A ese lugar Abraham le puso el nombre de: «El Señor proveerá»
Dios proveyó una víctima inocente para sustituir a Isaac a fin de que este no tuviera que ser sacrificado y no es nada difícil ver en ello una proyección de Jesús, la provisión final y definitiva de parte de Dios para mi pecado.
Más allá de esto, ya de por sí importante, está la profunda verdad de que el Señor es nuestro proveedor, aquel que tiene en cuenta todas nuestras necesidades y que día tras día, comenzando con la vida nos da aquello que necesitamos.
La afirmación del patriarca tiene para mí un doble significado o dimensión. Por un lado, gratitud y reconocimiento. Lo que tengo, lo que vivo, lo que experimento es debido a que Él ha provisto, no el azar, no la casualidad, no mi mano.
La segunda, paz y confianza hacia el futuro porque si Él proveyó puedo descansar en que continuará haciéndolo, a Su tiempo, en Sus términos, cuando considere y eso me hace tener la posibilidad de una espera tranquila, en paz, reposada.
Gracias Dios por ser mi proveedor, mi reconocimiento a Ti por el pasado y por el presente y mi descanso y confianza por el futuro.
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