¿QUÉ ES LA APOLOGÉTICA?

¿QUÉ ES LA APOLOGÉTICA?

En el diccionario encontraremos seguramente algo parecido a esta definición: APOLOGÍA: (del lat. apología, y este del gr. apología) Discurso de palabra o por escrito, en defensa o alabanza de personas o cosas. Derivando de esa palabra, la APOLOGÉTICA (del lat. apologéticus, y este del gr. apologetikos) es la ciencia que se encarga de desarrollar o exponer los fundamentos de la fe Cristiana.¿Porqué es necesario un sitio apologético?

Consideramos que desde un sitio apologético proclamamos los fundamentos de la doctrina cristiana, la Verdad del Evangelio de la gracia de Dios. Lo hacemos desde un punto de vista profundo, basándonos directa y únicamente en las Sagradas Escrituras.

¿Porqué es necesario hacer esto? Ya lo dijo el apóstol Pablo a Timoteo:

«Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.»
(2° Timoteo 4:1-5)
Un ejemplo práctico:

No hace mucho he leído lo siguiente en un sitio de apologética católica:

«Hoy día, un montón de maestros han salido por las calles, Biblia en mano, a interpretársela a la gente por cuenta propia, en contra de todo lo que enseña la misma Biblia, por ejemplo cuando San Pedro advierte: «Pero ante todo tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia«(2 Pe. 1:20)  [énfasis son del original]

 

La Iglesia de Roma sostiene que «nadie puede entender a Dios leyendo solo la Biblia». Y, para peor, si uno pretende eso está «contradiciendo la voluntad de Dios».

Aquí es donde comienza la apologética cristiana, redarguyendo, exhortando, con toda paciencia y doctrina. No a través de humano conocimiento, sino gracias a revelación del Espíritu Santo de Dios.

Intentan argumentar que la misma Biblia afirma que nadie puede leerla y sacar sus propias conclusiones. Lo que sostienen es que hay un exclusivo grupo de hombres capacitados (¿ellos si?) para interpretar correctamente los designios de Dios, denominado Magisterio de Obispos de la Iglesia Católica.

Por tal motivo no alientan (esa es la realidad, más allá de lo que esté escrito en el Catecismo) a que los fieles católicos lean las Sagradas Escrituras. «Alguien» ya le dio la «interpretación correcta», la cual fue registrada en el Catecismo de la Iglesia Católica. Nadie puede dudar de la doctrina allí expresada. Solo obedecerla. (CIC N° 88)

Respuesta:

Pedro explica que nadie puede interpretar la profecía bíblica en forma privada, por cuenta propia, a través de razonamiento de ciencia humana, sino que es imprescindible la capacitación de nuestro espíritu a través del Espíritu Santo de Dios, que fue quién inspiró a los santos varones de la Biblia, utilizados para escribirlas. Para entender (discernir) el verdadero significado de dicho versículo, debemos terminar de leer a Pedro:

«…porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo»(2 Pe. 1:21)

Toda la Biblia enseña que es a través del Espíritu Santo de Dios por quien sus hijos reciben revelación, capacitación, discernimiento y sabiduría. Nuestra finita mente humana nunca podría interpretar correctamente lo que Dios Padre desea de sus hijos. Por mas ciencia, tecnología, computadora y seminario de teología. Indefectiblemente Padre e hijo redimido deben estar conectados por algo superior. «…Entonces [Jesús] les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras.»(Lucas 24:45)

El pacto de Dios es el siguiente: Cuando el hombre pecador acepta a Cristo como Señor de su vida y sinceramente se arrepiente de sus pecados y ruega Su perdón, la Persona del Espíritu Santo de Dios viene a morar en Su nuevo/a hijo/a. Él será su Abogado, Maestro y Consolador.

«…no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza…» (Efesios 1:16-19)

El apóstol Pablo es fiel reflejo de que el Evangelio que conoció no le fue revelado por ningún hombre (ni siquiera por ningún magisterio infalible). ¿Podrá el Espíritu capacitarnos?

«Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.» (Gálatas 1:11)

Por si queda alguna duda, tenemos la magnífica promesa del Señor Jesús:

«Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.» (Juan 14:25-26)

Podríamos ser mucho mas extensos en el tratamiento de este tema. Pero no es el fin de esta sección. La idea era mostrar someramente un caso práctico de apologética.

No estamos en contra del sincero creyente católico. Todo lo contrario. Lo amamos en el amor de Cristo, por quién también nuestro Redentor murió en la cruz. Pero estamos convencidos que NO ES AMOR retener la Verdad a quienes están en la oscuridad. Consideramos que equivocadamente confían en que las doctrinas de la Iglesia Romana los llevará a la salvación. Y eso NO ES lo que Dios dice en la Biblia.

En cambio, responsabilizamos de esta apostasía a la jerarquía eclesiástica Católica Apostólica Romana. Erróneamente esta Jerarquía denomina despectivamente nuestra predicación de la Verdad de Dios como «proselitismo religioso». Esta ironía es inexacta. El discípulo no necesita ganar almas para conseguir la Salvación. El discípulo de Cristo YA ES SALVO. No lo fue por obra humana, sino por gracia divina. Y quiere compartir con otras almas perdidas este regalo para vida eterna, por la sangre preciosa del Cordero de Dios: JESUCRISTO.

A través de la Apologética Cristiana pretendemos exponer y fundamentar, basándonos únicamente en las Sagradas Escrituras, el único y verdadero medio de reconciliación propuesto por Dios Padre para salvación eterna del alma: El Evangelio de Su Hijo Jesucristo.

Quiero aprovechar el cierre para expresar un concepto que considero sumamente importante: Hacer apologética significa PROCLAMAR la Verdad, no defenderla. La Verdad no necesita que nadie la defienda. Como acostumbraba declarar el estupendo siervo de Dios Charles Spurgeon, allá por el 1.800: «La verdad es como un león. ¿Quién ha oído decir jamás que sea necesario defender a
un león? Lo que hay que hacer es dejarlo suelto y se defenderá a sí mismo. Y así es también la
Palabra de Dios. Si empezamos a proclamarla se defenderá a sí misma…»

«Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.»(2° Timoteo  2:24-26)

Que Dios te bendiga

Escrito por Daniel Sapia


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