JUAN 60. EL MINISTERIO PÚBLICO DE JESÚS 53

Juan 12:1-11

1 Seis días antes de que se celebrara la fiesta de la Pascua, Jesús fue al pueblo de Betania. Allí vivía Lázaro, el hombre a quien Jesús había resucitado.

2 En ese pueblo, unos amigos de Jesús hicieron una cena para él. Lázaro estaba sentado a la mesa con Jesús, y su hermana Marta servía la comida.3 María, su otra hermana, tomó una botella de un perfume muy caro y perfumó los pies de Jesús. Después los secó con sus cabellos, y toda la casa se llenó con el olor del perfume.

4 Pero uno de los discípulos, llamado Judas Iscariote, el que después traicionaría a Jesús, dijo:

5 –¿Por qué no se vendió este perfume? Nos habrían dado el dinero de trescientos días de trabajo, y con él podríamos haber ayudado a los pobres.

6-8 Entonces Jesús le dijo a Judas:

–¡Déjala tranquila! Ella estaba guardando ese perfume para el día de mi entierro. En cuanto a los pobres, siempre los tendrán cerca de ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.

En realidad, a Judas no le importaban los pobres; dijo eso porque era un ladrón. Como él era el encargado de cuidar el dinero de Jesús y de los discípulos, a veces se lo robaba.

9 Muchos de los judíos que vivían en Jerusalén se enteraron de que Jesús estaba en Betania; así que fueron allá, no sólo para verlo sino para ver también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado.

10 Cuando los sacerdotes principales se enteraron de esto, planearon matar también a Lázaro,11 pues por su culpa muchos judíos ya no querían nada con los sacerdotes y se habían vuelto seguidores de Jesús.

El acto de María levanta una cierta polémica y da lugar a una reacción por parte de Jesús que afirma que a los pobres siempre los tendremos con nosotros. Dos cosas vienen a mi mente al pensar en esta afirmación del Maestro.

La primera, es que hay cosas que son agudas (graves y puntuales) y deben de hacerse en el momento en que se presentan. La gravedad, el momento, la urgencia, la oportunidad o la necesidad o incluso una combinación de todo ello, exige que se lleve a cabo, que se actúe, porque de lo contrario se llega tarde y se pierde el momento. Es lo que hizo María con Jesús.

La segunda, es que hay cosas que son crónicas (largas, que vienen de mucho tiempo atrás, que están enquistadas) y que no van a cambiar de la noche a la mañana si es que algún día cambian, como el caso de la pobreza. Delante de situaciones de este tipo nunca podremos hacer lo suficiente, nunca podremos ministrar, cuidar, satisfacer, llenar todas las necesidades existentes y, por tanto, hemos de aprender a llevar a cabo aquello que no es posible y no hundirnos por aquello que está más allá de nuestras posibilidades.

Un principio

Ser diligentes con la oportunidad y no hundirnos con la imposibilidad.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.