La Soberanía de Dios te Estremecerá

La Biblia nos enseña a esperar conmoción mental cuando pensamos en Dios y su soberanía. Por
ejemplo, dice: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Rom. 11:33), ó “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. “ (Isaías 55:9).

Uno de los aspectos que más conmocionan nuestra mente acerca de la soberanía es la doctrina de la elección incondicional, la cual muchos rechazan porque no pueden reconciliarla con otras doctrinas como la compasión de Dios o la responsabilidad moral del hombre. Ellos preguntan, “¿Cómo puede Dios elegir incondicionalmente a algunos y a la vez sentir compasión por los que no eligió? ¿Cómo pueden ser los no-elegidos hechos responsables por su pecado e incredulidad si Dios no los eligió?”

Este dilema se debe a que nuestra percepción de lo que es justo o lo que es posible para Dios es
imperfecta, finita, terrenal y humana. En este punto, si nos dejamos llevar por nuestra percepción, existe el peligro de terminar interpretando la Escritura según nuestro sentimiento y parecer y no según la Escritura.

Pero por más conmoción que nos cause, la Biblia enseña explícitamente que Dios es absolutamente soberano en la elección de los que serán salvos; pero a la vez enseña que Él es compasivo y que el hombre es responsable.

¿Quién puede negar que Dios elige a los que serán salvos antes de que nazcan y hagan bien o mal (Rom. 9:10-12, Ef. 1.4)? Pablo dice: “No depende del quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” (Rom. 9:16). Por otro lado, ¿Quién puede contradecir que todo hombre es responsable de obedecer a la fe y que será juzgado si no cree pues hay “ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedece a la injusticia” (Rom. 2.8)? De manera que nosotros somos escogidos (o no escogidos) incondicionalmente para salvación, pero también somos responsables por nuestra fe (o incredulidad).
Yo no entiendo cómo Dios controla estas cosas, pero la Biblia las enseñas claramente; y puesto que la Biblia también enseña que Dios es perfecto en sabiduría, bondad, justicia y verdad sé que Él no se contradice, aunque sus elevados caminos me conmocionen mentalmente o aunque algunos los rechacen.

Sometámonos con fe a las verdades de la elección incondicional y la responsabilidad humana pues estas aparecen por todos lados en la Biblia Veamos dos ejemplos más:
1. Jesús lloró por Jerusalén y los judíos porque las cosas de Dios estaban “encubiertas de sus
ojos,” sin embargo Jesús mismo nos enseña que fue Dios quien “escondió estas cosas de
ellos.”
Lucas 19.41-42—Y cuando llegó cerca de la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.
• Lucas 10.21—En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños.


2. Jesús sintió compasión por aquellos que estaban enfermos, independiente de si tenían fe o no;
pero por otro lado, la Biblia nos enseña en diferentes partes que Dios es quien controla final y
decisivamente la enfermedad. De modo que Jesús se sentía triste por gente que sufría
enfermedades las cuales Dios mismo en su sabiduría había ordenado (al menos por un
tiempo).
Mateo 4.14—Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo misericordia de ellos y sanó a los que de ellos estaban enfermos.
• Éxodo 4.11—Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?
–1 Samuel 2.6—Jehová mata, y él da vida; El hace descender al Seol, y hace subir.


Implicaciones:
1) No suprimamos ninguna verdad bíblica sólo porque nosotros sentimos u opinamos que no concuerda con otra.

2) No permitamos que un entendimiento incorrecto de la soberanía de Dios nos haga actuar o sentir en contra de los mandamientos respecto a la fe, la compasión, la responsabilidad, la oración, el evangelismo y el esfuerzo diligente. Más bien consideremos Colosenses 3.12: Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.” Dejemos que el gozo de nuestra gloriosa condición de “escogidos de Dios, santos y amados” produzca en nosotros “misericordia, benignidad, humildad y paciencia.”

Por: John Piper ,
Fuente: http://www.iglesiareformada.com/Piper_Soberania.pdf


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