Testimonio: Dulce

Cuando tuve 29 años conocí a una mujer por Internet y la llegué a conocer en persona, ahí comenzó otra parte de mi vida, me sentía amada, que le interesaba a alguien, protegida, se creó una gran dependencia.

Vengo de un hogar donde mi madre era cristiana y mi padre no. A la edad de 4 años recuerdo que mi padre tenía una conducta inapropiada conmigo, esto fue hasta los 14 años. Podía sentirme querida; ya que soy la segunda de 5 hermanos, pero en ese entonces la segunda de tres, mi madre quería más al menor y mi padre al primero. Así es que llegué a acostumbrarme a este tipo de situaciones. Hasta que cuando tenía 14 años mi padre falleció. Se terminaron los abusos. Pero quedaron consecuencias de ello, como a la edad de 17 años aprendí a autosatisfacerme.

Desde que estaba en la escuela, recuerdo que había ciertas atracciones a algunas niñas, pero la verdad nunca lo tomé muy en serio.

Hasta cuando tuve 29 años conocí a una mujer por Internet y la llegué a conocer en persona, ahí comenzó otra parte de mi vida, me sentía amada, que le interesaba a alguien, protegida, se creó una gran dependencia, sufrí mucho en ese tiempo porque sabía que no estaba bien, porque mis bases cristianas estuvieron ahí siempre conmigo. Mi conciencia llegó a cauterizarse como dice la Palabra de Dios, ya no me importó nada por un tiempo, quien me viera, que dijeran, quien lo supiera porque vivía de sentimientos y emociones. No tenía Internet en casa, así es que cuando la tuve se intensificó esta relación, podíamos comunicarnos más seguido, muchas peleas, y de paso en mis tiempos a solas caí en pornografía. Así estuve por algunos años, pero ya se hacía imposible seguir viviendo así.

Yo sabía que así no quería terminar mis días; con una mujer, autosatisfaciéndome ni viendo pornografía. Determiné terminar esa relación malsana, me costó lágrimas mañana, tarde, noche y madrugada, noches sin dormir, días sin comer, renegando de todo. Pero yo misma le había pedido a Dios que me diera esa fortaleza para alejarme de ella y cuando lo entendí, las cosas cambiaron. Empecé a asistir a la iglesia, tengo amistades que me han ayudado por este medio de Internet, pero aún seguía practicando la autosatisfacción, intenté dejarlo por mi propia fuerza y no pude.

Me hablaron del Ministerio Libres en Cristo y del curso Puerta de Esperanza. A mis 33 años, yo decía que no lo necesitaba porque ya había avanzado bastante superando muchas cosas. Hasta que volví a satisfacer  los deseos de mi carne y supe que lo necesitaba. Empecé mi primer día, le di gracias a Dios por ello. Así conforme fui avanzando en las lecciones, Dios me iba mostrando en donde estaba fallando, me mostré tal cual era para que Dios y mi mentora, Laura Mejía, pudieran ayudarme como lo necesitara.

Estoy muy agradecida a Dios y a Laura. Sé que se puede ser libre si se confía plenamente en Dios, si uno es radical con el pecado y lo odia, si se está dispuesta a cambiar y a permitirle a Dios que haga la obra completa. Beber del agua Viva todos los días de nuestras vidas, esta es la Palabra de Dios. No poner excusas, ni rendirse cuando se presente la tentación. En ese momento es cuando más se debe buscar de Dios y pedir ayuda a quien te está ayudando en este curso.

Dios me ha llevado a saborear de su perdón, su amor, gracia, y misericordia. En este proceso muchas cosas han pasado, unas que han sido causa de dolor y otras de gozo por ver la mano de Dios obrando. Aun sigo en el proceso en las manos del alfarero, él me está dando la forma que es debida, la de una princesa de su Reino. Sigue moldeando mi carácter, mi feminidad y se lleva las impurezas que aun puedan quedar. Por obedecer a Dios me vienen bendiciones y en esta mi búsqueda diaria de mi santidad he visto a Dios mismo respaldándome, ayudándome a no satisfacer a mi carne. Lo que el enemigo quería usar para destrucción de mi vida, Dios lo tornó en bendición, así como David le cortó la cabeza al gigante Goliat con la espada que pensaba iba a matarlo, así mismo lo que he vivido lo estoy usando para ser testigo que Dios, es un Dios real. Que en con él todo es posible. Lo que Dios ha hecho conmigo, se que puede hacer contigo. A Dios sea la Gloria…! Dios te bendiga!

Lee otros testimonios similares en este enlace. Usa nuestros botones de facebook y twitter para compartirlos.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.