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1 Samuel 30 - Biblia Castilian 2003

David derrota a los amalecitas

1. Cuando David y sus hombres llegaron al tercer d a a Sicelag, ya los amalequitas hab an realizado una incursión contra el Negueb y contra Sicelag. Hab an expugnado Sicelag y la hab an incendiado.

2. Se hab an llevado llevado cautivas a las mujeres y a cuantos hab a en ella, grandes y peque os. No mataron a nadie, pero se los llevaron prisioneros y continuaron su camino.

3. Cuando David y los suyos llegaron a la ciudad se encontraron con que la ciudad estaba quemada y con que sus mujeres, hijos e hijas hab an sido llevados al cautiverio.

4. David y los que le acompa aban alzaron la voz y lloraron hasta más no poder.

5. También se llevaron cautivas a las dos mujeres de David, Ajinoán de Yizreel y Abigail, la que hab a sido esposa de Nabal de Carmelo.

6. David se vio entonces en un grave aprieto, porque la gente hablaba de lapidarlo, ya que todos estaban llenos de amargura por sus hijos e hijas. Pero David cobró ánimos en Yahveh, su Dios.

7. Dijo, pues, David al sacerdote Abiatar, hijo de Ajimélec: "Tráeme el efod ". Y Abiatar trajo el efod a David.

8. Consultó David a Yahveh diciendo: "¿Salgo en persecución de esta horda? ¿Le daré alcance?". Respondióle Yahveh: "Pers guela; que ciertamente les darás alcance y rescatarás a los cautivos".

9. Partió David con los seiscientos hombres que con él estaban y llegaron hasta el torrente Besor, donde se quedaron algunos.

10. David continuó la persecución con cuatrocientos hombres, porque doscientos se quedaron por estar demasiado fatigados para atravesar el torrente Besor.

11. Encontraron a un egipcio en el campo y se lo llevaron a David. Le dieron pan para comer y agua para beber.

12. Diéronle, además, un trozo de torta de higos secos y dos racimos de pasas. Comió y se reanimó, pues no hab a comido pan ni bebido agua desde hac a tres d as y tres noches.

13. Luego le preguntó David: "¿A quién perteneces tú y de dónde eres?". A lo que él respondió: "Soy un joven egipcio, siervo de un amalecita, y mi amo me abandonó hace tres d as porque ca enfermo.

14. Hab amos hecho una incursión por el Negueb de los quereteos, por el de Judá y por el de Caleb, y prendimos fuego a Sicelag".

15. Le dijo entonces David: "¿Quieres guiarme a donde está esa horda?". Respondió él: "Júrame por Dios que no me matarás ni me entregarás en manos de mi amo, y entonces yo te guiaré hasta donde está esa horda".

16. Los guió, y hallaron a los amalecitas diseminados por todo el campo, comiendo, bebiendo y celebrando fiesta por el gran bot n que hab an capturado en tierra de los filisteos y de Judá.

17. David los batió desde el alba hasta el atardecer de aquel d a. Ninguno de ellos se salvó, a excepción de cuatrocientos jóvenes, que montaron en camellos y huyeron.

18. Rescató David todo lo que se hab an llevado los amalecitas, y también recobró a sus dos mujeres.

19. Nada les faltó, ni cosa peque a ni grande, ni hijos ni hijas, nada del bot n ni de cuanto les hab an robado. Todo lo recuperó David.

20. También se apoderó David de todo el ganado menor y mayor de ellos, que fue llevado delante del propio reba o, diciendo: "Éste es el bot n de David".

21. Llegó David adonde estaban los doscientos hombres que, por hallarse demasiado fatigados, no hab an podido seguir a David y se hab an quedado en el torrente Besor. Éstos salieron al encuentro de David y de los que ven an con él. David se acercó a ellos y los saludó.

22. Entonces, todos los malos y perversos de entre los hombres que hab an acompa ado a David dijeron: "Puesto que no han venido con nosotros, no se les ha de dar nada del bot n que hemos rescatado, sino solamente a cada uno su mujer y sus hijos: que se los lleven y se vayan".

23. Pero David les dijo: "No obréis as, hermanos m os, con lo que Yahveh nos ha concedido, ya que él nos ha protegido y ha entregado en nuestras manos esa horda que hab a venido contra nosotros.

24. ¿Quién os escuchar a en este caso? Porque igual debe ser la parte del que va al combate y la del que se queda al cuidado del bagaje: ambos deben participar por igual".

25. Desde aquel d a en adelante, él impuso esto como ley y norma en Israel hasta el d a de hoy.

26. Cuando llegó David a Sicelag, envió parte del bot n a sus compa eros, los ancianos de Judá, con este mensaje: "Ah tenéis un presente procedente del bot n de los enemigos de Yahveh".

27. Lo envió a los de Betul, a los de Ramot del Negueb, a los de Yatir,

28. a los de Aroer, a los de Sifmot, a los de Estemoa,

29. a los de Racal, a los de las ciudades de los yerajmeelitas, a los de las ciudades de los quenitas,

30. a los de Jormá, a los de Borasán, a los de Atac,

31. a los de Hebrón, y a todos los lugares por donde David y los suyos hab an pasado.