Pureza Sexual … MIRAR O NO MIRAR, AHI ESTA EL DILEMA

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

Vivimos en un mundo fascinado con lo que nuestros ojos pueden captar.  Somos hijos de una sociedad acostumbrada a las imágenes “HD” y hambrienta de más y más efectos “3D” que cautiven nuestra mirada.  Una sociedad que ha aprendido a cautivar a la gente y estimularnos a comprar sus productos y servicios mediante la seducción visual. 

Hoy, nuestros ojos nos impulsan a comprar cosas que no necesitamos, muchas de las cuales nunca usaremos.  Y en este proceso de enamoramiento visual, le hemos permitido a nuestros ojos que vayan a contaminarse a lugares que nunca pensamos que podríamos visitar.  Porque nuestros ojos han perdido el miedo  y la verguenza de acudir a los lugares virtuales donde se comercia con el sexo, como si fuéramos otro artículo que se anuncia y se exhibe para la venta:  Me refiero al mundo de la pornografía cibernética.  Ese mundo de esclavitud que cada día cobra más y más víctimas secretamente, convirtiéndolas en personas atadas a una adicción esfixiante que no descansará hasta robarnos todo lo que tenemos, incluyendo nuestras familias y nuestra relación con Dios.

Ahora, el sexo por la Internet esta a sólo tres “clicks” de distancia y a menos de 10 segundos de tiempo de cualquier persona con una computadora en su escritorio.  Con un enemigo que puede infiltrarse por las rendijas de nuestras casas sin que nadie se de cuenta, los retos de la familia cristiana son todavía mayores.  Reflexiona sobre esto… Si permites que tus hijos tengan una computadora con acceso a la Internet en la privacidad de su cuarto, estás permitiendo que tus hijos tengan accesible en sus cuartos una biblioteca pornográfica –con sexo explícito– compuesta por cientos de miles de revistas y videos pornográficos y les estás dejando a ellos, en la secretividad de sus espacios, que tomen la decisión de si usan o no esa biblioteca pornográfica.

El problema es que este enemigo comienza a seducirnos con la curiosidad, para lograr que caigamos en una trampa que habrá de esclavizarnos en poco tiempo.  Porque la curiosidad es sólo el anzuelo para causar que mordamos la carnada.  Entonces, la curiosidad dejará de ser el motor que nos lleve calladamente a las páginas pornográficas todas las noches. Lo que nos llevará a la trampa de la pornografía todas las noches es la necesidad de consumir, de ser anestesiado y endrogado por las imágenes visuales que disparan nuestro líbido sexual cuando usamos la pornografía para masturbarnos.

Entonces, en una sociedad que se ha dejado cautivar y aprisionar con la pornografía por la Internet, nuestros ojos han quedado esclavizados y mal acostumbrados con los miles de estímulos sexuales que se pueden consumir en una sola sesión de acceso a la pornografia cibernética.  Así, con nuestros ojos distrofiados y contaminados con la lujuria sexual que vemos todas las noches, nos lanzamos a la calle todos los días con un disfraz de pureza, para tratar de ordenarle a nuestros ojos que no se enfoquen en la sexualidad de la calle, que no invadan lujuriosamente los cuerpos de las personas que nos rodean, que no ofendan al mirar, que no desnuden a la gente con sus miradas descontroladas.  Bajo esas tristes circunstancias, pedirle pureza a unos ojos endrogados por la lujuria sexual es un ejercicio de futilidad.      

Hoy, se nos presena el reto de no mirar todo aquello que ofende nuestra pureza.  En unos tiempos donde se nos invita a mirar todo lo que nos venga en gusto y gana, no mirar lo incorrecto es para valientes.  La decisión siempre será nuestra, mientras tengamos el poder para decidir.  Por eso, te recomiendo que no permitas que la lujuria sexual te robe el poder de decidir por lo correcto, por aquello que te acerca a Dios. 

Mirar o no mirar debe ser una decisión basada en lo que tus principios te dictan como hombre o mujer de Dios.  No caigas en la redada de esas personas que, aun viviendo en parte una vida cristiana, han permitido que sus vidas queden esclavizadas por el sexo sin control.  Eso sólo te llevará a vivir una vida cristiana a medias, una doble vida llena de mentiras y falsedad. 

No claudiques tu poder de decidir.  Dios te lo concedió para que pudieras vivir una vida en libertad, al extremo de poder decidir darle la espalda a Su amor.  Pero, la adicción a la pornografía te erosiona tu fuerza de voluntad, tu capacidad de decidir.  Atado a la lujuria sexual, sólo serás un robot sin voluntad, que no podrá acercarse a Dios o alejarse de El como resultado de tus propias decisiones.  Hoy, tienes un gran reto frente a ti…  Decide mantenerte en libertad.  Así y solo así, mirar o no mirar estará basado en una decisión libre y voluntaria; una decisión que espero te mantenga cerca de quien murió en la Cruz por ti para que pudieras vivir sin las cadenas de la lujuria sexual.                    

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!


PD: Escucha el audio testimonio de Edwin Bello de cómo pudo vencer a la lujuria sexual.  Presiona pureza sexual para acceder.


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