Como pastor, me gustaría hacer algunas observaciones que considero útiles para obtener una comprensión completa de este texto, el cual fue escrito por alguien que ya no se identifica como evangélico, y mucho menos como cristiano. Aquí está el texto:
Terapia de lunes: «Y DÍGAME, ¿QUÉ LO TRAE POR AQUÍ?»
«Solo vine a contarle que en todos estos años de peregrinar cristiano, he visto demasiado; más de lo que hubiese querido ver.
He visto a muchos cristianos hacer alarde de su matrimonio, pero que odian a su cónyuge y desean enviudar en secreto.
He visto mujeres que usan pantalones y blusas ajustadas y son muy decentes y temerosas de Dios; y he conocido mujeres tapadas, recatadas; murmurar de todo el mundo, sin piedad ni temor de Dios.
He visto gente del mundo amando a Dios a su manera, y he visto gente de Dios, amando al mundo en secreto. He visto a alguien sin futuro llegar muy lejos, y he visto a personas con muchos estudios teológicos, que no llegan a nada.
He visto al malo levantarse y cambiar de vida, y he visto gente buena que se cansa de fingir que es buena y empieza a hacer daño.
He visto a líderes denunciando a otros líderes, para tapar la propia lujuria que los consume en secreto, y perdiendo el respeto de su propia congregación.
He encontrado más gracia y favor entre algunos católicos, que entre muchos evangélicos, que con alegría, esperan ver arder a esos mismos católicos en el infierno.
He encontrado más códigos de lealtad entre los ateos, que en el propio ejército de los que dicen ser cristianos, pero rematan a sus propios soldados heridos. En pocas palabras: he visto demasiado, doctor»
Mi crítica: Como pastor, he estado tratando de entender lo que este autor ha escrito. Estoy de acuerdo con él en muchos aspectos. Aunque he pasado por todas estas situaciones y fácilmente podría convertirme en un «cristiano resentido», no puedo dejar de mencionar que, a pesar de todo, he visto buenos cristianos, hijos de Dios, que aman al Señor con todo su corazón y al prójimo, y que han sido ejemplos en mi vida. Por lo tanto, elijo seguir a Cristo y no a los hombres.
En resumen, aunque el texto señala algunas realidades preocupantes dentro de las iglesias cristianas, es fundamental recordar que nuestra fe no se basa en las fallas humanas, sino en la gracia y el amor de Dios. Debemos esforzarnos por vivir según los principios bíblicos y ser ejemplos de amor, perdón y gracia, incluso en medio de las dificultades y decepciones de la vida cristiana.
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