Pureza Sexual … SELLANDO LAS GOTERAS DE LA LUJURIA SEXUAL

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

En más de una ocasión, la vieja casa de mi infancia sufrió los embates de huracanes y tormentas tropicales que traían enormes cantidades de lluvia. El techo, cuyas entrañas estaban compuestas de rojos ladrillos cubiertos por un empañetado calizo, era atacado despiadadamente por la humedad que venía con estos fenómenos climáticos.  Luego de la temporada de lluvia, se repetía el rito de sellar el viejo techo para que la humedad no convirtiera a los ladrillos en esponjas llenas de agua.

Recuerdo que las goteras de la casa se esparcían entre la sala, el comedor adyacente y la escalera de caracol que daba acceso a la segunda planta.  Poco a poco, los trabajadores –que más parecían hábiles detectives– iban localizando las goteras en todo el techo de la casa.  Al principio, antes de comenzar el tratamiento de sellado, todas las goteras filtraban una cantidad de agua parecida.

Pero una vez ocurrió lo imprevisto:  A mitad del proceso de sellado, cuando ya se había reparado la mitad del techo, una inesperada onda tropical nos azotó sin misericordia.  Para mi sorpresa, las goteras que no se habían sellado comenzaron a filtrar una cantidad masiva de agua, similar a la de una potente regadera.  Nunca había visto cosa igual en el techo de mi casa.

Reflexionando sobre lo que había ocurrido, pude concluir que antes –cuando habían siete u ocho goteras– el agua corría por el techo y bajaba de manera bastante uniforme por ellas. Pero cuando se sellaron la mitad de las goteras, el agua del techo buscaba salir con más fuerza por las que no se habían sellado. En mis adentros, pude pensar:  “Realidades de la gravedad y de cómo se comporta el agua, que siempre buscará por dónde salir, donde está la filtración que le dará acceso al interior de la casa.”

Al batallar contra la lujuria sexual un día, Dios trajo a mi memoria las filtraciones en el techo de mi casa en aquella temporada poco usual de huracanes.  Como las filtraciones de aquel viejo techo, el hombre atado a la lujuria sexual se ve atacado por los impulsos de la carne en áreas y maneras diferentes.  En pocas ocasiones un hombre atado al sexo compulsivo solamente sufre de una gotera lujuriosa.  En mi vida, la masturbación siempre vino acompañada de la fantasía sexual y la pornografía.  Luego, el sexo telefónico era preámbulo para otras conductas más peligrosas en la calle, como visitar los negocios de “strippers” y otros lugares donde se comercia con el sexo.

En más de una ocasión me ocurrió que al sellar la gotera del sexo en la calle, las goteras de la masturbación, fantasías sexuales y pornografía se salían de control y comenzaban a atacarme con mayor intensidad y frecuencia.  Para otros hombres, sellar la gotera de la masturbación, hacía que las goteras del “voyerismo”, de la custodia de los ojos, del “flirteo” y la coquetería se exacerben como si fuera una catarata de agua cayendo por los techos de sus casas.

Todas las veces que me enfrenté a esta situación me sentía confundido apaleado y derrotado por una lujuria sexual que podía neutralizar por un lado, pero que se hacía más fuerte por otros flancos de mi vida.  Pero con el tiempo, Dios me dijo, “es normal que las goteras que faltan por sellar aumenten… Lo que tienes que hacer es seguir sellando las que faltan hasta que el techo deje de filtrar.  ¿Acaso no fue así que se arregló el techo de tu casa?”  Esas palabras de Dios me dieron paz y me permitieron seguir sellando las goteras lujuriosas de mi vida.

Además, esas palabras que Dios plantó en mi corazón causaron en mí una profunda incomodidad que te corre por el cuerpo y no te deja descansar hasta que logras sus fines:  Esta incomodidad se llama inconformismo.  ¿Qué ocurrió?  No me conformé con sellar par de goteras y dejar a las otras fuera de control, llenando de humedad el resto de mi techo.  Mientras que otras goteras lujuriosas estuviesen menoscabando alguna parte del techo de mi casa, no me cruzaría de brazos.

Si en tu lucha por alcanzar pureza, logras sellar en tu techo algunas conductas sexuales que filtraban hacia dentro de tu casa, prepárate; no bajes la guardia, porque la lujuria sexual –al igual que el agua– buscará cómo seguir corriendo a través de tu techo en busca de otra rendija por dónde atacarte.  Tu victoria traerá otros retos y luchas, porque otras conductas lujuriosas que filtraban en tu vida aumentarán la intensidad de sus goteras.

En lugar de sentirte derrotado, no cedas y sigue luchando.  Mira esto como algo normal y continúa en la batalla para sellar las otras goteras lujuriosas que han atacado la integridad de tu techo.  A medida que sigues sellando las “goteras” verás que la lujuria sexual aumentará la intensidad de sus ataques por otros flancos, pero si mantienes la intensidad de tu trabajo como “sellador de techos,” si afianzas tu compromiso, tu diligencia, tu pasión por agradar a Dios, entonces la locura de la compulsión sexual se irá secando de tu vida y tu techo será totalmente restaurado.

Entonces, un día ocurrirá lo impensable:  Podrás ver, desde tus ventanas, cómo una inmensa tempestad golpea con copiosas lluvias la estructura de aquella casa que te ha acompañado desde siempre. Entonces, una calmada mirada hacia cada uno de los ladrillos de tu techo te confirmará que las goteras ya no existen, que las filtraciones que en el pasado te agobiaban, se han ido para siempre.

¿Crees que puede pasar, que tu techo secará, que las goteras desaparecerán?  ¡Créelo y vívelo, porque ese es el destino de pureza que Di0s tiene para ti!  Porque el sellador para tus goteras es una pegajosa mezcla hecha de la gracia de Dios y de tu compromiso por honrarle.  Una mezcla perfecta entre la limitación humana que se sabe incapaz de vencer sola y el Poder eterno del Padre  que te pide que confíes en El para vencer.

¿Tendrás que sellar tu techo sólo una vez?  Te tengo noticias que puede ser no te agraden tanto. Tendrás que acostumbrarte a sellar el techo de tu casa continuamente, porque las lluvias nunca cesarán.  ¿Qué quiere decir esto?  La tentación, los ataques lujuriosos no se detendrán, pero eso no quiere decir que tienes que vivir condenado a una vida llena de goteras y grietas de lujuria sexual en tu techo.   ¡Ven y sella tu techo con esa mezcla extraordinaria que neutraliza todas las goteras de lujuria sexual y vive una vida pura, desde ahora hasta el último día de tu vida!  ¡Ese es tu llamado! ¡Ese es tu destino!

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!


PD: Escucha el audio testimonio de Edwin Bello de cómo pudo vencer a la lujuria sexual.  Presiona pureza sexual para acceder.


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