PROVERBIOS ESTUDIO 16: LA GRAN BATALLA

Más vale paciente que valiente, dueño de sí que conquistador de ciudades.

Tiene razón Proverbios, mi peor enemigo soy yo mismo y las batallas más duras, más difíciles y, en ocasiones, las más dolorosas son aquellas que he luchado y todavía debo luchar contra mí mismo. Yo puedo destruirme a mí mismo por paradójico que parezca, por eso el manual para la vida indica que es mejor el control de uno mismo que el conquistar ciudades.

El origen de todo ello es el pecado entendido como mi deseo de vivir al margen de Dios. Al tomar esta decisión nos hemos roto interiormente, vivimos en una esquizofrenia interna, en una lucha constante entre lo que deseamos ser y lo que realmente somos. Esta lucha durará toda la vida y únicamente podemos aspirar a que poco a poco nos vayamos pareciendo más a Jesús y, consecuentemente, haya menos espacio para el monstruo que habita potencialmente en el interior de cada uno de nosotros.

Por eso, imitar a Jesús es ir dándole más y más juego en nuestra vida, dejando que sea Él quien la controle y gobierne, siguiendo sus consejos y obedeciendo sus mandatos. Lo paradójico es que cuanto más control le damos a Él más control ganamos sobre nuestra vida. Lo contrario también es cierto, cuanto más tratamos de controlar nuestra existencia y vivir según nos interesa menos control tenemos de nuestro ego y más nos vamos destruyendo. Esto es un proceso acumulativo y cada día que pasa se va profundizando más y más o el ganar control -si seguimos a Jesús- o el perderlo -si nos seguimos a nosotros mismos-.



Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.