Hace unas semanas atrás escuchaba una conversación entre dos chicas. La una le comentaba que se había ido para Colombia a verse con unos doctores de un instituto donde hacen cirugías plásticas. La otra muchacha se emociono y le dijo que ella conocía es instituto y que es mas ahí se puso implantes de senos. La chica atónita le pregunto que cuantos años tenia y la otra le respondió 18 pero que se había operado a los 16. En su gran asombro la chica le dijo que por que se había operado si ella era muy bonita y no veía la necesidad. La muchacha le respondió que no es una de esas cosas que hizo por necesidad si no por que simplemente quería, que se le metió en la cabeza y lucho por conseguir su objetivo hasta operarse implantes de senos.
Después de escuchar esa conversación me pregunte hasta donde estamos dispuestos a llegar para lucir bien. Una de las reglas de oro en la moda hoy en día es el verse perfecto. El tener el mejor cuerpo, si es mas parecido al de las modelos de televisión mucho mejor. Oh tener los músculos mas prominentes para atraer mas chicas. Y no es malo fijarse y cuidar nuestro exterior pero es malo obsesionarse a tal punto de dañar nuestro cuerpo por vanidad y por apariencia.
Lamentable mente estamos rodeados de consumismo, el 99.9% de publicidad es acerca de productos de belleza, medicinas para bajar de peso y tonificar músculos, para prevenir las arrugas, etc. Gracias a esto miles de jóvenes se abruman y piensan que no son perfectos, que tienen unas libritas de mas (cuando no), que son muy bajitos y que tienen muchos granitos en la cara y se hacen esclavos de esos productos. Es tanto el consumismo que se han olvidado que los sentimientos, los pensamientos e ideales son mas importantes que el exterior. Mas vale lo que siente nuestro corazón que una cara bonita.
Despues de la conversación de estas dos muchachas recordé un pasaje muy especial en el que Samuel enviado por Dios iba a ungir al próximo Rey de Israel. El pasaje dice asi:
Entonces Samuel *purificó a Isaí y a sus hijos, y los invitó al sacrificio. Cuando llegaron, Samuel se fijó en Eliab y pensó: «Sin duda que éste es el *ungido del Señor.» Pero el Señor le dijo a Samuel:
—No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.
Que tremendo pasaje. A Dios no le interesa apariencias por que el fue el que te creo en el vientre de tu madre, el sabe como eres y te conoce hasta esos rincones en los que ni tu mismo te puedes comprender. Dios nos hizo hermosos a todos y nos dio cualidades y características especiales. Nadie en el mundo es igual a ti, tu eres una persona única y especial creada por Dios para que hables de su palabra y compartas de su gran amor a todo el mundo.
No te fijes, ni tampoco critiques a los demás por que nadie es perfecto solo Dios. No hieras los sentimientos de las personas que están a tu alrededor por su apariencia. La gente mas valiosa para Dios son los mas rechazados.
Imaginate la situacion de David, Samuel nunca pensó que un joven tan pequeñito, sin experiencia en batalla, sin musculos, la mitad de bien parecido que su hermano Eliab llegaría ser uno de los mejores Reyes de Israel.
Dios te ama por lo que eres, por tus sentimientos y por que eres único y especial. No necesitas de miles de productos que te hagan lucir bien para los demás. Preocúpate por leer la biblia y cultivar tu relación con Dios que al final eso es lo que te llevara muy lejos. Incluso mucho mucho mas que la misma belleza.
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