Job 1:6-12

El pasaje es muy largo para incluirlo acá.

La hueste angelical acudía ante el trono de Dios para dar cuenta de su ministerio por la tierra y el cielo (1º Reyes 22:19–22 y como un Judas entre los apóstoles) Satanás se encontraba entre los ángeles.

Satanás. Envalentonado por el éxito que había tenido con Adán, caído en el paraíso, se sentía confiado acerca de que el temor de Dios en Job, que pertenecía a la raza caída, no resistiría sus pruebas.

En contraste a un nombre personal, Satanás es un título que significa “adversario”, bien en sentido personal, bien judicial. Este demonio es el adversario espiritual supremo de todo tiempo y ha estado acusando a los justos a lo largo de los siglos (vea Ap. 12:10). En un contexto de un tribunal, el adversario generalmente se ponía a la derecha del acusado. Esta posición se menciona cuando Satanás en el cielo acusa al sumo sacerdote Josué (Zac. 3:1). Que él sigue fracasado es la tesis de Romanos 8:31–39.

Satanás repitió esta afrenta con Jesús (vea Mt. 4), Pedro (vea Lc. 22:31) y Pablo (vea 2 Co. 12:7).

Lo difícil de creer (cuando no se estudia la Biblia) es comprender como Satanás siendo sucio, malo, impuro, puede ir a la presencia de Dios, pero el punto es que él desde su caída es el «acusador», y aún sigue en esa función.


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