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Juan 5 - Biblia de nuestro Pueblo

El paralítico de Betesda

1. Sana al enfermo de la piscina cfr. Mt 9,1-8; Mc 2,1-12; Lc 5,17-26 Pasado algún tiempo, celebraban los judíos una fiesta, y Jesús subió a Jerusalén.

2. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de los Rebaños, una piscina llamada en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos.

3. Yacía en ellos una multitud de enfermos, ciegos, cojos y lisiados, que aguardaban a que se removiese el agua.

4. [[De vez en cuando bajaba el ángel del Señor a la piscina y agitaba el agua, y el primero que se metía apenas agitada el agua, se sanaba de cualquier enfermedad que padeciese.]]

5. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.

6. Jesús lo vio acostado y, sabiendo que llevaba así mucho tiempo, le dice: -¿Quieres sanarte?

7. Le contestó el enfermo: -Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando yo voy, otro se ha metido antes.

8. Le dice Jesús: -Levántate, toma tu camilla y camina.

9. Al instante aquel hombre quedó sano, tomó su camilla y empezó a caminar. Pero aquel día era sábado;

10. por lo cual los judíos dijeron al que se había sanado: -Hoy es sábado, no puedes transportar tu camilla.

11. Les contestó: -El que me sanó me dijo que tomara mi camilla y caminara.

12. Le preguntaron: -¿Quién te dijo que la tomaras y caminaras?

13. Pero el hombre sanado lo ignoraba, porque Jesús se había retirado de aquel lugar tan concurrido.

14. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: -Mira que has sanado. No vuelvas a pecar, no te vaya a suceder algo peor.

15. El hombre fue y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.

16. Por ese motivo perseguían los judíos a Jesús, por hacer tales cosas en sábado.

17. Pero [Jesús] les dijo: -Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo.

18. Por eso los judíos tenían aún más deseos de matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino además llamaba Padre suyo a Dios, igualándose a Él.

La autoridad del Hijo

19. Autoridad de Jesús Jesús tomó la palabra y les dijo: -Les aseguro: El Hijo no hace nada por su cuenta si no se lo ve hacer al Padre. Lo que aquél hace lo hace igualmente el Hijo.

20. Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace; y le mostrará obras más grandes aún para que ustedes queden maravillados.

21. Como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, del mismo modo el Hijo da vida a los que él quiere.

22. El Padre no juzga a nadie sino que encomienda al Hijo la tarea de juzgar,

23. para que todos honren al Hijo como honran al Padre. Quien no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió.

24. Les aseguro que quien oye mi palabra y cree en aquel que me ha enviado tiene vida eterna y no es sometido a juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

25. Les aseguro que se acerca la hora, ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.

26. Así como el Padre posee vida en sí, del mismo modo hace que el Hijo posea vida en sí;

27. y, puesto que es el Hijo del Hombre, le ha confiado el poder de juzgar.

28. No se extrañen de esto: llega la hora en que todos los que están en el sepulcro oirán su voz:

29. los que hicieron el bien resucitarán para vivir, los que hicieron el mal resucitarán para ser juzgados.

Testigos de Cristo

30. Yo no puedo hacer nada por mi cuenta; juzgo por lo que oigo, y mi sentencia es justa, porque no pretendo hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

31. El testimonio de Jesús Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido.

32. Otro atestigua a mi favor, y yo sé que su testimonio a mi favor es verdadero.

33. Ustedes enviaron una delegación a Juan y él dio testimonio de la verdad.

34. Y, aunque yo no me apoyo en testimonio humano, digo esto para la salvación de ustedes.

35. Él era una lámpara que ardía y alumbraba, y ustedes quisieron disfrutar un rato de su luz.

36. Yo tengo un testimonio más valioso que el de Juan: las obras que mi Padre me encargó hacer y que yo hago atestiguan de mí que el Padre me ha enviado.

37. También el Padre que me envió da testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz, ni han visto su rostro,

38. y su palabra no permanece en ustedes, porque al que él envió no le creen.

39. Estudian la Escritura pensando que encierra vida eterna, porque ella da testimonio de mí;

40. pero ustedes no quieren venir a mí para tener vida.

41. Yo no recibo honores de los hombres;

42. además yo sé que ustedes no poseen el amor de Dios.

43. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me reciben; si otro viniera en nombre propio, lo recibirían.

44. ¿Cómo pueden creer, si viven pendientes del honor que se dan unos a otros, en lugar de buscar el honor que sólo viene de Dios?

45. No piensen que seré yo el que los acuse ante el Padre; los acusará Moisés, en quien confían.

46. Porque si creyeran a Moisés, también creerían en mí, ya que él escribió acerca de mí.

47. Y si no creen lo que él escribió, ¿cómo creerán en mis palabras?