es la garantía de vivir para siempre, que recibe de manera inmediata todo aquel que abre su corazón y cree en Jesús.

Puede llegar a nuestra mente la siguiente pregunta, ¿por qué morimos después de ser salvos? Es muy cierto que aceptar a Cristo garantiza la vida eterna, pero la misma solo se producirá en el momento mismo de la segunda venida de Jesús a arrebatar a los santos de todas las épocas; pero sea que durmamos o estemos despiertos la vida eterna esta asegurada después de haber aceptado a Jesús como nuestro salvador.

En cierta ocasión alguien se le acercó al Maestro y le preguntó que cosas debía el hacer para tener vida eterna: “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?” (Mateo 19:16). Para alcanzar la vida eterna el ser humano no tiene que realizar un montón de cosas y finalmente recibirla, sino que solo se necesita creer, si, creer en Jesús: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26). De otra manera la vida eterna se alcanzaría en el momento de nuestra muerte, y no es por la muerte de nosotros sino por la de Jesús que ya ocurrió hace casi dos mil años.

Una persona es declarada justa, no por las obras que realiza sino por su fe en Jesús: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1). Esta fue la base elemental de la reforma protestante, sin embargo; hoy día pareciera ser como si muchos creyentes vivieran pagando penitencias para ser salvos. Si la salvación no fuera exclusivamente por la fe en Jesús, entonces su sacrificio seria en vano: “No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo” (Gálatas 2:21).

Un punto que algunas gentes confunden con la salvación es el relativo a los galardones, esto es algo muy aparte de la vida eterna: “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna” (Mateo 19:29). Los premios o galardones si son fruto del esfuerzo de cada uno, según el llamado y la capacidad que Dios le haya dado.

La vida eterna es sólo por la gracia de Dios: “para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Romanos 5:21). Y la gracia no es un galardón sino un regalo.

Independientemente de la forma que Dios utilice para salvar a una persona, es el Espíritu Santo el que produce vida eterna: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11).

La vida eterna es la gloria futura que en nosotros se tiene que manifestar: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18). El apóstol Pablo aquí esta haciendo un alusión clara a la redención de nuestro cuerpo: “y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo” (Romanos 8:23). En el momento de recibir la salvación eterna, nuestra alma fue inmortalizada por la presencia permanente del Espíritu Santo, tan solo falta la redención del cuerpo.

Esto es claro y no debe prestarse a confusión, somos salvos, somos hijos de Dios pero falta una etapa de nuestra redención: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (I Juan 3:2). Esto es una referencia precisa de que la transformación o glorificación del cuerpo es futura: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (I Corintios 15:51-53).

Cuando esto se produzca entonces tendremos un cuerpo espiritual: “Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual” (I Corintios 15:44). ¿Cómo es un cuerpo espiritual? Este concepto es desconocido hasta la resurrección de Cristo, él es el primero en resucitar con un cuerpo espiritual: “Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos” (Lucas 24:36-43). Ese es el cuerpo de la vida eterna, ese es el propósito de la salvación; con un cuerpo espiritual viviremos eternamente.





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