Juan 2 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

Las bodas de Caná

1. Tres días después tuvo lugar una boda en Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba invitada a la boda,

2. y lo estaban también Jesús y sus discípulos.

3. En medio de la fiesta se terminó el vino, y la madre de Jesús se lo hizo saber a su hijo: - No les queda vino.

4. Jesús le respondió: - ¡Mujer! No te metas en mis cosas; mi hora no ha llegado todavía.

5. Pero ella dijo a los que estaban sirviendo: - Haced lo que él os diga.

6. Había allí seis tinajas de piedra, de las que utilizaban los judíos para sus ritos purificatorios, de unos cien litros cada una.

7. Jesús dijo a los que servían: - Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.

8. Una vez llenas, Jesús les dijo: - Sacad ahora un poco y llevádselo al que preside la mesa. Ellos cumplieron la indicación de Jesús.

9. El presidente de la mesa probó el nuevo vino, sin saber su procedencia (sólo lo sabían los sirvientes que lo habían sacado), y, sorprendido por su calidad, llamó al novio y le dijo:

10. - Todo el mundo sirve al principio el vino de mejor calidad, y, cuando y los invitados han bebido en abundancia, se saca el corriente. Tú, en cambio has reservado el mejor vino para última hora.

11. Esto sucedió en Caná de Galilea. Fue el primer milagro realizado por Jesús. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

12. Después de esto Jesús bajó a Cafarnaún acompañado por su madre, sus hermanos y sus discípulos. Y permanecieron allí unos cuantos días.

Jesús purifica el templo

13. Como ya estaba próxima la fiesta judía de Pascua, Jesús fue a Jerusalén.

14. Encontró el templo lleno de gente que vendía bueyes, ovejas y palomas, y de cambistas de monedas sentados detrás de sus mesas.

15. Al ver este espectáculo, hizo un látigo con cuerdas, y echó fuera del templo a todos, con sus ovejas y sus bueyes. Tiró también al suelo las monedas de los cambistas y volcó sus mesas.

16. Y a los vendedores de palomas, les dijo: - Quitad esto de aquí. No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.

17. Sus discípulos se acordaron de aquellas palabras de la Escritura: El celo por tu casa me consumirá.

18. Los judíos, por su parte, le salieron al paso y le preguntaron: - ¿Qué señal nos das como prueba de que tienes autoridad para hacer esto?

19. Jesús contestó: - Destruid este templo, y en tres días yo lo levantaré de nuevo.

20. Los judíos le replicaron: - Cuarenta y seis costó construir este templo, ¿y tú lo piensas reconstruir en tres días?

21. Pero el templo de que hablaba Jesús era su propio cuerpo.

22. Por eso, cuando resucitó, los discípulos recordaron lo que había dicho aquel día, y creyeron en la Escritura y en las palabras que él había pronunciado.

Jesús conoce a todos los hombres

23. Mientras Jesús permaneció en Jerusalén durante la fiesta de Pascua, fueron muchos los que vieron los milagros que hacía, y creyeron en él.

24. Pero Jesús no las tenía todas consigo, pues los conocía a todos perfectamente.

25. Como tampoco necesitaba que nadie le informara sobre nadie, conociendo como conocía la intimidad de cada hombre.