Versículos Bíblicos

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1 Reyes 3 - Reina Valera 1865

Salomón se casa con la hija de Faraón

1. Y SALOMÓN hizo parentesco con Faraón rey de Egipto, porque tomó por mujer la hija de Faraón, y trájola en la ciudad de David, entre tanto que acababa de edificar su casa, y la casa de Jehová, y los muros de Jerusalem al derredor.

2. Hasta entónces el pueblo sacrificaba en los altos; porque aun no había casa edificada al nombre de Jehová haste aquellos tiempos.

Salomón pide sabiduría

3. Mas Salomón amó a Jehová andando en la institución de su padre David, solamente sacrificaba, y quemaba olores en altos.

4. E iba el rey a Gabaón, porque aquel era el alto principal, y sacrificaba allí: mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar.

5. Y aparecióse Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y dijo Dios: Pide lo que quisieres, que yo te dé.

6. Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, de la manera que él anduvo delante de tí con verdad, con justicia, y con rectitud de corazón para contigo: y tú le has guardado esta tu grande misericordia, que le diste un hijo que se asentase en su trono, como parece en este día.

7. Ahora pues, Jehová Dios mío, tú has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre: y yo soy mozo pequeño, que ni sé entrar, ni salir:

8. Y tu siervo está en medio de tu pueblo, al cual tú elegiste: un pueblo grande, que ni se puede contar, ni numerar por su multitud.

9. Dá pues a tu siervo corazón dócil para juzgar a tu pueblo: para entender entre lo bueno y lo malo: porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?

10. Y agradó delante de Adonaí, que Salomón pidiese esto.

11. Y díjole Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para tí muchos dias, ni pediste para tí riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, mas demandaste para tí inteligencia para oir juicio:

12. He aquí, yo lo he hecho conforme a tus palabras: he aquí que yo te he dado corazón sabio y entendido tanto, que no haya habido ántes de tí otro como tú, ni después de tí se levante otro como tú.

13. Y aun también las cosas que no pediste, te he dado: riquezas y gloria, que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus dias.

14. Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como tu padre David anduvo, yo alargaré tus dias.

15. Y como Salomón despertó, vió que era sueño: y vino a Jerusalem, y presentóse delante del arca del concierto de Jehová, y sacrificó holocaustos, e hizo pacíficos: e hizo banquete a todos sus siervos.

Sabiduría y prosperidad de Salomón

16. En aquella sazón vinieron dos mujeres rameras al rey, y presentáronse delante de él.

17. Y dijo la una mujer: ¡Ay! señor mío, yo y esta mujer morábamos en una misma casa: y yo parí en casa con ella.

18. Y aconteció, que al tercero día después que yo parí, esta parió también: y morábamos nosotras ámbas, que ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en una casa.

19. Y una noche el hijo de este mujer murió, porque ella se acostó sobre él.

20. Y esta se levantó a media noche, y tomóme mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y púsole a su lado, y púsome a mi lado su hijo muerto.

21. Y como yo me levanté por la mañana para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto. Y yo le miré por la mañana, y, he aquí que no era mi hijo, que yo había parido.

22. Entónces la otra mujer dijo: No: mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No: tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Y de esta manera hablaban delante del rey.

23. El rey entónces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive.

24. Entónces dijo el rey: Traédme una espada: y trajeron al rey una espada.

25. Y el rey dijo: Partíd por medio el niño vivo, y dad la mitád a la una, y la otra mitad a la otra.

26. Entónces aquella mujer cuyo era el hijo vivo, dijo al rey (porque sus entrañas se le encendieron por su hijo, y dijo:) ¡Ay! señor mío, dad a esta el niño vivo, no le matéis. Y la otra dijo: Ni a mí, ni a tí, sino partídle.

27. Entónces el rey respondió, y dijo: Dad a esta el hijo vivo, y no le matéis: ella es su madre.

28. Y todo Israel oyó aquel juicio, que había juzgado el rey, y hubieron temor del rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.