Versículos Bíblicos

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Daniel 4 - Biblia de Jerusalén 1998

La locura de Nabucodonosor

1. Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo y satisfecho en mi palacio,

2. cuando tuve un sueño que me asustó. Las pesadillas que tuve en mi lecho y las fantasías de mi mente me aterraron.

3. Entonces ordené que se presentaran ante mí todos los sabios de Babilonia, para que me dieran a conocer la interpretación del sueño.

4. Vinieron los magos, adivinos, astrólogos y hechiceros y yo les conté el sueño, pero no supieron darme su interpretación.

5. Por último se presentó ante mí Daniel, apodado Baltasar en honor de mi dios, que era hombre dotado de inspiración divina, y le conté el sueño:

6. "Baltasar, jefe de los magos, como sé que estás dotado de inspiración divina y que ningún misterio se te resiste, escucha el sueño que he tenido y dame su interpretación.

7. "Mientras estaba acostado, asaltaron mi mente estas visiones: "Había un árbol de gran altura en el centro de la tierra.

8. El árbol creció y se hizo corpulento, su altura llegaba al cielo y era visible desde los confines de la tierra.

9. Su ramaje era hermoso, y su fruto, abundante y tenía comida para todos; a su sombra se cobijaban las bestias del campo, en sus ramas anidaban las aves del cielo y alimentaba a todos los vivientes.

10. Mientras contemplaba en el lecho las visiones de mi cabeza, un vigilante santo bajó del cielo

11. y gritó con voz potente: "Abatid el árbol, cortad sus ramas, arrancad sus hojas, tirad sus frutos; que huyan las bestias de su sombra, y los pájaros de sus ramas.

12. Dejad solo en tierra el tocón con sus raíces, con cadenas de hierro y bronce entre los matojos del campo. Que lo empape el rocío del cielo y comparta con las bestias la hierba de la tierra.

13. Que se le quite su alma humana y se le dé un alma animal y viva así siete años.

14. Ésta es la sentencia dictada por los Vigilantes, la orden decretada por los Santos, para que reconozcan todos los vivientes que el Altísimo es el dueño de los reinos humanos: se los da a quien quiere y entroniza al más humilde de los hombres."

15. "Éste es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, he tenido. Tú, Baltasar, aclárame su interpretación, pues ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación; tú puedes hacerlo, ya que estás dotado de inspiración divina."

16. Entonces Daniel, apodado Baltasar, quedó un instante perplejo y aturdido por sus pensamientos. El rey le dijo: "Baltasar, no te asuste el sueño ni su interpretación." Respondió Baltasar: "¡Señor, que este sueño se refiera a tus enemigos y su interpretación a tus adversarios!

17. Ese árbol que viste crecer y hacerse corpulento, cuya altura llegaba al cielo y que era visible desde toda la tierra,

18. que tenía hermoso ramaje y fruto abundante, que tenía comida para todos, bajo cuya sombra se cobijaban las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo,

19. eres tú, oh rey, que te has hecho grande y poderoso, tu grandeza ha aumentado y ha llegado hasta el cielo, y tu soberanía se extiende hasta los confines de la tierra.

20. "En cuanto al vigilante santo que el rey vio bajar del cielo y decir: "Abatid el árbol, destruidlo, pero dejad en tierra el tocón con sus raíces, con cadenas de hierro y bronce, entre los matojos del campo; que lo empape el rocío del cielo y comparta la suerte con las bestias del campo y que viva así siete años",

21. ésta es su interpretación, majestad, y la decisión que el Altísimo ha tomado respecto a mi señor, el rey:

22. "Serás apartado de los hombres y vivirás con las bestias del campo; te darán de comer hierba, como a los toros, y quedarás empapado por el rocío del cielo; así vivirás durante siete años, hasta que reconozcas que el Altísimo es el dueño de los reinos humanos y que se los da a quien quiere.

23. "La orden de conservar el tocón y las raíces del árbol significa que tu reino se te devolverá cuando hayas reconocido que todo poder viene de Dios.

24. Por tanto, majestad, acepta mi consejo: expía tus pecados con obras de justicia y tus delitos socorriendo a los pobres, para que tu felicidad sea duradera."

25. Todo esto le sucedió al rey Nabucodonosor.

26. Al cabo de doce meses, estaba el rey paseándose por la terraza del palacio real de Babilonia,

27. e iba diciendo: "Ésta es la gran Babilonia que yo he convertido en residencia real con la fuerza de mi poder y en honor de mi majestad?"

28. Aún estaba hablando el rey, cuando una voz bajó del cielo: "¡Contigo hablo, rey Nabucodonosor! Se te ha quitado el reino.

29. Serás apartado de los hombres, vivirás con las bestias del campo; te darán de comer hierba, como a los toros, y así vivirás durante siete años, hasta que reconozcas que el Altísimo es el dueño de los reinos humanos, y que se los da a quien quiere."

30. Inmediatamente estas palabras se cumplieron en Nabucodonosor: fue apartado de los hombres, se alimentó de hierba como los bueyes, su cuerpo quedó empapado por el rocío del cielo y le salieron pelos como plumas de águila y uñas como las de las aves.

31. "Al cabo del tiempo fijado, yo, Nabucodonosor, levanté mis ojos al cielo y recobré la razón; entonces bendije al Altísimo, alabé y glorifiqué al que vive por siempre, su poder es eterno, y su reino perdura de edad en edad.

32. Nada cuentan ante él todos los habitantes de la tierra y hace lo que quiere con el ejército del cielo y con los habitantes de la tierra. No hay nadie que resista a su poder o le pida cuentas de lo que hace.

33. "En aquel momento recobré la razón y recuperé también majestad y esplendor, para gloria de mi reino; mis consejeros y mis magnates me reclamaron, se me restableció en el trono y se me dio un mayor poder.

34. Y ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, todos sus caminos, justos, y puede humillar a los que actúan con soberbia."

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