Pasar la página.

Pasar la páginaAunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo el Señor.Jeremías 2:22.

Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos.Isaías 1:18.

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A principio de año fácilmente tomamos buenas resoluciones. Sin embargo, no es pasando la página y tomando la resolución de mejorar en el futuro que el conductor distraído recuperará su automóvil estropeado: habrá que repararlo. Del mismo modo, un comerciante en bancarrota no ganaría nada «olvidando» incluir en su balance las deudas pasadas.

Cada página de nuestra vida empieza con el reporte de cuentas de las páginas precedentes. Las buenas resoluciones no pueden limpiar nuestro pasado. De ningún modo podemos anular el mal que hemos cometido, pues el bien no puede borrar el mal. Tan sólo una falta nos excluye de la presencia de Dios. Él no puede tolerar el mal, pues negaría su santidad y su gloria, pero también su amor, porque amar es querer el bien.

Alguien se preguntará: ¿Entonces no puedo hacer nada para ser liberado del peso de mi pasado? Por sí mismo, no; pero el sacrificio de Jesucristo, muerto por nuestras faltas, permite a Dios ofrecer completo perdón a cada uno de los que van a él conscientes de que sólo él puede salvarlos y borrar sus faltas. Entonces Dios mismo pasa la página y dice: “Nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones” (Hebreos 10:17).

De este modo el creyente ya no tiene que justificar su pasado, pues se abrió un camino nuevo: pedir al Señor su dirección y su ayuda para hacer su voluntad y agradarle “en todo” (Colosenses 1:10).

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