Lucas 4 - Biblia Castilian 2003Tentación de Jesús1. Jesús, lleno de Esp ritu Santo, regresó del Jordán; y bajo la acción del Esp ritu era llevado por el desierto 2. durante cuarenta d as, donde fue tentado por el diablo. No comió nada en aquellos d as, pasados los cuales tuvo hambre. 3. D jole entonces el diablo: "Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan". 4. Pero Jesús le contestó: "Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre". 5. Y llevándolo a una altura, le mostró en un momento todos los reinos del mundo. 6. Y le dijo el diablo: "Te daré todo este poder o y el esplendor de estos reinos, porque me ha sido entregado y se lo doy a quien yo quiera. 7. Si te postras delante de m, todo eso será tuyo". 8. Pero Jesús le respondió: "Escrito está: Adorarás al Se or tu Dios y a él solo darás culto". 9. Lo llevó luego a Jerusalén, lo puso sobre el alero del templo y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, t rate de aqu abajo; 10. pues escrito está: Mandará a sus ángeles para que te guarden; 11. y también: Te llevarán en palmas, para que no tropiece tu pie con una piedra". 12. Pero Jesús le respondió: "Está dicho: No tentarás al Se or tu Dios". 13. Y acabadas todas las tentaciones, el diablo se alejó de él hasta un tiempo se alado. Jesús principia su ministerio14. Por la fuerza del Esp ritu, volvió Jesús a Galilea; y las noticias sobre él se difundieron por toda la región. 15. Ense aba en sus sinagogas, con gran aplauso por parte de todos. Jesús en Nazaret16. Llegó a Nazaret, donde se hab a criado, y, según lo ten a por costumbre, entró en la sinagoga el d a de sábado y se levantó a leer. 17. Le entregaron el libro del profeta Isa as; lo abrió y encontró el pasaje en que estaba escrito: 18. El esp ritu del Se or está sobre m, porque me ha ungido para anunciar la buena nueva a los pobres; me ha enviado a proclamar a los cautivos libertad y recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos, 19. para proclamar el a o de gracia del Se or. 20. Enrolló luego el libro, lo entregó al ayudante y se sentó. En la sinagoga, todos ten an los ojos clavados en él. 21. Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acabáis de escuchar". 22. Y todos se manifestaban en su favor y se maravillaban de las palabras llenas de gracia salidas de su boca; y dec an: "¿Pero no es éste el hijo de José?". 23. Entonces él les dijo: "Seguramente me diréis este proverbio: "Médico, cúrate a ti mismo; haz también aqu, en tu tierra, todo lo que hemos o do que hiciste en Cafarnaún"". 24. Y a adió: "Os lo aseguro: ningún profeta es bien acogido en su tierra. 25. Os digo de verdad: muchas viudas hab a en Israel en tiempos de El as, cuando el cielo se cerró a la lluvia durante tres a os y seis meses, de suerte que sobrevino una gran hambre por toda la región; 26. pero a ninguna de ellas fue enviado El as, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. 27. Y muchos leprosos hab a en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". 28. Cuando oyeron esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de indignación; 29. se levantaron, lo sacaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta un precipicio de la colina sobre la que estaba edificada su ciudad, con intención de despe arlo. 30. Pero él se abrió paso entre ellos y se fue. Un hombre que tenía un espíritu inmundo31. Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea. Los sábados se pon a a ense arles 32. y se quedaban atónitos de su manera de ense ar, porque su palabra estaba revestida de autoridad. 33. Hab a en la sinagoga un hombre que ten a esp ritu de demonio impuro y que comenzó a gritar a grandes voces: 34. "¡Vaya! ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Yo sé bien quién eres: ¡el Santo de Dios!". 35. Pero Jesús le increpó: "Enmudece y sal de este hombre". Entonces el demonio, echándolo por tierra delante de ellos, salió de él, sin haberle causado da o alguno. 36. Todos quedaron llenos de estupor y lo comentaban unos con otros, diciendo: "¿Qué palabra es ésta, que manda con autoridad y fuerza a los esp ritus impuros, y salen?". 37. Y su fama se extend a por todos los lugares de la comarca. Jesús sana a la suegra de Pedro38. Salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón se encontraba atacada de una gran fiebre y le suplicaron por ella. 39. Inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre y ésta desapareció. Inmediatamente ella se levantó y se puso a servirles. Muchos sanados al ponerse el sol40. A la ca da del sol, todos los que ten an enfermos de diversas dolencias se los llevaron a él; él les iba imponiendo las manos uno por uno y los curaba. 41. También los demonios sal an de muchos, gritando: "Tú eres el Hijo de Dios". Pero él les increpaba y no les permit a decirlo, porque sab an que él era el Cristo. Jesús recorre Galilea predicando42. Al amanecer, salió y se fue a un lugar desierto. Las multitudes lo andaban buscando; llegaron hasta él e intentaban retenerlo, para que no se alejara de ellos. 43. Pero él les dijo: "También a otras ciudades tengo que anunciar el evangelio del reino de Dios, pues para esto he sido enviado". 44. E iba predicando por las sinagogas de Judea. |